16

8 1 0
                                    

Incertidumbre

Nyx

Cada segundo que transcurría me demostraba lo equivocada que estaba al pensar que mi decepción había desaparecido.
Venus ha permanecido en silencio desde que subí al auto, lo cual me provoca querer saltar del vehículo y rodar cuesta abajo.
Me aferro a mi cartera, como si fuera alguna clase de escudo que me protege de sentir pesadumbre y me concentro en mi respiración.

Luego de observar a mi jefe en repetidas ocasiones y, no obtener lo mismo de su parte, hastiada, decido mirar a través del cristal; empañado por el inicio de una leve llovizna.

El exceso de gotas no me permiten ver el panorama, así que, en una rápida búsqueda hallo un pañuelo al lado del mando de cambios. Extiendo la mano para tomarlo pero, al parecer Venus tuvo la misma idea. Nuestras manos apenas se rozan porque él enseguida retrocede.

-Lo siento, tómalo tú. -dicto.

Sus ojos se encuentran con los míos por leves segundos, disminuye la aceleración, sujeta el pañuelo y, aún mirando a la carretera, se inclina hacia mí y arrastra el pañuelo por el vidrio. Lo deja en el mismo sitio al terminar y retoma la velocidad.

<¿Por qué sigue haciendo estas cosas por mí, si me ignora?>

Quisiera volver a preguntarle por su comportamiento pero, no quiero insistir demasiado, el tono de su voz exigiéndome que me marchara a mis deberes, es un bucle en mi mente.

Al llegar a mi departamento, él baja del vehículo, abre la puerta del copiloto, respiro con frustación y salgo del automóvil. Miro a sus ojos esmeralda, queriendo indagar, queriendo encontrar un ápice de cualquier sentimiento, pero su displicencia sigue presente.

Le agradezco y camino hacia la puerta de mi departamento. No miro hacia atrás a pesar de que sé que aún sigue ahí.
Me despojo de los tacones y me dirijo a mi habitación, lo observo a través de la ventana; él sigue ahí, no sé por qué no se marcha. Estoy a un instante de salir de nuevo pero él finalmente pone en marcha el coche.

Al día siguiente, despierto antes de que la alarma suene. Salgo a correr, voy al gym, la universidad y regreso a casa justo a tiempo para ducharme e ir al trabajo.

Entro a la biblioteca y es Venus quien está en el mostrador, olvidé que hoy es día libre de Kaedy.

-Buenas tardes.

-Buenas tardes Nyx, quedarás a cargo de la recepción por hoy. -asiento y se marcha.

Hoy tampoco se encuentra Becca, es realmente extraño pero dejo de pensar en eso a medida que avanzan los segundos.

Pasa toda la noche y no volví a conversar con Venus, si es que decir algunas palabras se puede llamar una conversación.
Termino de atender a los últimos usuarios; hoy la mayoría eran universitarios y colegiales, e inicio a ordenar el mostrador.

-Yo cerraré la biblioteca, espérame cerca del auto. -demanda mi jefe.

<¿Por qué sigue acompañándome?
Te hizo una promesa.>

Mi corazón se empieza a derretir pero recuerdo que, aunque me lleva a mi departamento, está tratando de evitarme.
Salgo de Letters Nook, camino hasta su auto y me reclino sobre la puerta del copiloto.
Lo observo, cada día es jodidamente más atractivo, una ira súbita surge así que dejo de contemplarlo y espero que venga a abrir la puerta del Mercedes.

Esta vez no llovía, así que miré por el cristal todo el viaje. Le agredecí y, ahora se marchó inmediatamente que llegué al pórtico.
Me doy un baño y, no sé si mi cama siempre se sentía tan bien, o es que estoy demasiado exahusta, pero caigo en un sueño profundo.








Lluvias de Octubre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora