El cuerpo de Lucian aterrizó sobre una especie de cama hecha de hojas y ramas secas. Más que una cama parecía un nido de ave, pero el joven no tuvo tiempo para quejarse de ello. Estaba pensando en otras cosas.
Lucian tenía miedo.
Solo quería ir a visitar a Killian. Ver cómo estaba y volver a darle las gracias por salvar a su hermano con sus llamas mágicas. Ciertamente era una idea sencilla y debió ser algo sencillo. No lo fue. Y ahora Lucian estaban en quién sabe dónde luego de ser secuestrado por un extraño hombre que parecía estar cubierto de nieve por alguna razón. Ni siquiera sabía por qué lo habían secuestrado cuando él solo era un espectador involuntario de todo lo extraño y mágico que al parecer ocurría de manera constante en la vida de Killian.
Ay. Lucian iba a sufrir un infarto. Su pobre y nervioso corazón no podía soportar éstas cosas. Ya estaba muy viejo para preocuparse así.
¿Cómo iba a volver con su hermano ahora?
Lucian dejó salir un doloroso gemido y enterró su cara entre sus brazos, gimoteando de un modo penoso. No quería estar ahí. Solo quería ir a casa a su vida mundana y ordinaria. Nada de magia ni Dioses ni Donceles pelirrojos que al parecer eran pareja de dichos Dioses. Por dios. Su vida parecía uno de esos libros extraños que Lucas tanto leía.
Lucian iba a ponerse a llorar en cualquier momento. Secuestrar a personas con ansiedad era muy malo. Si no se desmayaba, iba a darse un premio a sí mismo.
El adolescente decidió que tirarse y actuar como si estuviera muriendo era mucho mejor que levantarse y enfrentar sus problemas.
Si.
Eso tenía tanto sentido como todo lo que pensaba un adolescente.
Lucian estaba a punto de llorar cuando hubo un sonido a sus espaldas que le puso en alerta. Luego de retorcerse mientras intentaba levantarse de la cama (de la manera menos agraciada posible) Lucian se levantó y enfrentó a la fuente del sonido. Claro que Lucian no calculó bien sus movimientos y terminó cayendo de cara en el suelo, con sus piernas enredadas entre algunas ramas. Además se retorció como un pescado, lo que envió muchas ramas y hojas secas al aire. Algunas hasta aterrizaron en su cabello, para mortificación del joven.
Lucian evitó lamentarse por su dignidad (la poca que le quedaba) y sólo levantó la mirada desde el suelo, tratando de lucir lo más confiado que podía lucir en esa posición. Cabe destacar que fue tan intimidante como una gatito bebé gruñendo.
Ahí estaba el secuestrador.
Los ojos de Lucian se entrecerrarom al ver el rostro del hombre que sin algún motivo lo secuestró. Y luego lo lanzó a un nido de ave gigante.
El hombre era raro.
Raro en el sentido de que parecía tener nieve en todos lados. Cómo no tenía frío sería un misterio que acosaria a Lucian por un largo rato. Dejando eso de lado, uno podría decir que era atractivo. Era alto (no que Lucian se fijara mucho en eso). Tenía el cabello gris y sus ojos eran tan blancos que tenía una mirada muy intensa. Su cuerpo era ancho y fuerte. Lucian incluso podía imaginar que sus brazos tendrían bastante fuerza, a juzgar por lo gruesos que eran-
Un momento.
No era el momento de pensar en esas cosas.
Tenía que decir algo.
Tenía que hacer algo normal, no pensar en lo atractivo y acogedor que se veía aquel secuestrador.
—¿Q-Quien e-eres?— logró decir, solo para golpearse mentalmente al notar su tartamudeo.
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La Ofrenda Del Dios Del Fuego (BxB) (Última Parte De La Saga Donceles)
General FictionKillian es un Doncel poco convencional. En una sociedad dónde los Donceles son en su mayoría mimados como criaturas exquisitas, él es todo lo que nadie quiere ver en un Doncel. Amargado, violento, fácil de irritar y muy odioso con los demás. Vive un...