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—Quiero seis hamburguesas con queso y tres tazas de café, de esas grandes— señaló Marian a la dependiente.

Habían parado en una tienda cerca de la carretera por algo de comer, pues ya era medio día y apenas llevaban la mitad del recorrido. Sasuke, al notar que se detuvo y escuchar sus intenciones, optó por ir tras ella. Desde la mañana había estado algo incómodo debido a la manera en la que se despertó. No era gran cosa como para hacer de ello un problema; de hecho, si le hubiese pasado con alguna otra persona se hubiera reído o no le prestaría interés, pero con Naruto sentía que había cruzado una línea.

Lo admiraba como patinador hacía muchos años, y que lo estuviese entrenando era a veces difícil de creer; un cierto respeto y un punto límite de acercamiento siempre estaban ahí aunque no quisiera... Sí, despertar abrazado por alguien de su nivel era algo imposible de olvidar.

—Sasuke...— llamó la rubia, sacándolo de su pensamiento y mientras observaba a Naruto a través de los cristales, sentado en el asiento del acompañante y revisando su teléfono —¿Puedes agarrar los cafés?— pidió, él asintió de inmediato y tomó los tres envases con tapas.

—¿No es demasiada comida?— indagó, notando sus manos llenas.

—Nah...— resopló —Además, ya de aquí te llevas para la cena— rió con dulzura y Sasuke la imitó.

—Gracias a tí también. Los dos han sido muy buenos conmigo— dijo de repente, sorprendiendo a Marian.

—No seas tonto— exclamó sonrojada —Eres importante para Naruto, entonces también lo eres para mí. Como un pequeño hermano... no tan molesto— susurró, haciéndolo soltar una carcajada —Vamos ya, que al cascarrabias no le gusta su café frío.

Sasuke asintió y salió de la tienda seguido de Marian y llamando la atención de Naruto, éste dejó su teléfono y a través de la ventanilla fué a alcanzar su bebida, pero en un aparatoso segundo ella terminó empujando a Sasuke y haciéndolo derramar el café caliente sobre la ropa del entrenador.

—¡¿Con qué carajos me tropecé?!— gruñó molesta mirando al suelo, mientras el chico no sabía que hacer y se había quedado observando el desastre.

—Lo siento, lo siento mucho...— exclamó apenado.

—Rayos... ¡Puedes tener más cuidado, Marian!— bufó Naruto, estirando la prenda manchada.

—¡Ay, solo es un poco de café!— rechistó —Quítate eso antes de que te quemes y abre la cajuela, te buscaré ropa en la maleta— mandó mientras dejaba las hamburguesas en su asiento.

Sasuke se quedó petrificado en el lugar sin saber que decir, mientras Naruto se quitaba su abrigo y el suéter que traía debajo, quedándose desnudo de cintura para arriba.

¿Entonces así lucía el cuerpo de un patinador de alto nivel? Sus brazos y pecho estaban muy definidos, pero su abdomen era lo más notable. Cuando se dió cuenta de su escrutinio, chocó con los ojos curiosos de Naruto.

—Entra al auto, no fué culpa tuya— dijo éste con seriedad.

—Eh... sí. De nuevo lo siento— balbuceó algo molesto y se sentó detrás.

Vió a Marian al fin llegar con un cambio de ropa y luego como Naruto se cubría con ella, notando en su costado derecho cuando levantó los brazos, un pequeño tatuaje con los cinco aros de las olimpiadas.

La imagen permaneció en su pensamiento el resto del viaje, incluso mientras comía y ya al llegar a su edificio al atardecer, Naruto tuvo que llamar su atención para que lo escuchara.

—Toma el día libre mañana, te lo mereces.

—Está bien, gracias...— dijo en voz baja mientras salía del auto y se acercaba a la ventanilla delantera.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora