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Con seguridad entró al complejo de patinaje. Bien temprano en la mañana y a diferencia de cuando practicaba, estaba lleno de personas. La pista que utilizaba en soledad, ahora era ocupada por al menos ocho patinadores que lo miraron al pasar, con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo y la cabeza bien alta.

No pudo evitar detenerse cuando uno de éstos chicos lo llamó. Tres de ellos dejaron lo que hacían para acercársele.

—Sasuke Uchiha...— comenzó el del centro —Es raro verte aquí— se sentía bastante incómodo que alguien lo tratara con familiaridad sin siquiera conocerlo.

—Oye, ¿me das un autógrafo?— pidió uno desde más atrás y el cabecilla le siseó para que se callara.

—¿Qué vienes a buscar?— indagó éste.

—No te interesa— respondió frío. Al parecer en todos lados había idiotas como Neji. Pero antes de irse tuvo que detenerse por segunda vez, al escuchar el siguiente comentario;

—Es increíble hasta donde uno puede llegar vendiendo su cuerpo. Quizás Naruto, cuando se canse de tí, quiera a alguno de nosotros, ¿no es así?— preguntó a sus compinches, buscando apoyo.

—Ay no, que asco— se burló uno.

—Yo sí iría con él— contrarrestó otro en tono divertido.

—Oye, oye... Una pregunta seria; ¿quién se coge a quién?— preguntó el de adelante.

Sasuke antes se hubiese ofendido fácilmente, pero a lo largo de todo el año no había crecido solamente como patinador, sinó como persona. Tenía seguridad y orgullo de sobra. Entonces, contrario a lo esperado, el pelinegro sonrió de lado con una confianza aplastante y los miró con superioridad.

—¿Sabes qué hacen con ésta pista cuando terminan de hacer el payaso?— preguntó retórico —La pulen solo para que yo practique— respondió rápidamente —Esa es la diferencia entre ustedes y yo...— añadió, mirando con satisfacción los ojos de rabia del supuesto líder antes de seguir su camino —Ah, y... él es el que me coge— terminó con una sonrisa maliciosa antes de darles la espalda.

—Rayos, que envidia...— murmuró uno, ganándose un golpe en el hombro por parte de otro.

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Jiraiya lo recibió en su oficina, aún recordaba su rostro serio y severo, pero por alguna razón ésta vez estaba más relajado.

Le indicó que se sentara con un gesto e inclinándose hacia atrás, cruzó los brazos encima de su pecho y lo miró con detenimiento.

—Quien diría que el chico que rechacé, ahora le trae prestigio a mi pista— admitió con un suspiro —De verdad agradezco solo haber apostado un trago con Naruto si te hacía campeón, porque ahora, de no ser así, quedaría arruinado— Sasuke soltó una risita divertida —Entonces... Arreglaste ésta reunión con urgencia, ¿a qué se debe?

El joven se movió un poco para sacar su teléfono y le mostró el vídeo del salto de Naruto. Jiraiya lo observó serio y luego sus ojos oscuros fueron a los de Sasuke, con una ceja levantada en interrogación.

—Enséñame...— pidió y lo vió suspirar.

—No pensé que Naruto todavía conservara eso, y menos que te lo hubiese mostrado.

—No lo hizo, pero ya sabe que lo descubrí.

—Supongo que se negó rotundamente— Sasuke asintió —Con razón, es un salto espartano, un auténtico suicidio si me lo preguntas. No puedo ayudarte, le prometí guardar el secreto y me cortaría la cabeza si te entreno sin su consentimiento.

—Vine buscando tu ayuda, pero si no me la das, lo practicaré yo solo. Estoy dispuesto a darlo todo por sacar esa rutina de la sombra, Naruto merece estar en los libros por ese salto. Tú, como su maestro, deberías estar de acuerdo conmigo.

—Y lo estoy, yo fuí testigo de cuanto trabajó para obtenerlo...— suspiró por segunda vez —Pero también lo fuí de su depresión y de su carrera hecha pedazos, por intentar ir más lejos de lo permitido. No soy ciego como para no ver el interés que él tiene en tí y lo importante que eres... Sasuke, si te llegas a lastimar, no volverá a levantarse— advirtió.

—Con más razón— exclamó, inclinándose para acercarse a la mesa —Enséñame como. Quiero hacer por él, lo que hizo por mí, sacarlo de la oscuridad y llevarlo a la cima.

—No necesitas ese salto para ganar la competencia...

—No me importa la final— aseguró sentido —Solo quiero obtener la medalla que le pertenecía desde un principio y colocarla en su cuello.

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Sasuke comenzó su entrenamiento al día siguiente. Había hablado con Lee para que mantuviera el secreto, llegar más tarde al gimnasio e ir a primera hora a la pista, así Naruto no sospecharía de sus salidas. En las tardes descansaba un poco y luego otro largo trabajo con el entrenador de vuelta en el hielo. Cansado era poco para describir como se sentía, pero no se iba a rendir. Su convicción era casi tan fuerte como su amor.

El rubio, viendo que no había vuelto a tocar el tema del salto, relajó su postura y regresó a ser el mismo de siempre. Durante los primeros días de su entrenamiento intentó mantenerse al margen para no agotarlo aún más con sus exigencias y necesidades, pero pasadas casi dos semanas, no pudo resistir y se coló en su habitación tarde en la noche.

En la penumbra se acostó a su lado y lo sintió reír medio dormido. Sasuke levantó la frazada para que se acurrucada a su espalda y el entrenador así lo hizo, percibiendo su calidez y el aroma tan delicioso de su cabello.

—Se está moviendo— balbuceó el joven contra la almohada.

—Perdón, no lo puedo controlar— respondió, aguantando una risita —Se mueve solo.

—Ajá...— murmuró —No podré dormir con tu amiguito saltando pegado a mi trasero.

—Es que cuando tu culito está tan cerca se pone contento— Sasuke soltó una carcajada y se volteó hasta quedar de frente.

—Ya, así no molestará— exclamó divertido y notó como Naruto hacía un puchero —¿Por qué no lo pides simplemente?

—Es que mi cabeza dice que no te debo molestar, y mi cuerpo te desea demasiado. Es realmente difícil decidir a cual obedecer— suspiró de manera teatral.

—Hazme el amor, dormiré mucho mejor después de eso— permitió Sasuke y solo un segundo después, Naruto apretó su cintura y lo atrajo hacia si para besarlo.

En la temperatura fresca de la habitación que acentuaba lo cálido del contacto, se fueron desnudando lentamente y acariciando con devoción. Sin embargo, cuando las manos del rubio se deslizaron hasta el muslo de Sasuke y apretó, el chico emitió un quejido doloroso que lo hizo detenerse.

—¿Te hice daño?— preguntó sorprendido y antes de que Sasuke pudiera disimular, encendió la lámpara de noche y retiró la frazada, viendo un enorme ematoma en la piel de su chico —Sasuke, ¿y ese golpe?— inquirió preocupado, acercándose para observar con atención.

Por supuesto que no podía decirle que había sido en los ensayos del salto con Jiraiya, si Naruto lo descubría, además de poner todo de cabeza, le prohibiría de inmediato seguir con eso.

—Fué en el gimnasio— mintió —Tropecé y me golpeé sin querer con uno de los equipos, pero no es tan serio como parece— Naruto frunció el ceño.

—¿Por qué no me dijiste? Sasuke, debes tener cuidado con tus piernas.

—Lo sé, solo no quería preocuparte con una tontería— confesó y llevó la mano a su mejilla —De verdad estoy bien, apaga la luz y regresa aquí— pidió.

El rubio dedicó otros instantes a mirar el golpe, pero luego hizo lo ordenado e intentó aliviar su preocupación al concentrarse en complacerlo, ahora de manera más delicada.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora