La primera vez que un Doncel tiene su celo, es doloroso. Hay calor entre sus piernas que se les hace más extraño mientras más jóvenes son. Aquellos que tienen su primer celo alrededor de los doce y quince años suelen sentirse bastante mal porque sus cuerpos no están preparados para todo lo que conlleva ser un Doncel. El calor en su entrepierna es demasiado intenso y llega a ser doloroso para sus pequeños cuerpos.
El calor es lo de menos. Una vez sus cuerpos se calientan por completo, empiezan a sentirse cosquilleos a lo largo de su cuerpo que poco a poco se van intensificados hasta que ya no pueden moverse con tranquilidad. Su cuerpo se emociona muy rápido. El lubricante empieza a deslizarse desde su interior hacia afuera, empapando la mitad baja de su cuerpo en solo unos segundos. Pronto su mente empieza a rogarles muchas cosas que la mayoría de ellos no entiende. Sus cuerpos exigen placer. Sin embargo no es tan fácil y terminan derrumbándose ante el más mínimo contacto con algún hombre.
Para Killian fue horrible la primera vez. El asco que sintió por su propio cuerpo fue tan intenso que incluso vomitó, sus pensamientos llenos de ira hacía la naturaleza que desde ese momento le gobernaría. Luego empezó a tomar supresores con desesperación. Desde ese día suprimió su naturaleza tanto como pudo, llegando al extremo de ignorar su propio cuerpo a menos que fuera extremadamente necesario. Odiaba sus propios deseos y sus propias necesidades con tal fervor que a veces pensaba en hacerse daño solo para vaciar algo de su frustración.
Killian sabía que su cuerpo era asqueroso y estaba resignado, pero las acciones de Drancour no hicieron más que recordarle los aspectos miserables de su existencia. Él no controlaba nada de si mismo. Lo único que sentía era una profunda decepción. Creerse mejor que el resto de los Donceles era sencillo, mas no podía negar su vulgar naturaleza luego de haber sido tocado por el Dios.
Él no amaba a Drancour. Pero aún así su sucio cuerpo había respondido de tal modo que fue imposible para él contenerse y terminó sucumbiendo ante sus más básicos deseos sin importar lo mucho que odiaba hacerlo.
Drancour tenía la decencia de mantenerse alejado a pesar de que vivían en la misma casa. Sus heridas ya estaban curadas del todo. Se la pasaba vagando por la casa del Doncel, pensando y planeando cuál sería su próximo movimiento una vez tuviera su fuerza de nuevo. Había perdido sus poderes temporalmente como consecuencia de permanecer en una situación tensa con su destino, así que debía esperar un poco a qué las cosas volvieran a cómo estaban si es que quería ser capaz de protege a Killian. En el mundo humano todo él dependía de su relación con Killian. Era su ancla, quién lo mantenía centrado y estable.
Killian podía ver el estrés de Drancour, lo que solo le afectaba aún más. Su cercanía física aumentaba la conexión espiritual entre ambos, transmitiendo sus emociones entre ellos.
Día tras día sus interacciones se iban haciendo cada vez más pequeñas, más breves y menos efusivas que las anteriores. Killian podía ignorar al Dios incluso teniendolo frente suyo. Era tal su devoción a fingir que Drancour no estaba allí que más de una vez le había ignorado mientras el Dios le hablaba directamente.
La situación era incómoda para ambos, pero ninguno estaba dispuesto a meterse en el espacio personal del otro. Drancour por respeto y Killian por mero resentimiento hacía el Dios.
Killian casi se había olvidado de todo lo místico que rodeaba al mundo de los Dioses y espíritus. Seguía trabajando en el supermercado todas las noches, ahora menos irritado con el incesante parloteo de Mitchell. Los moretones y marcas en su cuerpo habían desaparecido y en su rostro volvía a brillaron esa fastidiosa sonrisa. Su madre no había molestado, aunque eso era gracias a una serie de analgésicos que corrían por sus venas.
Suspirando, Killian revisó el refrigerador en busca de comida. No había nada. Lanzó un gruñido y se dio la vuelta, solo para soltar un grito cuando sus ojos chocaron con los de un hombre totalmente blanco. Por reflejo le lanzó un golpe, pero su puño atravesó al desconocido.
ESTÁS LEYENDO
La Ofrenda Del Dios Del Fuego (BxB) (Última Parte De La Saga Donceles)
General FictionKillian es un Doncel poco convencional. En una sociedad dónde los Donceles son en su mayoría mimados como criaturas exquisitas, él es todo lo que nadie quiere ver en un Doncel. Amargado, violento, fácil de irritar y muy odioso con los demás. Vive un...