Cargador

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Encendí mi celular, presioné su contacto en la pantalla y los tonos sonaron, mis manos temblaban, me costaba ver la pantalla por las lágrimas acumuladas en mis ojos.

Eddie no respondía, llamé de nuevo y obtuve la misma respuesta de buzón, estaba muy alterada, moría por saber algo de él.

Lágrimas empezaron a salir sin hacer algún tipo de esfuerzo y comenzaba a faltarme el aire.

—desde mi celular —me lo entregó.

Tampoco hubo respuesta, mamá nos veía confundida pero parecía no afectarle demasiado.

—Seguro iba drogado —soltó burlesca.

—Mamá, no jodas, ¿quieres? —respondió Steve muy molesto.

—Solo digo —caminó detrás de la barra.

El pensamiento de Eddie accidentado no salía de mi cabeza, tenía que ir con él, quería verlo.

Tomé las llaves del auto de Steve y salí corriendo de casa.

—¿A dónde vas? —preguntó saliendo detrás de mí.

—Me llevaré tu auto, tengo que ir con él —logré decir entre sollozos. 

—¿Estás loca?, en ese estado no, vamos juntos.

Subió al auto y lo encendió.

—¿A dónde van? —preguntó saliendo de casa.

No respondimos, Steve me tomó la mano y la apretó con fuerza antes de arrancar el auto.

El camino hacia la carretera estaba siendo eterno y mi corazón quería salirse del pecho.

Cuándo llegamos al lugar vimos a policías por todos lados y una cinta amarilla que impedía el paso. La noche se había hecho presente y las luces de las patrullas iluminaban el lugar.

—Espera aquí, iré a revisar.

No pude quedarme quieta, estaba muy alterada así que salí del auto lo más rápido que pude.

—Espera... —me tomó del brazo.

Me solté de su agarre y corrí hacia la cinta amarilla, frente a mí estaba una pipa de gas volteada por completo.

—No pueden estar aquí, jóvenes —dijo un policía.

—¿Qué pasó? —pregunté con voz entrecortada.

—Una pipa chocó con una camioneta —informó no muy convencido.

—¿Era un chico el que manejaba la camioneta?

—Así es —se limitó a responder.

Eso hizo que me tirara al piso y comenzara a llorar sin parar. No puede estar pasando esto.

—¿Ustedes conocían al chico? —quiso investigar.

Steve se agachó para quedar a mi altura y tomó mis hombros.

—la camioneta...

—¿La camioneta qué? —el policía frunció el ceño.

—No es la de Eddie —me miró.

Fruncí el ceño y giré mi cabeza hacia el accidente. Debajo de la pipa estaba una camioneta aplastada, las lágrimas hacían mi vista borrosa y no podía distinguir el color.

—La camioneta de Eddie es verde con blanco, ¿verdad?

No respondí, estaba en shock, estaba muy confundida y rota.
Sus manos me agitaron por los hombros y me gritó.

My Freak | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora