LEGACY (Terminada)

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—¡¿Cómo tienes cara de pedirme algo así?!

—Vamos, no seas tan dramático— bufó Naruto, alejándose un poco el teléfono del oído ante el grito de su antiguo entrenador.

—Te pido que seas parte de mi equipo y te niegas rotundamente, entonces vienes con que vas a entrenar a ese niño que quién sabe de dónde salió...— siguió gruñendo.

—Sasuke— corrigió.

—¡Como se llame!— gritó —Tengo buenos deportistas, Naruto, muy buenos. Tienes la oportunidad de escoger a cualquiera de ellos y llevarlo a la cima.

—¿Vas a ayudarme o no?— preguntó con hastío.

—No puedo patrocinar a alguien que no es miembro de la academia.

—No te estoy pidiendo que lo patrocines, sinó el Certificado de Aptitud para que pueda competir a nivel senior.

—¿Y ese chico tiene esa capacidad?

—¿Dudas de mi opinión?

—Como sea— rechistó Jiraiya —Puedo conseguir el maldito certificado, pero sigo preguntándome con qué presupuesto lo inscribirás en las competencias.

—Eso es problema mío.

—¿Acaso piensas pagarlo?— inquirió.

—Tengo dos récords mundiales,— le recordó —eso no será problema. Respecto a lo otro...

—Rayos, muchacho. Está bien, puedes usar la pista en las noches. Ni siquiera mis alumnos tienen ese privilegio.

—Sigo siendo tu consentido— mencionó mientras veía como su hermana entraba a la casa. Ella le sonrió, dió un beso en la mejilla y se perdió en el pasillo.

—Cállate...— rechistó Jiraiya en un suspiro —Solo deseo que te salga bien ésta locura.

—Cuando mi patinador sea campeón mundial, brindaremos— bromeó y escuchó su risa estruendosa.

—Eso lo veremos.

Naruto colgó con una sonrisa y siguió escribiendo en su portátil. Esperaba que todo lo que estaba preparando no fuese en vano, pues no había obtenido una respuesta de Sasuke. Esa misma noche lo sabría, y a pesar de ser un hombre seguro y experimentado, sentía ansiedad. El deseo de ayudarlo ya era sincero, y un poco de esa máscara de frialdad que llevaba desde hacía meses se había desvanecido.

Sonrió sin darse cuenta y luego volteó al escuchar los pasos de Marian cuando se acercó. Se crispó al verla solo en bragas y con sus pechos al aire, llevando una toalla sobre los hombros.

—Por lo que más quieras, ponte algo— se quejó y ella, con el afán de molestarlo, lo abrazó por la espada moviendo los pechos en su nuca —¡Aghh....! ¡¡Aleja esas cosas de mí!!— gritó encogiéndose en el asiento y escuchando su carcajada.

—Eres tan gay...— exclamó limpiando lágrimas diversión en las esquinas de sus ojos y sentándose junto a él en la mesa.

—Y tú mi hermana ¿Qué tienes en esa cabeza? ¿Estás en celo acaso?— preguntó mientras reanudaba su escritura. Ella solo sonrió y luego se inclinó para ver la pantalla de la portátil.

—¿Qué haces?

—Es un programa de entrenamiento para Sasuke— respondió con simpleza.

—Oh, así que se llama Sasuke... No me has contado lo que pasó ¿Ya aceptó?— Naruto hizo un expresión de incomodidad y luego negó.