Destinados

Capitulo 9

La corriente había llevado a la compañía lejos de los orcos. Estaban a salvo por unos minutos.

Cuando llegaron a aguas calmas, nadaron hasta la orilla del rio. Allí descendieron para ver como continuarían su viaje.

Kili camino hacia una piedra, el dolor en su pierna se hacía cada vez más intenso. Cayo, emitiendo un quejido que no fue ignorado por Narwen. Bofur también había notado el difícil andar de su compañero, por lo cual se acerco, seguido de la elfa.

—Estoy bien, no es nada. —dijo Kili mientras limpiaba la herida con un viejo y sucio pañuelo. Narwen ignoro lo que decía y se arrodillo delante de él. Sin pedir permiso reviso el lugar por donde supuraba sangre oscura. Ella sabía que aquello no era nada bueno.

—Todos de pie. —ordeno Thorin, desconociendo el estado de su sobrino.

—Kili está herido. Hay que vendarle la pierna. —Fili estaba preocupado por el estado de su hermano.

—Una manada de orcos nos pisa los talones. Seguimos. —Narwen miro a Thorin con enojo. Sabía que Kili no podría continuar caminando por mucho tiempo.

—Thorin, escucha... —pensaba en convencer al enano, pero Balin la interrumpió.

— ¿Hacia dónde? —

—Hacia la montaña. Estamos muy cerca. —Bilbo había visto la montaña cuando habían quedado extraviados en el bosque negro, sabía que no estaban lejos.

—Un lago se interpone entre nosotros y la montaña. No tenemos la forma de cruzarlo. —hablo Balin.

—Lo rodearemos. —el hobbit intentaba buscar soluciones, pero los enanos se la ponían difícil.

—Los orcos nos alcanzaran, eso es seguro. No tenemos armas para defendernos. —Dwalin tampoco veía correcto el quedarse más tiempo allí.

—Thorin. —Narwen llamo al enano, y una mirada de ella le basto para entenderla. Kili necesitaba atención.

—Véndale la pierna, deprisa. Tienes dos minutos. —esta asintió y sin perder más tiempo se acercó al enano herido.

Corto un pedazo de su capa, aquella que había tomado de la habitación donde había estado cautiva. Con sumo cuidado rodeo la pierna de Kili y termino de vendar esta con un lazo seguro y apretado.

—Te buscare un palo o algo para que puedas caminar con seguridad. Debes tratar de no apoyar demasiado esa pierna. —Narwen se enderezo para ir en búsqueda de aquello, pero Kili se puso de pie y la elfa pudo ver una clara señal de disgusto en el rostro del enano.

—Dije que estoy bien. —y sin decir más se alejó.

—Tranquila, siempre ha sido así. No le gusta demostrar debilidad frente a nadie. —Fili había sido testigo de lo ocurrido entre ellos dos, y noto la cara de ella cuando su hermano la había alejado groseramente.

—Fili, Kili necesita atención con urgencia. —no entendía a que se refería, habían recibido heridas peores que aquella, y Narwen supo que debía ser mas especifica. Tomo al enano del brazo, y lo alejo un poco del grupo, no quería generar un caos con toda la compañía. —Hace unos años, nos dirigíamos con mis hermanos hacia Lorien, y fuimos atacados por un grupo de orcos. Mi hermano Elros luchaba con tres, y note que uno corría hacia el con una lanza. No lo pensé, me lance y la lanza me hirió a mí. —Narwen se levantó la camisa, mostrando su abdomen. Allí, a centímetros de su primera costilla, había una cicatriz, la que aún tenía tonos oscuros. Fili no pudo reprimir el impulso y toco aquella marca que manchaba aquel hermoso lienzo. La elfa noto un cosquilleo en la herida, jamás nadie había tocado su piel en aquella zona. Los dedos de Fili recorrían todo el camino de su cicatriz. La incomodidad ya se sentía en su rostro, por lo que bajo la camisa, devolviendo al enano a la realidad. —La lanza que me dejo esta cicatriz estaba envenenada. Tarde un día en llegar a Lorien donde fui curada, pero de haber tardado un dia mas, no hubiera sobrevivido. Fili, mi herida se veía de la misma manera que la de Kili. —el enano sintió como si una avalancha de nieve cayera sobre su cabeza.