LEGACY (Terminada)

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—¡Otra cerveza!— exclamó Marian después de bajar una jarra enorme de la dorada bebida alemana. Se limpió el giste que quedó sobre su labio superior con la manga del abrigo, en un gesto muy poco femenino.

—No exageres...— regañó Naruto y luego detuvo a Sasuke cuando éste se dispuso a seguir bebiendo —Y tú, no la imites.

—Naru, no seas aguafiestas. Hay que celebrar— levantó los brazos al aire, llamando la atención de todos en el pequeño restaurante de temática local, que habían escogido para cenar —¿Vieron la cara de Neji? Fué épica...

—No me fijé — confesó Sasuke, recostándose en el hombro de Naruto y recibiendo un beso en el cabello.

—Parecía que había chupado un limón— rió la gemela —Aún así quedó en el primer puesto, ese maldito.

En la primera competencia de programas cortos, después de que los seis participantes de patinaje artístico masculino dieran sus presentaciones, Sasuke había quedado en segundo lugar con una rutina impecable, pero no fué suficiente para alcanzar al Hyuga. Aún así, no se sentía molesto. Era raro que toda esa competitividad no lo estuviera afectando, pero tampoco lo haría cuando lo único que ocupaba su cabeza, tenía que ver con lo que sucedería al día siguiente.

Naruto a cada rato lo miraba de forma extraña, como intentando desentrañar el por qué de su estado. En las competencias anteriores Sasuke siempre dejaba escapar señales de su nerviosismo, pero ahora lucía sedado y demasiado tranquilo.

—¿Estás cansado?— le preguntó al oído en tono muy dulce, pero el chico negó.

—Mi querido hermano...— balbuceó Marian, brindando con la jarra vacía —Vaya a buscar otra bebida de los dioses para ésta mujer necesitada— ordenó y Sasuke soltó una carcajada divertida.

—Lo que necesitas es dejar de beber y de ver tantas películas— rechistó Naruto —Voy a pedir un poco de agua fría para que al menos seas capaz de caminar hasta tu hotel— anunció y dejó la mesa hacia la barra del rústico restaurante.

La rubia esperó a que estuviera lejos y luego se inclinó sobre hacia adelante.

—Ya todo está listo— le dijo a Sasuke en un susurro cómplice y sin mostrar síntomas de ebriedad. Él suspiró y luego asintió levemente —Aún estamos a tiempo...

—No... no cambiaremos el plan— dijo con firmeza.

—Bien, me alegra, porque el soborno acabó con mi bolsillo— mencionó risueña.

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Después de una afectuosa despedida dejaron a Marian en su hotel, luego hicieron una corta y fría caminata de cinco manzanas hasta el suyo. Se pusieron ropa cómoda tras tomar una corta ducha y sin pensar en otra cosa, se acurrucaron juntos bajo la gruesa frazada, aunque apenas eran las nueve de la noche.

La ropa de Naruto olía tan bien, que Sasuke lo apretaba cada vez más, sintiendo sus músculos debajo de su pijama y la risita del rubio ante la ternura de su novio.

—Quisiera quedarme así contigo para siempre— murmuró —Cuando regresemos te cambias de cuarto, ¿eh? Dormirás junto a mí todas la noches.

—Eso suena estupendo— concedió Sasuke —Seríamos una pareja formal entonces...

—¿Y qué somos ahora?— preguntó Naruto divertido —Vives conmigo hace meses, no creo que pensar en eso sea necesario.

—Nunca me pediste ser tu novio— rechistó.

—Estaba enojado contigo ¿Y qué caso tiene?— se apartó un poco para verle la cara, pero Sasuke hizo un puchero y la escondió en su ropa —¿Hablas en serio?— indagó sorprendido —No sabía que lo necesitabas.