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El sótano

Nyx

Ayer estuve organizando libros y abriendo cajas. Al salir de la biblioteca, caminé hasta mi departamento y enseguida toqué mi cama, mi cuerpo enxangüe se desplomó en las sábanas blancas.

Luego de salir de las exahustivas clases de diseño, tomo el autobús, como cada tarde y hago mi nueva rutina.
Decido peinarme en un moño, sin dejar libre ni un solo cabello y opto por un atuendo monocromático.

Al llegar a Letters Nook vislumbro a Kaedy en el mostrador. Pensativa, enreda su rizo negro en su dedo, repetidas veces. Hasta que me divisa y su rostro se ilumina.

-¿En qué piensas?

-En las distintas maneras de asesinar a Becca.

-Te puedo ayudar, si eso quieres. -río por lo bajo.

Su sonrisa se extiende y rodeo el mostrador para quedar a su lado.
Guardo mis cosas en un compartimento y tomo mi carnet de auxiliar, el cual Kaedy situó sobre la barra.

Escuadriño el lugar en busca de ese hombre venerable. Por poco renuncio a mi búsqueda pero, logro distinguirlo al final de la sala general.
Quedo absorta al mirar su atuendo y notar que, al igual al mío, es monocromo.
Lleva una camisa negra, de mangas largas, pero ligeramente recogidas. Un pantalón de vestir, con un cinturón. Y... Una gabardina.

-Parecen una de esas parejas "goals". -suelta Kaedy.

-Ni lo digas. -bufo. 

Me desprendo de mi gabardina pero, vuelvo a ponérmela al sentir la brisa nocturna.
Al ver que él camina hacia nosotras, siento como me enervo, pero consigo mantenerme inalterable.

-Señorita Wortendyke. -verbaliza como saludo.

-Señor Kane.

-Green, te quedarás en el mostrador. Wortendyke, sígueme.

Ojeo a la morena y ella me guiña un ojo.
Lo sigo hasta llegar al sótano y me ordena tomar una caja. Él sujeta dos e iniciamos a ascender las escaleras.
Al dirigir mi pie al quinto escalón, traspaso la grieta que separa las gradas y quedo atascada.

-¡Ay! -exclamo al sentir que mi pie se comprime.

-¿Qué sucede? -cuestiona Venus en tanto coloca las dos cajas en un escalón, con un atisbo de preocupación.

Muerdo el interior de mi mejilla al no permitirme responder y posiciono la caja a mi lado. Presiona mi pie e intenta liberarlo pero fracasa.
Venus sale corriendo sin decir nada. Con el transcurso del tiempo, en este sótano lóbrego, Venus emerge con un recipiente de jabón y otro con agua.
Se me escapa una risita y me observa con displicencia.

-Fue lo primero que pensé.

-No te estoy culpando.

Desciende la escalera y se ubica debajo de ella, desabrocha la tobillera delicadamente y desliza el zapato.
Al regresar junto a mi, me inclino para elevar mi pantalón pero, me detengo cuando él lo hace. Sube la tela hasta mi rodilla, dejando descubierto parte de mi pierna. Mi respiración se vuelve entrecortada al ver como sus dedos  recorren suavemente mi piel.
Sujeta mi pie y empieza a moverlo despacio, logrando que mi pie se desatasque.

En tanto bajo para examinar la herida, Venus coloca su mano en mi espalda y la otra detrás de mis rodillas, provocándome un leve desconcierto. Al darme cuenta que me carga, miro fijamente sus ojos esmeralda y percibo una corriente en mi cuerpo.

Me sienta en un taburete al salir del sótano y deja mi zapato a mi lado. Cuando pienso que me dejó aquí, sola, aparece con una bolsa con hielo y algo agitado.
Se inclina, observo su cabello castaño y como cae sobre sus ojos, la forma de sus carnosos labios y la manera en que sus hermosos ojos se posan en mí. 

Posteriormente de haber dejado el hielo por unos minutos, coloca mi zapato con gentileza, su mirada se alterna, del mostrador a mí y manda sus manos a mi dirección. Me pongo de pie cuando noto su intención.

-Oh no, puedo caminar.

-De acuerdo, quédate en el mostrador por hoy.  -menciona con frialdad, metiendo sus manos en los bolsillos.

-¡Gracias! -grito al percatarme que no le agradecí antes.

Cuando me aseguro haya desaparecido por completo, me apresuro a caminar pero al dar el primer paso mi pie duele más de lo que había asumido.
Capto a Kaedy mirándome divertida desde la recepción, en tanto cada pisada se convierte en un  sacrificio.

-¿Qué es lo gracioso? -interrogo a la morena.

-Ver como el jefe corría hacia a un sitio del otro lado de la calle, solo por una bolsa con hielo.



Lluvias de Octubre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora