Capitulo 2

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Cinco días y cinco noches habían pasado desde la tarde que Narwen habia dado su palabra a un viejo enano. Habia llegado a Bree, un pequeño pueblo donde se reunían personas de todas las razas. La elfa llevaba su capa azul oscuro, que cubría parte de su rostro, su cabellera negra estaba trenzada hacia un lado, sus botas estaban cubiertas de barro, y su bolsa completamente vacía. Entro a la posada que tantas veces habia frecuentado, "El Pony Pisador". Busco una mesa vacía, y encontró una cerca de la barra donde muchos hobbits, mercenarios, hombres y mujeres brindaban y vaciaban tarro tras tarro.

Una camarera se acerco a la mesa donde Narwen se habia sentada.

—Buenas noches, ¿que gusta tomar? —pregunto mientras secaba sus manos con un viejo trapo.

—Solo algo fresco y una jarra de agua Lilith. —la camarera se detuvo y observo a la encapuchada, pronto noto y supo de quien se trataba. La habia visto innumerable de veces allí y habia siempre ayudado cuando algún problema surgía en la posada.

—Enseguida Narwen, te traeré unas manzanas y pan para tu viaje. —conocía a la elfa, sabía que pertenecía a la guardia de Lord Elrond, y que si estaba allí era por algún trabajo que estaba realizando y que sin dudas estaría hambrienta.

Narwen comió la fruta fresca y un trozo de pan y el resto lo guardo en su bolso. Tomo entre sus dedos la llave que colgaba en su cuello, y pensó en que haría, y en como encontraría a Gandalf. El mago no era fácil de localizar y ella lo sabía. Tomo un sorbo de agua y levanto la mano llamando a Lilith.

— ¿Has visto estos días al Mago gris? —así como ella, muchos frecuentaban la posada, y preguntar no estaba de mas.

—Hace un par de días que está aquí en la posada. Si mis ojos no me fallan creo que está en una de las habitaciones. Puedo ir por el si quieres. —la elfa asintió y le entrego una moneda de plata por su predisposición.

Gandalf se encontraba en su habitación, en sus manos sostenía una nota, escrita en lengua negra, una nota que ofrecía una recompensa por una persona, persona que esperaba ver esa noche.

Un pequeño golpe en la puerta lo hizo volver a la realidad, se levanto extrañado, pocos sabían que estaba allí y no esperaba a nadie en su puerta. Al abrirla encontró a la simpática camarera que lo miraba con una gran sonrisa.

—Señor, me han pedido que viniera por usted. Lo busca una elfa, su nombre es Narwen. —el mago se sorprendió, no entendía que hacia la general de la guardia, y princesa de Rivendell en ese lugar. Asintió y salió junto a la camarera, que lo guiaba por la posada, hasta donde se encontraba la joven elfa.

—Bendito los ojos que la ven mi señora. —sonrió Gandalf mientras tomaba asiento frente a la chica.

—Querido Mithrandir el destino ha querido que nos encontráramos aquí. Tengo mucho que contarte. —sin olvidar detalle, le relato todo lo ocurrido en los últimos días, coloco sobre la mesa el mapa que habia recibido por manos de Thrain. Gandalf lo tomo con mucho cuidado de que nadie observara el contenido de ese papiro, y al abrirlo y notar lo que allí estaba plasmado, no pudo dudar que sin dudas el destino habia trabajado esa noche para que todos se reunieran.

—Me encontré con unos mercenarios en mi camino hacia aquí. Llevaban una nota escrita en lengua negra. Una recompensa por la cabeza del hijo de Thrain. —Narwen se quedo helada al escuchar eso, Thrain tenia razón.

—No sé qué hacer con esto, lo traje hasta acá contando en que te encontraría y que podrías hacerte cargo de estos objetos. —trataba de no decir mucho, la posada estaba llena de oídos.

—No puedo hacerme cargo de esto yo solo. Por lo que me contaste, Thrain te pidió que los ayudaras, y si pudiera hacer esto solo créeme no te lo pediría, pero es claro que este camino debemos hacerlo juntos mi querida Narwen. —no podía creer lo que el mago le decía, ¿ella tenía que inmiscuirse en asuntos de enanos solo porque un enano desesperado se lo pidió?—Escucha antes de perder la paciencia, logre localizar a Thorin escudo de roble, se reunirá conmigo esta noche. —Narwen lo interrumpió antes de que continuara.

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