Capítulo 22.

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—¿Drancour?

La voz de Killian venía del baño.

Drancour dejó lo que estaba haciendo para acercarse a la puerta. Dio dos toques sobre la madera, inseguro de si había oído bien a Killian llamándolo.

Killian volvió a llamarlo y está vez Drancour pudo sentir la urgencia a través de su conexión. Sin pensarlo entró al baño preocupado. Sus ojos encontraron al doncel en una posición bastante extraño, sentado en el borde de la bañera sin una sola prenda de ropa cubriendo su delicada y curvilínea figura. No había ninguna herida en él, o al menos no una que pudiera ver.

¿Entonces por qué…?

Killian parecía estar mirando a cualquier lugar menos a Drancour. Su piel estaba brillante, sus mejillas ruborizadas y en todo su cuerpo había pequeños rubores que lo habían ver adorable. Claro está que Drancour hizo todo lo posible por no mirar más abajo de su barbilla. Era consciente de que su cuerpo no podría resistir mucho si miraba a Killian por más tiempo del necesario. La tentación seguía en él.

El pelirrojo no estaba mirándolo, así que Drancour tuvo que preguntar una vez más para asegurarse de que su mente no le estaba jugando trucos.

—¿Me llamaste?— preguntó Drancour en un tono plano.

Drancour bajó la cabeza. Se rascó la nuca y dio la vuelta.

—Si no necesitas nada mejor me voy.

—Espera…

Killian apenas habló por encima de un susurro. Su voz sonó tan avergonzada como el rubor de su cuerpo daba a entender. Ésto solo le causó más confusión a Drancour, quien no comprendía en absoluto por qué Killian lo llamaría si estaba dándose un baño.

Drancour esperó. Al ver que Killian no tenía intenciones de hablar, volvió a darse la vuelta para abandonar el baño.

Killian desesperó.

—¡El agua está fría!— gritó de repente.

Drancour se detuvo, más por confusión que por sorpresa. Se dijo a sí mismo que no pudo haber escuchado lo que creyó escuchar, pero luego Killian repitió sus palabras.

—El agua está fría— dijo el joven ahora en una voz diminuta. —Eh, está muy fría.

Drancour parpadeó.

—Enciende el calentador entonces— terminó por decir.

Killian entrecerró los ojos y sus labios se curvaron de un lado. Era la más evidente señal de que estaba muy cerca de enojarse.

—Eres un imbécil— murmuró para si mismo el doncel. —Me refiero a que el agua está muy fría. ¿no quieres…? ¿quieres ayudarme a calentarla?

Drancour ahora sí pensó que estaba o soñando o drogado. La última era menos probable considerando su especie, pero solo una alteración de sus facultades podía expresar la escena que estaba experimentando. No tenía sentido que Killian, amargado y furiosos Killian, estuviera haciéndole una invitación tan íntima de esa manera.

Si realmente fuera el agua, Killian bien podría encender el calentador. Pedirle que lo ayudara a calentarla solo podía significar otra cosa.

—¿Me estas invitando a…?

—¡Quítate la maldita ropa si lo vas a hacer! ¡Si no vete!

Killian ya había perdido la paciencia. Jeje. Era adorable verlo todo frustrado, con la cara casi tan roja como su hermoso cabello.

Drancour sonrió de manera juguetona. Se desprendió de su ropa con un chasquido de dedos para luego acercarse al Doncel desnudo. Killian fue retrocediendo poco a poco hasta que su cuerpo fue cubierto bajo el agua. Drancour no tardó en seguirlo al meterse en la bañera.

La Ofrenda Del Dios Del Fuego (BxB) (Última Parte De La Saga Donceles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora