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No hacen falta más disculpas

Miro hacia atrás, mis padres agitando las manos en el aire y sonriendo.
Desde que he venido a visitarlos, no he notado ni una sola lágrima en las despedidas, saben que me verán de nuevo y eso me reconforta.
Sonrío por última vez y me permito guiar por las escaleras eléctricas.

Minutos más tarde de haber despegado mi avión, observo a través de la ventana, el cielo cerúleo y las nubes blancas en cirrocúmulos.
Busco mis audífonos y al colocarlos cierro los ojos. El suave sonido queda suspendido ante la imagen que surge en mi mente.
Su piel canela brillando bajo el fulgor del sol, sus profundos ojos negros, observándome vigorosamente.
Gian. Tenemos 3 años de relación, nos conocimos en la universidad, él pertenece a la facultad de economía, y yo, diseño de modas, ambos cursando el último año.
Él no sabe que llegaré pronto, aunque vivimos en departamentos separados, tengo su llave y planeo sorprenderlo.

Luego de treinta minutos de vuelo, llego a Londres. Al cruzar el exterior del aeropuerto, llamo a un taxi, el chófer guarda mi equipaje en el maletero y seguido me abre la puerta.

Al llegar al departamento, bajo del coche y sujeto las maletas. Pongo un pie en el porche y tomo la llave de mi bolsillo.
Entro sigilosamente y situo las cosas en un sofá beige, junto a la puerta.

Atravieso la sala, recorro el pasillo y giro a la izquierda. La emoción que se apoderaba de mí, se detiene, abriendo paso al escepticismo.

Una risa resuena en la habitación y no es de Gian, es de una chica. Creo posibles respuestas a esto hasta que su risa se une a la de ella, en perfecto unísono.

Me niego a derramar lágrimas, respiro y extiendo la mano temblorosa hacia el pomo. Lo giro sin hacer ni un ruido y empujo la puerta.

-¿Beth? -ambos se sobresaltan y ella se oculta con la manta blanca.

-Prima ¿No venías dentro de unos días?- Gian se coloca, por lo que veo el bóxer, bajo la manta y se pone de pie.

-Te lo explicaré, por fav...

-De acuerdo. -corto sus palabras. Abre los ojos sosprendido y lleva una mano a sus negros rizos.

-Tú... Tú... -balbucea- Tú no estabas y yo, yo tenía que resolver eso.

-Entiendo.

-¿De verdad? ¿Me entiendes?

-Entiendo que eres un idiota y tú- señalo a Beth quien mira la escena con una leve sonrisa en los labios.- Olvídalo, te lo regalo.

Ubico la llave en una mesita de noche y les doy la espalda.
Al llegar a la sala, toman mi muñeca y me giran.

-Lo siento, Nyx.

-Yo también lo siento Gian, dejaste entrar a alguien más, sabiendo que el espacio ya estaba ocupado.

Libera mi muñeca, tomo mi equipaje y cruzo el umbral. La fría lluvia es quien me recibe, inicio a correr, no lejos de aquí se encuentra mi departamento.
Giro en una esquina y siento el golpe en mi cara. No me tomo el tiempo de levantar mi rostro, solo agarro las maletas y hecho a correr.

-¡Lo siento! -exclama el chico.

-¡No hacen falta más disculpas! -grito.- suficiente por hoy. -pronuncio para mi.

Abro la puerta de mi departamento al llegar y me tumbo en el grande sofá gris.
Dejo escapar las lágrimas y sin energías de ir a mi habitación, elijo dormir aquí.



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Holaa, espero les haya gustado este primer capítulo.
Sigan leyendo.
Xoxoxo.

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