Ella se va de gira

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Nunca te imaginaste este día así: viendo a tu novia recoger sus cosas mientras tú mirabas obsesivamente la hora en tu teléfono con una sensación de hundimiento cada vez que veías que se hacía más tarde y que su transporte al aeropuerto llegaría pronto.

Siempre pensaste que irías con ella. Pero tu trabajo se interpuso y pronto te diste cuenta de que acompañarla a ella y a las chicas no era una opción.

La oíste subir la cremallera de su maleta y soltaste un suspiro tembloroso, dándote cuenta de que era lo último que tenía que hacer antes de irse.

—¿Lo tienes todo?—. Ella se dio la vuelta, asintiendo con una sonrisa triste. Podías ver la tristeza en sus ojos y sabías que ella podía ver lo mismo en los tuyos.

Sin mediar palabra, te acercaste a ella y la abrazaste fuerte. Ella suspiró pesadamente, apretando su agarre a tu alrededor como si tuviera miedo de dejarte ir.

—Te voy a echar mucho de menos—. Murmuró y te besó en la cabeza.

Cuando levantaste la vista, sus labios estaban muy cerca de los tuyos. Cerraste la brecha, robando tantos besos como pudiste. Sabías que no volverías a hacer esto en un par de meses, así que querías disfrutarlo al máximo.

Te apartaste, jugueteando con la tela de la sudadera que llevaba puesta. Al hundir la cara en ella, sobre todo para ocultarle las lágrimas, te diste cuenta de que olía a ella. Lisa retrocedió y se la quitó, dejando al descubierto la camiseta que llevaba debajo.

Te la puso por la cabeza y sonrió por lo hermosa que te veias.

—Estás adorable—. Dijo con una pequeña sonrisa, enganchando sus dedos bajo tu barbilla para acercarte y darte otro beso.

Pero el terrible sonido del claxon de un coche las interrumpió.

Las dos bajaron la cabeza y soltaron tristes suspiros. La frente de Lisa rozó la tuya y tú levantaste la barbilla, clavando los ojos en sus tristes ojos marrones.

—Volveré antes de que te des cuenta—. Susurró mirándote a los ojos.

—Te amo. Te vas a divertir mucho. Sé que lo vas a hacer genial—. Le dijiste.

—Te quiero—. Dijo ella y te besó una vez más antes de tomar su bolso y bajar las escaleras, con la mano aún entrelazada con la tuya porque se negaba a soltarte hasta que no tuvo más remedio.

Y tristemente, ese momento llegó mucho antes de lo que ambas deseaban. La puso en la puerta, pero antes de salir se dio la vuelta y te robó un último beso; uno largo y apasionado.

Te besó en la mejilla y te apretó la mano.

—Hasta pronto. Te llamaré todas las noches. Te amo—. Dijo mientras se metía en el coche y se despedía de ti con la mano mientras se alejaba, llevándose al amor de tu vida lejos de ti durante los próximos dos meses.

Sólo esperabas que el tiempo pasara rápido porque sólo se ha ido un par de minutos y ya quieres que vuelva.

Lisa Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora