Atrapados

636 66 42
                                    

Iba a cerrar los ojos para dormir cuando escuché unos pasos en las escaleras que me hicieron ponerme alerta.

—¿Estás en casa, Stella? —gritó.

—Carajo —Eddie musitó y se destapó.

Mierda, mierda, mierda.

Aunque quisiéramos cambiarnos rápido, era imposible, Steve estaba subiendo el último escalón, mi habitación era la primera y solo le tomaba 5 segundos llegar.

—¿Stella? —tocó.

No respondí, me fue imposible hacerlo, reaccioné cuando su mano tomó el mango y empezó a manipularlo.

—mamá está en casa, abre la puerta —susurró pegado al bloqueo de madera.

¿Cómo carajo estaba pasando esto?, se suponía que se iría una semana.

—¿Escuchaste lo mismo? —me preguntó aterrado.

—¡Ahora voy Steve!

—Sé que estas ahí, Eddie, mamá no puede verte aquí, te matará.

Me puse de pie demasiado rápido, tomé la playera de Eddie, sus bóxer y me los puse.

—¡Eso es mío! —dijo asustado.

—Solo iré a saludar, quédate aquí y ponte algo de ropa —lo señalé.

Eddie se paró demasiado rápido y comenzó a ponerse el pantalón de la pijama y su torso quedó desnudo.

Salí de mi habitación y escuché el seguro de mi puerta, Eddie la había cerrado de nuevo.

Camine hacia las escaleras dando una gran bocanada de aire antes de bajar. Si mi cabello despeinado y el sudor de mi frente no me delataba, seguro el bóxer y la playera de mi chico lo harían.

—Hola, Stella —sonrió y frunció el ceño al verme.

—Ma... —levanté mi mano en forma de saludo.

—¿Eso es un bóxer? —señaló mis piernas

No sabía que responder, mis ojos vieron a todos lados menos a mamá, eso solo significaba una cosa y es que estaba nerviosa.

El tiempo pasaba en cámara lenta, soy muy buena para inventar mentiras pero justo en ese pareció haberse bloqueado mi talento.

—te dije que eran de hombre —dijo levantando las cejas.

Fruncí el ceño pero inmediatamente entendí lo que quiso decir. Steve me estaba salvando la vida.

—Oh, es que estaban en la sección de mujer —reí nerviosa.

—¿Compraste calzoncillos de hombre?

—Le dije que eran muy grandes, pero no hizo caso —camino hacia la cocina.

Mamá solo rio un poco y fue a sentarse al sofá.

—¿Estás bien? ¿Qué estabas haciendo?, estás sudada.

—Oh sí, estaba haciendo ejercicio.

—¿Cardio? —mi hermano se burló.

—Algo así —reí nerviosa.

—Bueno, vete a duchar, hueles a sudor —se tapó la nariz.

—No sólo a sudor —hizo una cara pícara.

—¿De qué hablas? —rio.

—Te haré caso, ma —interrumpí.

Subí las escaleras corriendo, cuando llegué al cuarto toqué la puerta pero no abrió.

My Freak | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora