Capitulo 18

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Todo comenzó con la forja de los Grandes Anillos.

Tres fueron entregados a los elfos. Inmortales, los más sabios y justos de todos los seres.

Siete a los señores enanos. Grandes mineros y artesanos de las cavidades montañosas.

Y nueve fueron entregados a la raza de los hombres, que ansían, por encima de todo, el poder.

En aquellos anillos residía el poder y la voluntad de gobernar cada raza. Pero todos ellos fueron engañados.

Pues otro anillo más fue forjado.

En la tierra de Mordor, en los fuegos del Monte del Destino, el Señor Oscuro, Sauron, forjo en secreto un anillo maestro para controlar a todos los demás. En ese anillo descargo toda su crueldad, su malicia y su voluntad de dominar todo tipo de vida.

Un anillo para gobernarlos a todos.

Una a una, las comarcas libres de la tierra media fueron sometidas por el poder del anillo. Pero hubo algunos que resistieron. Una última alianza de hombres y elfos lucho contra el ejército de Mordor. Y en las lomas del Monte del Destino libraron su batalla por la libertad.

La victoria estaba próxima. Pero nada puede acabar con el poder del anillo. En ese momento, cuando toda esperanza se había desvanecido, Isildur, hijo del rey, recurrió a la espada de su padre.

Sauron, el enemigo de los pueblos libres de la Tierra Media, fue derrotado.

El anillo llego a manos de Isildur, quien tuvo la oportunidad de destruir su mal para siempre. Pero el corazón de los hombres se corrompe con facilidad. Y el Anillo de Poder goza de voluntad propia.

Traiciono a Isildur hasta llevarlo a la muerte. Y aquellos hechos que nunca debieron caer en el olvido se perdieron en el tiempo.

La historia se convirtió en leyenda, la leyenda se convirtió en mito. Y durante 2500 años, el anillo paso desapercibido. Hasta que cuando se presentó la ocasión, sedujo a un nuevo portador.

El anillo cayó en manos de la criatura Gollum, que lo oculto en las profundidades de las Montañas Nubladas. Y allí, le consumió.

El anillo proporciono a Gollum longevidad antinatural. Durante 500 años le enveneno la mente. Y en la lúgubre caverna de Gollum espero.

La oscuridad llego a los bosques del mundo. Llego un rumor de que una sombra crecía en el este, el murmullo de un temor sin nombre.

El anillo lo percibió. Había llegado su hora.

Abandono a Gollum. Pero algo ocurrió al margen de la voluntad del anillo. Lo recogió la criatura que menos se podía imaginar. Un hobbit.

Bilbo Bolsón de la Comarca.

Pronto llegaría el momento en que los hobbits tendrían el destino de todos en sus manos.

Era su cumpleaños número 111, por lo que la casa de Bilbo Bolsón se llenaba de obsequios.

Frodo tomaba cada paquete y lo colocaba en una gran mesa, donde luego su tío los abría en orden de importancia. Los regalos que llegaban de los Sacovilla nunca eran abiertos, simplemente eran olvidados en un rincón.

Cada año, Frodo notaba que un paquete llegaba sin remitente. Solo tenía una fina y delicada "N".

– ¿Cuándo vas a hablarme de la persona misteriosa que cada año te envía un regalo? ¿Acaso es alguna mujer especial? –pregunto Frodo sacudiendo el pequeño cofre que había llegado ese año.

–Si es una mujer especial, pero no de la forma que tú crees. –respondió quitándole el objeto de las manos.

Se sentó en su adorado sillón para colocar el presente sobre sus piernas. Abrió el cofre y pudo ver allí una hermosa pipa con pequeñas filigranas talladas a los lados. La tomo admirando cada hermoso detalle.

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