muriendo

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Mimi no recordaba cuando fue la última vez que había dormido bien, el trabajo la estaba matando...ella amaba su estúpido trabajo, pero sabía que no era la misma. A sus treinta y dos años era la mejor neurocirujana del lugar, incluso seguía estudiando y haciendo especializaciones, ella no quería ser solo Neuro, quería Cardio, quería todo lo que la llevara a salvar una vida.

- bastante bien para ser sorda

Un médico con su comentario de mierda, siempre era lo mismo, no eran amables, no! ellos eran estúpidos. Mimi salió enojada, si su mirada matara muchos habrían muerto, abrió las puertas del hospital y se fue sin decir nada, se encerró en el primer bar de mierda que encontró y pidió uno cargado, iba a tomar hasta olvidar cada estúpido comentario que le habian dicho al terminar una cirugía, ella era buena, ¿buena? ella era LA MEJOR, la mejor a pesar de su corta edad, no a pesar de su discapacidad, ella era más que eso! por qué diablos nadie podía notarlo.

- Mimi...

Daryl tocó su hombro, ella agarraba su cabeza como si fuera a caer, lo miró con sus ojos llenos de lágrimas, con sus labios con sangre por morderlos, con su nariz roja por todos los mocos que habían caído debido al llanto.

- pareces un niño que no sabe limpiar su nariz Mimi, por el amor a Dios

Daryl limpió su nariz con la manga de su camiseta.

- que Dios se vaya al infierno

Daryl quería reír.

- que todos se vayan al infierno! vete al infierno tú también

- puedo irme luego de llevarte a casa

- no quiero ir a esa casa! la odio

- tu misma la compraste

- me arrepiento! es estúpida, es moderna, tiene muchos botones, tiene cosas innecesarias! ¿por qué querríamos cosas como esas?

- a Andromeda le gusta, a ti también te gusta

- ahora no, solo quiero volver al apartamento

- puedes comprar los apartamentos que quieras

- si puedo...tengo el dinero necesario, debería comprar algunos, iré ahora!

Cuando se levantó estuvo a punto de caer, Daryl la levantó como un saco de papas y se la llevo de ese bar con olor a mierda, llegó a la casa y puso la clave, entró y las luces inteligentes se prendieron solas, sentó a Mimi en el sofá y se levantó para hacerle un té.

- toma esto, te hará sentir mejor

- deberías dejar de ser así, hacés que mi corazón se sienta mal

- no quiero que tu corazón se sienta mal, primero debes aprender a repararlos

- estoy en eso, no es fácil! idiota - dijo entre dientes

- no quise apurarte, por mi podrías dejar de trabajar

- lo sé, pero me gusta mi trabajo

- a mi me gusta que seas feliz en tu trabajo

- no soy feliz en mi trabajo, soy feliz haciéndolo

- me alegra entonces

Daryl tenía una mirada cálida y una sonrisa comprensiva, Mimi no podía evitar pensar en cuanto lo amaba y se sentía cada vez peor por hacerlo, sentía que sería capaz de todo si él tan solo lo pedía.

- ¿soy sexy?

- ¿qué?

- ¿soy sexy Daryl?

Volvió a repetir Mimi, él había entendido la primera vez, pero no entendía el porque de su pregunta, ¿alguien había hecho que sienta que no es sexy? porfavor! Mimi es la mujer más hermosa, sexy y perfecta del mundo, o al menos eso creía Daryl sin saber que él era el responsable de que ella se sintiera así. Pero en ese momento él solo la miró, sus brazos, sus piernas...su cintura, sus labios, sus hermosos labios regordetes que siempre tenían brillo, sus ojos, aquellos con los que podía conseguir lo que sea, su cabello largo y suave, sus mejillas rojizas y pomposas, sus manos que podían desde meterse en el cerebro de una persona y salvar una vida hasta hacer los mejores cariños que él había recibido e iba a recibir en toda su vida, pero a pesar de eso ella nunca dejaba de ser sexy, la forma en la que ata su cabello cuando hace algo importante, como muerde su labio inferior cuando presta atención, sus curvas, algo no menos importante, su escote era algo que lo hacía sentir nervioso, tenía miedo de quedarse perdido en su escote, y su trasero...pf! ¿debería describirlo? tan perfecto como ella, era simplemente perfecta y ese era su encanto, ser perfecta sin saberlo.

- si...supongo que si Mimi, ¿por qué preguntas eso? estar borracha no te hace bien

- si no lo estuviera no podría preguntar eso...si soy sexy...¿por qué no te caliento Daryl?, ¿por qué pasas las noches con esas estúpidas mujeres del bar?

Si hubiera una respuesta...si tan solo encontrara una coherente, pagaría todo el dinero del mundo para tenerla, pero no la tenía, en cambio tenía a Mimi preguntándole porque no le calentaba mientras hacía ojitos, Daryl quería matarse en ese preciso momento.

- te arrepentirás de esto mañana

- me arrepiento todos los días de mi vida

- ¿por qué?

- por no decir la verdad

- ¿que verdad?

Mimi comenzó a reírse borracha, Daryl no entendía el por qué.

- es un secreto - dijo como si fuera una niña de cinco años

- no se lo diré a nadie

- ¿conocés a Daryl?

- creo que hablé con él algunas veces, no lo recuerdo muy bien

Mimi lo miró a los ojos mientras se mordía la lengua por decirlo, Daryl esperaba expectante.

- estoy enamorada de Daryl, pero no le digas! es un secreto...un secreto que

- ¿un secreto que...?

El corazón de Daryl iba a mil, pero Mimi se desmayó, quizás la borrachera era la culpable, no sabía que sentir...aunque haya sido en un estado no muy apto, ella le había confesado su amor, le había confesado estar enamorada de él! ¿eso era acaso posible?, Daryl acomodó su cabello y besó su mejilla con delicadeza, la levantó hasta llevarla a su cama y la tapó con todas las mantas, volvió a la sala con una sonrisa, quizás no era la forma en la que esperaba enterarse de eso, pero lo había hecho, iba a volver a su habitación cuando el teléfono comenzó a sonar, un jueves a las cinco de la mañana, corrió a atender creyendo que quizás era Andromeda que les hablaba desde California a donde había ido para vacacionar.

- ¿hola? casa Black, habla Daryl Dixon

- hola Darylina

no.

Tan cerca pero tan lejos 🌥 [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora