Ella te hace sonreír

308 25 0
                                    

Al llevar tanto tiempo contigo, Lisa siempre parece saber cuándo no te encuentras bien. Tanto si es porque estás enferma como si estás decaída o simplemente tu día no ha sido bueno, ella lo capta todo muy rápidamente.

Hoy ha sido uno de esos días. Parecías triste, pero ella no sabía por qué. Se ha pasado los últimos minutos contigo en brazos, intentando que le dijeras qué te pasaba. Pero seguías con el ceño fruncido y ella seguía sintiendo un dolor en el corazón al verte tan decaído.

—¿Estás bien?

Inclinaste la cabeza hacia atrás, sobre su hombro, enviándole una sonrisa que ella vio de inmediato mientras asentías con la cabeza.

—No, no lo estás. ¿Necesitas un poco de ánimo?—. Sonrió, dejando que sus pulgares rozaran tus mejillas. Cuando asentiste con la cabeza, te rodeó con los brazos y te subió a su regazo. Sujetó tus mejillas con las palmas de sus manos y viste el brillo en sus ojos, uno que te decía que no iba a rendirse hasta que sonrieras—. Cierra los ojos, preciosa—. Ella dijo y tu frunciste un poco las cejas pero hiciste lo que ella dijo. Sentiste sus suaves labios golpear los tuyos e instintivamente fuiste a enredar tus manos en su cabello. Pero justo cuando lo hacías, ella se apartó del beso y sus manos pasaron de tus mejillas a tu espalda.

Abriste los ojos de golpe cuando las yemas de sus dedos se dirigieron a tus costados y te sonrió con satisfacción, apretándote más para que no pudieras apartarte mientras empezaba a hacerte cosquillas. Te retorciste en sus brazos. Chillidos y risitas salieron de tus labios y todo lo que Lisa podía hacer era reírse.

—¡No, Lisa!—. Te reíste y de alguna manera conseguiste zafarte de su agarre, sólo para que ella te empujara de espaldas. Se cernió sobre ti. Finalmente, pudo ver la felicidad nadando en tus ojos, como ella había estado esperando ver todo el día.

—¡Para!—. Te reíste.

—¿Qué dices?—. Se burló.

—¿Que te amo?

Se detuvo y dejó caer su frente sobre tu hombro. —En realidad estaba pensando en "por favor", pero me gusta mucho más la tuya—. Te apartó el pelo de la cara y se inclinó para darte un beso. —Yo también te amo. Me encanta ver tu preciosa sonrisa.

Su pulgar rozó tu labio inferior y te hizo soltar una risita.

—Y esa risita. Es tan bonita. Me da un vuelco el corazón.

Un rubor cubrió tus mejillas y te encontraste tirando de ella para darle otro beso, que se convirtió en más de uno.

Un momento o dos después, sin aliento pero sonriendo, te retiraste, agradeciendo al universo por tu novia que siempre te hacía sonreír, sin importar tu estado de ánimo.

—Gracias por animarme. Eres increíble.

A Lisa se le iluminaron los ojos. Estaba tan contenta de que realmente te había animado. Tu ceño completamente fruncido, ahora reemplazado por la sonrisa que ella adoraba tanto.

—Siempre, T/n. Para eso estoy aquí. Te quiero mucho.

Lisa Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora