Broma de chupetón

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Tu pulso comenzó a acelerarse cuando escuchó el auto detenerse en el camino de entrada, seguido por el portazo. Te asomaste por la ventana y tu corazón dio un vuelco cuando viste a Lisa corriendo emocionada hacia la puerta de tu casa.

Por lo general, corrías allí y la abrazabas. Después de todo, se ha ido durante los últimos dos meses y la has echado de menos como una loca.

Pero tus amigos te habían desafiado a hacerle una pequeña broma y ahora parecía el mejor momento ya que finalmente regresaba a casa después de estar fuera por tanto tiempo.

Escuchaste que la puerta principal se abría y un chillido de emoción salió de los labios de tu novia cuando te vio. Te volviste para mirarla y la viste quitarse la chaqueta y quitarse los zapatos.

—¡Bebé, te extrañé!—. Ella chilló feliz y corrió hacia ti. Te abrazó con fuerza, tarareando mientras apoyaba la mejilla en tu hombro y respiraba tu olor familiar. —Ha pasado demasiado tiempo desde que pude abrazarte—.  Comenzó a decir, levantando lentamente la cabeza y abriendo los ojos. Su mirada se posó en la suave piel de tu cuello. Estaba lista para inclinarse y dejar algunos besos en tu delicada piel, pero algo llamó su atención e hizo que su corazón se hundiera.

—¿T/n?

Tarareaste, tratando de ignorar el sentimiento de ansiedad que se acumulaba en tu pecho.

—¿Qué es eso?

Separaste los labios pero te detuviste cuando viste la expresión de asombro en su rostro. Sus ojos eran difíciles de leer al principio; una mirada de sorpresa seguida de ira y luego... tristeza.

—¡¿Eso es un chupetón?!

—N-no sé de lo que estás hablando

—Como el infierno que no lo haces—. Ella habló mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. —No me mientas, T/n. Solo dime la verdad. ¡Sé cómo se ve un chupetón y ese es un chupetón en tu cuello!

Te mordiste el labio, sintiéndote repentinamente arrepentida por escuchar a tus amigos y hacer esta estúpida broma.

Estabas a punto de confesarte. Separando los labios, tenías las palabras justo en la punta de la lengua.

Pero ella te interrumpió.

—T/n, si no te quedas aquí y me dices la verdad en este mismo momento, saldré por esa puerta y nunca regresaré. No quiero escuchar excusas. Dime la verdad. o he terminado. Lo digo en serio.

Tu corazón latía con fuerza en tu pecho, una ola de ansiedad te invadía. Ella estaba enojada en serio. La mirada en sus ojos te lo decía.

—Espera—. Te pateaste, tirando de tu cabello. —La última vez que escucho a mis amigos.

Lisa frunció el ceño confundida y se dispuso a hablar, pero la tomó por sorpresa el agua que corría en el fregadero y tú salpicándote la piel.

Te diste la vuelta y al instante ella estaba mirando tu cuello y su expresión se suavizó cuando vio que el chupetón había desaparecido.

—T/n.

—Fue una broma—. Te confesaste rápido. —Una estúpida, además.

Ella asintió, luego se rió y comenzó a caminar hacia ti.

—Perdón.

—Me asustaste muchísimo—. Ella acarició tu mejilla suavemente antes de depositar un beso en tu piel.

—Espero que sepas que nunca te haría eso. Te amo demasiado como para hacerte algo así de verdad.

Ella te hizo callar suavemente y se inclinó para besarte los labios.

—Está bien, cariño. Confío en ti.

—Entonces... ¿se olvidó?

—Oh, yo no diría eso... niña.

Se te cortó la respiración por el nombre cariñoso y la sensación de su cálido aliento en tu cuello.

—No más chupetones falsos nunca más, t/n...—. Susurró y comenzó a besarte el cuello. Echaste la cabeza hacia atrás mientras suaves suspiros comenzaban a salir de tus labios y tus ojos se cerraban. —Esas marcas solo van a ser reales.

Solo asentiste apresuradamente y te dejaste derretir en sus ardientes besos, esperando que nunca dejaran de caer sobre tu piel.

Lisa Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora