A pesar de tu horrible día de trabajo, seguías queriendo cumplir la promesa de tu noche de cine con Lisa. Últimamente está más ocupada que de costumbre, así que tu tiempo con ella es escaso y no querías perder ni un solo momento con ella, por muy cansada que estés.
Ella había puesto una película para las dos. Pero tus ojos estaban tan pesados que apenas podías reconocer nada. No ayudaba que ella jugara con tu cabello, que era solo otra forma de adormecerte cuando estabas cansada.
Tarareaste mientras ella se inclinaba para besar tu cabeza. Ella se inclinó y vio las ojeras bajo tus ojos. Con lo mucho y lo duro que trabaja, no es ajena a ellas. No pudo evitar reírse de cómo intentabas desesperadamente mantener los ojos abiertos, pero se dio cuenta de que estabas perdiendo rápidamente la batalla.
-Si estás cansada, puedes irte a dormir. No pasa nada, T/n, de verdad.
Negaste con la cabeza y alcanzaste su mano que descansaba en tu muslo.
-No. Quiero estar despierta. Quiero ver esto contigo-. Murmuraste. Sin embargo, tus ojos ya se estaban cerrando y te estaba costando encontrar la fuerza para abrirlos.
-Lo sé. Pero tendremos otro día para pasar juntas muy pronto. Sé que has tenido un día duro, así que quiero que duermas. Te lo mereces-. Suspiraste con fuerza y echaste la cabeza hacia atrás para mirarla fijamente. -Voy a seguir aquí. No te preocupes, está bien. No me iré a ninguna parte.
Ella pasó el pulgar por tu frente y tus ojos se cerraron una vez mas. Y esta vez, ni siquiera intentaste abrirlos. Sólo suspiraste y te pusiste un poco más cómoda con la cabeza en su regazo y las piernas extendidas en el sofá.
Sentiste que te tapaban con una manta y que te daban un beso en la frente.
-Te amo. Dulces sueños-. Lisa susurró contra tu piel y observó atentamente cómo tu respiración se estabilizaba y te dormías lenta y cómodamente en su regazo y en su abrazo.
