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Abrió los ojos para encontrarse con un techo blanco y muy iluminado; todo su cuerpo dolía, sobre todo uno de sus hombros y la frente. Levantó la mano para tocarse, encontrando una venda.

—Sasuke...— sollozó Sakura a su lado, llamando su atención. Él la miró con seriedad y luego a Naruto, quien estaba a unos pasos de la cama, hablando con un médico.

Éste le devolvió la mirada, luego cerró los ojos y suspiró, antes de regresar su atención al doctor.

—¿Qué pasó?— preguntó con voz seca, incorporándose un poco.

—Te desmayaste en un salto y caiste en el hielo. El médico dice que fué debido a un colapso físico— explicó la chica a la vez que Naruto se acercaba al otro lado de la cama.

—¿Estás bien?— preguntó.

—¿Bien? ¿Cómo va a estar bien?— inquirió la pelirrosa con sarcasmo.

—Le pregunté a él— siseó severo.

—Sasuke no te va a decir como se siente. Cree que debe ser fuerte para estar a la altura de ser entrenado por el gran Naruto Namikaze— escupió.

—Sakura...— gruñó el chico en advertencia.

—Pretendes que siga el ritmo de los entrenamientos, pero no puede. No tiene tiempo de descanso, ni siquiera está comiendo bien porque solo trabaja un turno... ¿Y tú preguntas si está bien?

—¡Cállate!— gritó el Uchiha, sobresaltádola. Apretaba las sábanas con furia sintiendo una gran vergüenza al ser expuesto de esa manera, y sobre todo de que insinuara que no podía seguir el ritmo —No es asunto tuyo...

—¡¿Me tratas así?!— lloriqueó y Naruto solo volteó el rostro y se alejó unos pasos —¡Estoy defendiéndote!

—No necesito que me defiendas, deja de opinar sobre lo que no sabes. Naruto no tiene la culpa de mis decisiones, solo luces como una ridícula mientras le reclamas— exclamó.

—¿Cómo puedes decirme eso?— sollozó angustiada, secando su rostro. Sasuke mantuvo su mirada fría —Haz lo que te plazca. Ya no me meteré en tu vida— se puso de pie y tomó su bolso del espaldar de la silla.

—Sakura...— gruñó Sasuke, algo arrepentido de haberle gritado.

—Necesito tiempo— dijo en voz baja y se marchó justo en el momento en el que entraba Marian.

—Naruto... vine en cuanto pude ¿Dónde está Sasuke?— preguntó antes de fijar sus ojos en el chico y luego se apartó rápidamente al pasar Sakura a su lado y no tener reparo de chocar con su brazo —¿Y a ella qué le pasa?— protestó antes de acercarse a la cama —¿Te duele?— le preguntó empática, tocando con las puntas de sus dedos el corte en su frente.

—No mucho— contestó Sasuke en un murmullo.

—¿Puedes ponerte de pie, o necesitas ayuda? El médico ya te dió el alta— informó Naruto, manteniéndose alejado.

Él no contestó, simplemente se sentó en la cama y luego se puso de pie con lentitud. Marian lo miró y después a su hermano, pero incluso siendo poco juiciosa a veces, ésta ocasión no se atrevió a decir nada para bajar la tensión en el ambiente. Dejaron el hospital rumbo al estacionamiento y después de salir de allí, se dirigieron al departamento del pelinegro a orden de Naruto.

Al llegar nadie salió, nadie dijo nada, y ella, al observar el ceño fruncido de su hermano y los labios apretados, colocó una mano en su rodilla y dió dos golpecitos.

—Los dejaré solos, porque creo que necesitan hablar— informó y dejó el auto.

El suspiro profundo del entrenador hizo a Sasuke maldecir internamente y morder su labio inferior con rabia.

—Naruto...

—¿Recuerdas nuestro acuerdo?— interrumpió éste —Se suponía que me pagarías con tu máximo esfuerzo, en cambio yo te daría los medios para triunfar.

—He cumplido— espetó —Lo he dado todo.

—¡Pero no me has dejado hacer mi parte! Si no estás descansando lo debido o comiendo bien, tengo que saberlo— gruñó.

—¡Ya haces más que suficiente! Yo puedo con el resto.

—Obviamente no— señaló severo.

—¡Soy un hombre! Me da vergüenza que me ayuden tanto. Toda mi puta vida crecí rodeado de los favores de los demás, de sus miradas de lástima ¡No quiero que me mires así!— gritó.

—¡¿Quién carajos te mira con lástima?! No seas estúpido ¿Quieres pagarme? ¡Entonces hazlo con medallas de oro!— Sasuke apretó los dientes y bajó la cabeza para ocultar sus ojos aguados con el flequillo —Sube y recoge tus cosas, vivirás conmigo y con Marian— mandó, haciéndolo reaccionar.

—¡¿Eh?! ¡No necesitas hacer eso!— reclamó.

—Lo que necesito es que sigas el plan que tracé para tí. No lo haces solo, así que requieres una vigilancia más severa.

—Yo lo seguiré, seré más cuidadoso.

—No te mientas a tí mismo. Es imposible llevar el ritmo que llevas sin terminar herido. Lo de hoy solo fué un aviso. Dejarás el trabajo y te dedicarás de lleno al patinaje— sentenció.

—¿Y si no quiero?— inquirió furioso.

—Tiro la toalla. Ya no te entrenaré— Sasuke jadeó conmocionado, solo con imaginarse de vuelta en su vida anterior, antes de conocer a Naruto, sintió que caía en el vacío.

El entrenador no se había volteado a mirarlo en ningún momento, pero no necesitaba ver su rostro para saber que hablaba muy en serio.

—Me pones entre la espada y la pared...

—¡¡Entonces ahora sabes lo que sentí al verte caer al maldito hielo y no poder ir por tí!!— gritó furioso, girando para mirarlo a la cara. Solo hizo contacto visual por un par de segundos, después gruñó en su garganta y volvió a apoyar la espalda en el asiento —Diablos...— murmuró muy bajo y con voz rota. El chico, después de soltar el aire que había retenido, salió del auto —¿Qué haces?

—Voy a recoger mis cosas ¿No es eso lo que ordenaste?— preguntó sarcástico y entró al edificio.

Naruto se quedó viendo la puerta incluso cuando Sasuke ya no estaba, y tras sentir como Marian se metió al auto y colocó una mano en su hombro como apoyo, no pudo aguantar más y apoyándose en la guantera se echó a llorar, dejando salir la angustia que había mantenido a raya desde hacía horas.

—Naru...— murmuró su hermana, frotando su espalda —Ya está, por suerte no le ocurrió nada de gravedad— intentó consolarlo.

—No pude ni siquiera ir con él... Me tuve que quedar parado ahí, como un imbécil— siseó.

—Pero no es tu culpa.

—Yo debí darme cuenta de lo que ocurría... pero en mi afán de alejarme por temor a que sepa lo que siento... terminé permitiéndole hacerse daño— Marian lo abrazó con fuerza y Naruto se movió para aferrarse a ella —Lo quiero demasiado.

—Lo sé— suspiró con una sonrisa dulce.

—Si algo le pasara, no sé lo que haría.

—Comprendo lo que sientes, y por eso me duele verte sufrir— confesó —No tengas miedo de esos sentimientos, déjalos fluir. Tienes la coartada perfecta para disimular tu interés— lo sintió suspirar y luego se separó, limpiando sus lágrimas con la manga de su abrigo —Iré a ver si necesita que lo ayude con algo, toma un tiempo para tranquilizarte, no querrás que te vea así.

—Gracias...— murmuró y Marian le besó una mejilla.

—Qué gracias, ni que nada. Te quiero...

—Te quiero— respondió tomando su mano y besando la palma antes de que ella se marchara.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora