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Salió de su habitación la mañana siguiente, y sus ojos inmediatamente buscaron la puerta de Naruto. Al notarla entreabierta se asomó, pero el rubio no estaba. Sasuke, curioso, entró al cuarto y comenzó a mirar los trofeos y medallas del ex-patinador. Había estado ahí en otras ocasiones, pero por cierto respeto no se detenía a curiosear demasiado.

Rozó levemente con sus dedos la medalla de oro del torneo de los cuatro continentes, luego la de las olimpiadas; Naruto era en verdad increíble, había nacido para patinar. Al pensarlo sintió pesar, aún estaba nítida en su cabeza la caída tan terrible que había sufrido el entrenador; la soledad, el frío, el hielo manchado de rojo.

Cerró los ojos y suspiró algo sobrecogido cuando el rubio hizo acto de presencia en la habitación. Llevaba solo unos shorts deportivos que dejaban ver la cicatriz de su rodilla, sobre ellos un pack de seis que lo hicieron sonrojar.

—Perdona, solo estaba viendo las medallas— justificó —¿Pudiste descansar?

—A medias— respondió Naruto acercándose a él. Con suavidad acarició su mejilla y dejó un beso en su frente.

—¿Por qué?

—Abstinencia...— respondió con simplicidad. Sasuke lo miró extrañado, pero al comprender rehuyó su mirada —¿Quieres ir de compras conmigo? Por alguna razón "desconocida" la nevera está vacía y Marian no se ocupó— rió divertido —Aprovechemos el descanso y demos una vuelta, a partir de mañana no tendré tregua contigo.

¿Por qué esas palabras sonaron como algo más? Sasuke aún sentía vergüenza al pensar en un contacto más íntimo, a pesar de haber tenido sexo con el entrenador, el alcohol había quitado gran parte de sus inhibiciones.

—¿Compramos vino?— preguntó de repente.

—¿Por qué? No deberías hacer costumbre de beber— señaló más serio, mientras sacaba un suéter de su armario y se lo ponía.

Allí estaba ese tatuaje otra vez, pequeño, pero perfectamente visible cuando levantaba los brazos.

—Solo fué una pregunta, iré a cambiarme de ropa— respondió apresurado.

—¿Quieres que te ayude?— preguntó Naruto con una media sonrisa y al ver que se había quedado con la boca abierta, resopló una risita —Era broma, te espero en el auto.

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—¿Te acuerdas de conducir?— preguntó Sasuke al sentarse delante, viendo a Naruto arrancar y salir del garage.

—Lo que bien se aprende no se olvida— respondió éste —No tengas miedo, iremos al centro, no está muy lejos.

—¿Al centro?— preguntó preocupado. Sabía que para esa altura ya todos sus conocidos habrían visto su rutina en la competencia y por supuesto el beso que le dió a Naruto.

El entrenador lo miró un segundo y luego hizo una mueca que Sasuke solo pudo interpretar como resignación.

—Podemos ir a otro lugar— mencionó serio.

—No... el centro está bien— concedió —No te molestes conmigo, es que aún me cuesta un poco acostumbrarme.

—No estoy molesto— confesó —Sé que necesitas tiempo. Yo siempre estaré aquí.

Sasuke otra vez enrojeció y volteó la cabeza para mirar por la ventanilla.

—Eres muy cursi— protestó avergonzado, escuchando una carcajada de Naruto que le arrebató una sonrisa secreta.

Al parecer todos supieron como comportarse, eso, o que la expresión del entrenador inspiraba mucho respeto. Ninguno de sus antiguos compañeros de trabajo hizo comentario alguno sobre su relación, solo lo felicitaban cortésmente por su triunfo y le dejaban buenos deseos para la final. Sakura no estaba, Tenten le informó que la pelirrosa había renunciado hacía unos días y que ni siquiera había hablado con ella por teléfono.

Al caer la tarde regresaron con dos enormes bolsas de alimentos y otras con prendas de ropa para ambos, esperando su futuro viaje.

Fué Naruto quien hizo la cena, pues Marian no estaba en casa, y Sasuke se quedó en la mesa haciéndole compañía mientras miraba videos de patinadores en competencias anteriores. El rubio volteaba a verlo de vez en cuando y sonreía sin razón, hasta que Sasuke dejó el celular y por curiosidad se paró a su lado.

—Huele bien— halagó.

—¿Quieres probar?— preguntó Naruto acercándole un cuchara de madera con salsa, pero al Sasuke inclinarse y abrir la boca la retiró juguetón.

—Oye...— protestó y lo vió embarrar su labio inferior y mirarlo de manera provocativa —No se vale...

—Bueno, si no quieres— Naruto se encogió de hombros después de relamerse, pero Sasuke, buscando un poco de coraje, agarró su delantal y tiró de él para que se inclinara. Le dió un beso brusco e intuitivo que el entrenador no desaprovechó —Ven aquí...— bramó sobre sus labios y con facilidad lo agarró de la cintura y lo sentó en la encimera.

Sasuke se sujetó fuerte de sus hombros cuando los besos de Naruto buscaron su cuello. Podía percibir claramente su deseo, ese que él mismo tenía y seguía escondiendo.

Pero ahora estaban solos otra vez, en una situación muy íntima, podría soltarse un poco, dejarse llevar por las románticas circunstancias. Agarró firme el cabello de Naruto y tiró con cuidado para apartarlo, solo un segundo lo miró a los ojos y después lo volvió a besar. Sus lenguas batallaban por el dominio, empujándose una a la otra, enredándose y danzando dentro de sus bocas, mientras esas manos furtivas del entrenador comenzaban a levantar su pullover, en busca de más contacto.

El rubio encontró sus pezones, los pellizcó un poco, tiró de ellos y después fué al Sur y deslizó su dedo por debajo del borde sus pantalones. Sasuke jadeó cuando él atrapó su miembro, con mano ágil comenzó a estimularlo y luego sin más se inclinó y lo metió en su boca.

—¿Te gusta ésto?— preguntó mirándolo desde abajo, después de hacer un recorrido con la lengua por toda su longitud. El chico asintió y tragó duro cuando lo vió saborear la pequeña gota que se había formado en la punta —Pídeme más...— ordenó al separarse un poco. Sasuke apretó los labios y las manos en el borde de la encimera —Si no me lo pides, aquí lo vamos a dejar— advirtió Naruto.

—Quiero más...— admitió en un murmullo.

—¿Qué cosa?— insistió el rubio con malicia —Dime, Sasuke, ¿qué es lo que quieres?

—A tí— respondió y Naruto negó con la cabeza.

—Eso me hace feliz, pero no es la respuesta que quiero. Déjame cambiar mi pregunta; ¿qué quieres que te haga?

—Naruto...

—¿Mhh...?

—Naruto...— repitió y su erección palpitó cuando el entrenador sopló muy suavemente sobre la punta —quiero que me la chupes...

—¿Estás seguro?— indagó sonriente.

—¡Sí, hazlo ya!— exclamó excitado y al sentir otra vez esa deliciosa subción en su pene, contrajo su abdomen y jadeó.

Con sus dedos enredados en los mechones rubios, seguía los movimientos de Naruto sin querer perderse ni un segundo de la vista que tenía; como su miembro se perdía en la boca el entrenador, sus ojos húmedos después de que la punta pasaba por su garganta, el brillo en sus labios y las mejillas enrojecidas por el morbo y el esfuerzo. Con dos golpecitos sobre la lengua lo hizo gemir en voz alta, y después de otra fuerte subción se corrió en su boca, no pudiendo contener los sonidos lascivos que llenaron la estancia.

—Vamos a comer— dijo el rubio mientras limpiaba sus comisuras con el dorso de la mano —Comida en éste caso— rió y lo ayudó a bajar, sujetándolo por si sus piernas estaban débiles. Sasuke lo abrazó y permitió que Naruto le acomodara el pantalón.

—¿Puedo... puedo ir a tu habitación ésta noche?— murmuró sobre su ropa.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora