Testamento

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Eran las cinco de la mañana, aún no era hora de levantarme para ir a la escuela pero la discusión que provenía de la sala me despertó de mi maravilloso sueño.

No pasaron más de diez segundos cuando Steve tocó mi puerta.

—Baja —dijo agitado.

Por mi mente pasó lo peor, fue una de esas veces que piensas que alguien murió o que lago muy malo pasó.

Me levanté como bala de la cama y abrí la puerta, baje las escaleras y Camille estaba recargada en el muro fumando un cigarrillo.

—¿Qué pasa? —fruncí el ceño.

En la cocina estaba Tom y a su lado Steve, no se veían nada preocupados así que descarté la idea de que alguien murió.

—Hola, cariño —Tom sonrió.

—Hola, ¿pueden decirme que pasa? —volvi a preguntar.

—Están hablando, más bien, discutiendo —corrigió—, sobre el testamento —mi hermano me dio el contexto de la situación.

—Tú padre hizo el testamento sin tomarme en cuenta —Camille escupió molesta.

—Te marqué miles de veces y nunca respondiste —se defendió.

—¿Testamento? —pregunté confundida.

—Sí, quiero dejar todo arreglado antes de morir —Tom se encogió de hombros.

—¿Te quieres morir pronto? —Steve frunció el ceño.

—No, hijo, pero es mejor dejarlo todo arreglado antes del...

—Antes del divorcio —Camille interrumpió.

Steve los vio con mala cara y camino hacia a mí, me abrazó por el hombro y puso su otra mano en la cintura.

—¿Y era necesario hacerlo tan temprano? —inquirí molesta.

—¡Exacto! —Steve exclamó y me miró.

—Me iré por unos días, así que quise hablar con ustedes antes —Tom informó.

—Bueno, ¿quién se quedará con la casa? —pregunté burlona—, digo, es lo más valioso.

—Ninguno —negó con la cabeza—, la venderemos.

—¿Venderla? —Camille soltó una carcajada— ¿Estás hablando en serio?

—Soy el dueño de esta casa y no haré que ninguno de mis tres hijos peleé por ella.

Se me había olvidado Lucy, también es su hija y también le toca parte de esa herencia.

—¿También la contaras a ella? —Steve preguntó indignado.

—Claro, es mi hija.

—Pero no mía, también hay cosas que están a mi nombre —Camille señaló la habitación.

Lucy es una bebé, es algo estúpido que discutan sobre lo que le tocará a ella, a una niña de dos años no le servirá de nada tener una casa tan grande y para cuando tenga la mayoría de edad, posiblemente estará en otro país.

—Es una bebé —los miré.

—bien, si, lo es, pero... —Tom intentó seguir pero Steve interrumpió.

—Y tiene a su padre, ella no necesita nada si tiene tu amor y tus cuidados —subió las escaleras.

Aquí vamos de nuevo, a sacar a mi hermano del hoyo negro.

—Steve, cariño, ven —Camille lo llamó.

—No, déjalo, tiene razón —Tom suspiró.

Por primera vez estaba aceptando algo que hizo mal, me sorprendía lo cambiado que se veía Tom.

My Freak | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora