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Terminó de abotonarse la camisa frente al espejo y encima se puso una chaqueta. Miró su imagen por última vez y suspiró. En los últimos días apenas había hablado con Naruto, solo se decían lo indispensable en los entrenamientos pero en la casa ninguno de los dos se dirigía la palabra. Odiaba la situación, pero el rubio se había sobrepasado en la discusión. No entendía por qué había actuado tan furioso.

Dejó el cuarto y no pudo evitar detenerse cuando pasó delante de su puerta. La luz estaba encendida y escuchaba música en el interior, pero no se atrevió a tocar. Marian fué quien lo despidió, ofreciéndole ir a buscarlo después de recordarle las llaves.

—No hace falta, vendré temprano. Tomaré el autobús— contestó y la vió morderse el labio inferior con indecisión —¿Qué pasa?

—Sabes, a veces Naruto tiende a ser un poco autodestructivo. Si se enoja se ciega y no mide sus palabras... pero eso no significa que piense en tí de esa manera— justificó y Sasuke volteó el rostro —Solo te quiere cuidar.

—No soy un niño, tengo diecinueve, puedo cuidarme solo— murmuró severo y ella suspiró resignada.

—Espero que no dure mucho ésta pelea, me ponen de los nervios los dos... lo juro— resopló y se fué.

Sasuke miró al pasillo antes de atravesar el umbral y cerrar la puerta.

Sakura lo recibió con un sorpresivo beso en los labios que él no respondió. Después de tanto tiempo al fin entraba a su casa, donde nunca lo habían querido por el simple hecho de no tener un "futuro prometedor". No era tonto, pero le costaba alejar a las personas que se interesaban en él de alguna manera. Ella había sido su primera amiga, su primera novia, le ayudó a buscar trabajo y soportó todos sus desplantes de mal humor; pero ya no eran esos ojos los que quería ver.

El padre sonreía cortés, pero manteniendo la cabeza en alto durante toda la comida.

—Eres muy callado, muchacho— señaló.

—Sasuke nunca ha hablado demasiado— justificó la pelirrosa, tomando su mano sobre el mantel —Se expresa patinando, ¿verdad?

—Sí, sí, muy bueno. Me sorprendió verte en televisión. Vaya suerte que tienes, salir de la nada y llegar hasta donde estás ahora ¿Cuánto es que estás ganando?— preguntó, él levantó la cabeza y dejó el cubierto a un lado.

—Depende del nivel de la competencia— respondió.

—Pues vas bien, incluso vistes ropa cara.

El chico observó los puños de la chaqueta que traía, una que Marian le ayudó a escoger un día que salieron de compras los dos.

—Se ve muy guapo— halagó la madre de Sakura.

—Supongo que tu entrenador se queda con una parte de tus ganancias— Sasuke miró a su novia, quien tenía una sonrisa incómoda, y respondió.

—No, Naruto no me cobra nada.

—Ha, algún interés debe tener. Nadie hace nada gratis— resopló el viejo y Sasuke frunció el ceño

—Él tuvo una lesión grave, tal vez quiere que Sasuke continúe su legado. No todo es dinero, querido— habló la señora.

—Esas son tonterías, cuando llegue a la cima le cobrará, ya verás. Sé de lo que hablo. Incluso está viviendo en su casa.

—Yo ayudo en lo que puedo,— exclamó —aunque no me lo pidan ¿Pero que sabrá un viejo avaro como usted?— inquirió molesto y se puso de pie.

—¡¿Pero quién te crees?! Te dejo entrar aquí porque pensé que ya no eras un maldito marginado, pero al parecer las malas costumbres no se quitan ni con todo el dinero del mundo— gruñó, pero él solo le dió la espalda y se dirigió a la salida.

—¡Espera, Sasuke...!— pidió Sakura siguiéndolo hasta el salón —Mi papá no lo decía en serio...

—No me digas...— exclamó sarcástico.

—Nunca te ha molestado que sea así.

—Me importa una mierda lo que piense de mí, pero que se lave la boca antes de hablar de los Namikaze. Al final solo vine a recibir la misma porquería de siempre. Naruto tenía razón...— murmuró dándose la vuelta, pero ella sostuvo su brazo.

—Olvida eso, ¿ok? Salgamos de aquí los dos, solos...

—Ya no quiero estar contigo, Sakura. No me gustas, ni siquiera sé por qué te respondí el teléfono— exclamó tirando de su agarre.

—¿Me estás dejando? ¡Sasuke...!— gritó al verlo atravesar la puerta.

¿Cómo iba a mirar a Naruto ahora a la cara? ¿Por qué tenía siempre la razón? Gruñó enojado y pateó una roca en la acera ¿Todos sus pensamientos tenían que girar en torno a él? Quería descubrir lo que le pasaba y a la vez no, era una incertidumbre que había mantenido durante meses.

—No me puede gustar un hombre— protestó al sentarse solo en la parada de autobús —Está mal, no soy gay... Si él supiera... ¡Ashhh...!— gruñó —Solo estoy confundido, lo admiro, es todo— intentó convencerse, pero luego apretó sus puños al darse cuenta de que incluso habiendo terminado con Sakura, solo pensaba en él.

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—¿Estás llorando?— le preguntó a Ino al verla limpiar su rostro con disimulo.

—Es que me hacía mucha ilusión poder ir a Canadá, pero al final no podré— sollozó —Mi esposo no quiere.

—Que mal— murmuró Sasuke, apretando el elástico de sus zapatillas —¿Y si hablas con él?

—No funcionará, es duro de roer como una roca. Necesito cambiar de marido— exclamó, ahora furiosa —Uno que sea más sensible y cariñoso, que cumpla mis caprichos— Sasuke rió —Es en serio.

—Bueno, si tú lo dices— se encogió de hombros —Cuidado no te quedes soltera, como Naruto— se burló y luego, sin saber por qué, añadió —Oye, harían una buena pareja ustedes dos— Ino soltó una enorme carcajada —¿Qué?

—Sí, si no fuera gay— respondió limpiando sus lágrimas.

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—Entonces, ¿te fué bien en la cena?— preguntó burlón al terminar la rutina nocturna y mientras Sasuke salía de la pista.

—¿Para qué quieres saber?

—Tienes razón, no me interesa— espetó.

—No tienes derecho a estar molesto. Ni siquiera me has pedido disculpas— exigió el chico.

—¿Por qué tengo que pedirte disculpas?— dió un paso adelante y Sasuke retrocedió por reflejo —¿Dije alguna mentira?

—Es la forma en la que lo dijiste— siseó.

—Ah, ya... Perdón, no creí que tenía que ser delicado contigo— dijo en tono sarcástico y Sasuke lo empujó con rabia.

—¡Vete a la mierda! ¡No necesito delicadeza de tu parte, aquí el maricón eres tú!— gritó arrojando sus patines a un lado. Naruto, después del estupor, apretó la mandíbula y sujetó su muñeca con fuerza cuando lo vió con intención de alejarse —¡¿Qué haces?! ¡Suéltame!

—¿Me tienes miedo ahora que sabes? No sé donde carajos te enteraste, pero sí, soy gay, lo que no me hace menos hombre, así que cuida tu lengua— gruñó muy cerca de su rostro.

—No te tengo miedo de ningún tipo, solo que exiges que confíe y te siga con los ojos cerrados, y ocultas una cosa como esa— reclamó.

—A quien me guste follar o no, es mi problema— murmuró con una media sonrisa y Sasuke giró el rostro a un lado, afectado por su cercanía y realmente furioso. Naruto apretó su mandíbula y lo obligó a mirarlo a los ojos —No te preocupes, no eres mi tipo— murmuró muy cerca de sus labios y lo soltó con desdén para luego dejarlo solo, hecho un manojo de nervios e impotencia.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora