Capitulo 5

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La noche había caído en el valle de Imladris. Thorin, Balin, Gandalf, Bilbo, Narwen y Elrond se dirigieron a una de las zonas privadas del lugar, donde podrían hablar tranquilos sin interrupciones de ninguna índole. El lugar poseía unas grandes columnas, con un gran balcón, el cual daba a uno de las cascadas del valle. Gandalf fue el primero en hablar.

—Necesitamos de su ayuda mi señor. —se acerco a Elrond, rogando que los enanos cooperaran y se mantuvieran al margen en aquella situación. El mago sabía cómo tratar con los elfos, pero los enanos no tenían pensado permanecer callados.

—Nuestros asuntos no les conciernen a los elfos. —dijo con disgusto Thorin. El nunca habia querido ir a ese lugar, había sido engañado.

—Por Dios Thorin, muéstrale el mapa. —el mago quería golpear con su vara al terco enano, pero se contuvo de hacerlo pues sabía que de nada ayudaría.

—Es el legado de mi pueblo. Es mío para protegerlo, así como a sus secretos. —se negaba.

— ¡Líbrenme de la testarudez de los enanos! —exclamo Gandalf. —Su orgullo será su perdición. Estas frente a uno de los pocos en la Tierra Media que pueden leer un mapa. Muéstraselo a Lord Elrond. —de mala gana, se acerco al elfo, entregándole el mapa. Este lo tomo entre sus manos, desplegándolo y observando las imágenes y letras que este poseía.

—Erebor. —dijo Elrond. — ¿Cuál es tu interés en este mapa? —Narwen se adelanto a Thorin, sabía que si le decían la verdad su padre posiblemente se negaría a ayudarlos.

—Es sobre todo académico Adar. Como sabes este tipo de artefactos a veces contienen textos secretos. —Elrond observo a su hija, y luego a Gandalf, dudaba de ambos, pero tenía curiosidad por saber que podía esconder aquel mapa. Narwen volteo a ver a Thorin quien le hizo un pequeño asentimiento, agradeciendo el gesto de ella hacia él. Le había mentido a su padre, por cubrir la verdadera razón del porque estaban allí.

—Todavía puedes leer lengua enana, ¿no es así? —pregunto Gandalf.

Elrond pronuncio unas palabras que Narwen no pudo descifrar.

— ¿Runas lunares? Por supuesto. —volvió a hablar el mago.

—Las runas lunares solo pueden leerse a la misma luz de luna con forma y temporada del día en que fueron escritas. —aclaro el elfo.

— ¿Puede leerlas? —Thorin estaba intrigado por saber que ocultaba ese mapa.

Se dirigieron hacia un pasadizo, que desembocaba debajo de una de las cascadas del valle. Al final de la plataforma se encontraba un altar de piedra blanca, donde la luz de la luna se podía reflejar.

Elrond se acerco con el mapa hacia la gran piedra, explico a los presentes que aquellas runas habían sido escritas en una noche de San Juan, bajo la luz de una luna creciente hace 200 años. Al parecer Thorin estaba destinado a ir a Rivendell. Esa noche, la misma luna brillaba sobre ellos.

La luz penetro sobre el mapa, y pronto unas runas se hicieron visibles.

—"Estén cerca de la piedra gris cuando llame el zorzal y el sol poniente con las ultimas luces del Día de Durin brillara sobre el ojo de la cerradura". —leyó Elrond.

—¿El día de Durin? —Bilbo desconocía sobre aquello de lo que el elfo hablaba.

Gandalf le relato que aquello hablaba sobre el inicio del año nuevo de los enanos.

Thorin se quedo pensando, sabía que aquellas no eran noticias alentadoras, el Día de Durin estaba muy próximo, no podrían llegar a tiempo. Pero Balin fue optimista.

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