Capitulo 4

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Ni bien salió el sol, la compañía se puso en marcha. Los enanos prepararon sus ponis, mientras que Gandalf y Narwen alistaban dos caballos.

—¿Bilbo no vendrá? —pregunto Narwen mientras aseguraba las correas de la montura.

—Nuestro buen amigo Bilbo encontrara su camino. —le respondió el mago. Tenía la esperanza de que de un momento a otro, el hobbit saldría de su casa anunciándoles que se les uniría. La elfa asintió sin decir más.

La hora de partir habia llegado. Balin entro por última vez al hogar del señor Bolsón para dejar sobre una mesa, el contrato para formar parte de la compañía. Narwen espero a que este saliera para entrar y dejar una pequeña nota sobre el mapa.

"Hacia el oeste", había escrito en una delicada y fina caligrafía.

Todos montaron, esperando a que Gandalf los guiara. El mago se posiciono al frente de la fila y comenzó a andar a un paso tranquilo, despidiéndose de la Comarca, y dejando la esperanza en el joven hobbit.

Anduvieron unos treinta minutos, cuando oyeron a lo lejos los gritos de alguien conocido para todos.

—Esperen, espérenme. —vociferaba Bilbo agitando en una de sus manos el contrato.

La compañía se detuvo. Narwen era la última en la fila, y sonrió al ver que el hobbit habia decidido acompañarlos.

—Que bueno verlo señor Bolsón. —el hobbit sonrió ante las palabras de la elfa. Se acerco hacia donde estaba Balin.

—Lo he firmado. —el enano tomo el papiro y con ayuda de un monóculo confirmo que estaba todo en orden. Asintió hacia Thorin.

—Bienvenido señor Bolsón, a la compañía de Thorin Escudo de Roble. —le guiño un ojo el joven enano.

Por su parte, Thorin pidió que le dieran un poni, a lo que Bilbo se reusó, pero a la fuerza fue subido a dicho animal.

Siguieron su camino, conversando, riendo, pagando una apuesta que casi toda la compañía habia hecho y de la que Bilbo se entero luego.

Atravesaron bosques, praderas, colinas, hasta llegada la noche. Decidieron descansar hasta que volviera amanecer, la noche no era una buena compañera.

Nori se encargo de prender una fogata, Bombur cocino un poco de carne de conejo, mientras otros dormían o fumaban en sus pipas.

Narwen decidió hacer guardia. Conocía la noche, y sabia de las criaturas que frecuentaban esta. Subida a una roca, observaba el acantilado frente a ellos, y el bosque que se extendía a lo lejos.

Bilbo por su parte no podía dormir, jamás habia dormido fuera de su cómoda cama en la Comarca, por lo que dormir sobre un cuero, entre rocas, le resultaba tremendamente molesto.

Se desperezo, sintiendo tronar su cadera. Pero un grito lo hizo estar alerta.

-¿Que fue eso? —pregunto acercándose a Fili y Kili que fumaban en sus pipas frente al fuego.

—Orcos. —contesto Narwen desde su posición. Habia peleado tantas veces con Orcos que conocía sus sonidos a la perfección. Podía ver a lo lejos, entre los arboles del bosque, unos ligeros movimientos.

—¿Orcos? —el hobbit estaba asustado. Jamás habia visto uno de ellos en toda su vida.

Ambos hermanos notaron el miedo en el rostro de Bilbo y comenzaron a contarle cosas para asustarlo más, pero Thorin los detuvo. Escudo de Roble no veía la gracia al asunto, su abuelo habia sido asesinado por un orco, habían perdido todo por culpa de esas criaturas. Kili bajo la cabeza ante el reto de su tío. Thorin se alejo, poniéndose cerca de Narwen, que solo lo miro de reojo. Aun no se fiaba del enano y sabía que a él tampoco le agradaba ella.

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