El Adiós

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La madrugada fue muy larga, no podía detener mi llanto, creí que la despedida sería menos dolorosa, pero no, la presión en el pecho era cada vez más asfixiante.

Sam trataba de consolarme, pero era imposible, cuando Connor nos trajo a casa, Steve salió corriendo y en cuanto supo lo que pasó no me soltó ni un segundo.

Hablaban de Edward y mi llanto se volvía más fuerte, más intenso, más doloroso, no podía sacarlo de mi cabeza, verlo me hizo sentir demasiadas cosas, cosas que quería superar.

—Stella, todo pasa por algo, quizá terminar con Eddie fue lo mejor para los dos —mi hermano intentó animarme.

—Pero no debía terminar así, me mintió.

Lloraba porque no quería dejarlo ir, pero también lloraba porque estaba enojada, me mintió y por su culpa estábamos alejados.

—Lo sé, pero tú decidiste no escucharlo —dijo mientras acariciaba mi pie.

—¿Escuchar qué? —pregunté molesta— ¿Otra mentira?

—Debes dormir, mañana te sentirás mejor y podremos hacer tus maletas —Sam sonrió y acarició mi cabeza.

Pensar en el viaje me estresaba, quería irme lo antes posible, pero tener que dejar todo de nuevo en Hawkins era doloroso.

—Quiero irme ya —sollocé.

—Mañana te ayudaremos a hacer tus maletas, solo quiero que estés segura de lo que harás —Steve asintió.

Insistían mucho sobre mi elección, todos me hablaban sobre que debía escuchar a Edward pero nadie quería decirme que era lo que tenía que escuchar.

La herida se estaba haciendo cada vez más profunda y lo único que quería era sanar para sentirme bien.

~

Eran las dos de la tarde, Sam estaba sentada a la orilla de la cama.

—Hola —me senté.

—Hola —sonrió—, te estaba esperando, bajemos a comer.

—No tengo hambre, pero puedes ir —sonreí desganada.

—Tienes que comer algo, no puedo dejar que mi mejor amiga muera.

—no sería mala idea dejarme morir —sonreí.

—Stella... —me miró con cara de pocos amigos.

—De acuerdo —me levanté.

La comida fue difícil, tragarla me costaba trabajo, sentía la mirada de Steve y Sam y trataba de esforzarme.

La tarde pasó y me ayudaron a hacer maletas, por fin pude dejar de llorar y alistar todo me ayudó a relajarme.

—¿Ya está todo? —inquirió mi hermano exhausto.

—Ya, solo le falta su maquillaje, pero eso es rápido —Sam respondió por mi.

—Bien, entonces hay que ponerlas en la puerta para que en la mañana las subamos al auto y se vayan —Steve apretó los labios y me miró con nostalgia.

Su tono de voz era triste, sabía que por dentro aún estaba molesto conmigo, pero creo que entendió que esto era lo mejor para mí y no le quedaba otra opción.

Terminé de guardar todo y lo acomodamos en la puerta, el viaje era a la mañana siguiente así que todo debía estar listo.

Sam preparó la cena, era la última vez que cenaría junto a mi hermano y eso me hizo recordar la vez que me fui por primera vez, lloramos como magdalenas, pero está vez dolería más.

My Freak | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora