Intentas colar un gatito

382 31 0
                                    

No pudiste evitar sonreír cuando entraste y lo primero que oíste fue a Lisa tarareando una canción que tenía metida en la cabeza desde hacía uno o dos días. Estaba lavando su plato sucio en el fregadero, pero cuando oyó que la puerta se cerraba detrás de ti, cerró el grifo y te dedicó esa hermosa sonrisa suya.

Le devolviste la sonrisa con la misma alegría. Te abrigaste más con el jersey y miraste hacia la escalera. Por alguna razón, parecía que estaba más lejos de lo habitual.

—¡Te extrañe hoy! —. Ella soltó una risita e intentó abrazarte cuando estuviste lo suficientemente cerca, pero te apartaste antes de que pudiera. —¿Qué pasa?—. Preguntó preocupada.

Te miraste el pecho. Dentro del jersey que te habías puesto antes de llegar a casa, el gatito que habías acurrucado contra tu pecho empezaba a moverse. Curioso por el nuevo ambiente y deseoso de explorar.

—Nada—. Dijiste rápidamente. Esperabas que te creyera y poder subir al gatito a escondidas, pero de repente se oyó un sonido que las tomó  a las dos por sorpresa; un pequeño maullido que sonó desde el interior de tu jersey.

—¿Qué fue qué?—. Preguntó curiosa mientras miraba a su alrededor.

—Nada—. Trataste de decir, pero se escuchó otro pequeño maullido, y esta vez era obvio que provenía del interior de tu suéter.

—T/n-

El pequeño gatito asomó la cabeza a través de tu jersey. Unos cuantos maullidos más resonaron por la habitación y Lisa no pudo evitar soltar una risita y enamorarse del peludo animal.

—¡Qué precioso!—. Arrulló mientras sacaba con cuidado al gatito de tu jersey y lo ponía en sus brazos. No pudo evitar fijarse en lo pequeño que era—. ¿T/n? ¿Dónde los encontraste?

Empezaste a acariciar al gatito. La forma en que comenzó a ronronear al sentir tu tacto hizo que tu corazón se hinchara.

—Lo encontré de camino a casa. Al principio pensé que quizá era de alguien, pero no había nadie. Nadie lo buscaba, nadie lo llamaba. Además, es muy pequeño—. Miraste al pequeño animal en brazos de tu novia. —Lisa, ¿podemos quedárnosla, por favor? Creo que puede haber sido abandonada. Necesita un hogar y uno bueno.

Lisa miró entre tú y el gatito que tenía en brazos. Era realmente adorable. Se frotaba contra ella y ronroneaba mientras sus dedos peinaban su pelaje esponjoso. Era adorable. La miraba fijamente con sus preciosos ojos azules. No podía creer lo precioso que era.

Y, mirándote a ti, sabía que no ibas a aceptar un no por respuesta. Siempre eres tan perseverante y el pequeño gatito deseaba un buen hogar rodeado de mucho amor y un lugar para correr y jugar.

—De acuerdo. Nos lo quedamos.

Su corazón se sintió tan lleno cuando le rodeaste con tus brazos. Chillando emocionada mientras acariciabas de nuevo al adorable animal.

—¿Oyes eso? Ahora tienes un buen hogar para siempre—. Sonreíste feliz, queriendo ya al animalito.

Dejando caer tu mejilla sobre su hombro, ya la estabas mirando cuando Lisa te miró. —Gracias.

—Eres weclome. Hacemos un buen equipo, cariño. La cuidaremos muy bien, juntas.

Lisa Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora