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Sasuke se quedó acostado con la mano en su pecho y casi sin respirar ¿Qué había acabado de pasar? Naruto tuvo la intención de besarlo y él ni siquiera se lo iba a impedir. Tragó saliva y negó; el entrenador estaba medio tomado, de otra forma no lo hubiese hecho, ¿no?

Cuando escuchó el ruido de la ducha en el baño, corrió apresurado hasta su cama y mirando hacia la ventana, se tapó de pies a cabeza, dándole la espalda a Naruto. Éste salió a los minutos y Sasuke solo percibió que se arrojó al colchón. Cuando después de un rato se atrevió a voltear, lo encontró acostado bocabajo sin camisa, solo con un pantalón de algodón y completamente rendido.

Al día siguiente todos los patinadores tenían entrenamiento en la pista, divididos en dos grupos. A él le había tocado en la mañana, cosa que maldijo pues debido a los sucesos de la noche anterior, no había dormido prácticamente. Naruto sin embargo estaba como si nada hubiera pasado, después de bajar al restaurante para desayunar y pedir un café, volvió a tener esa actitud relajada que llevaba hacía par de semanas.

—¿Qué pasa?— le preguntó, deteniendo la taza casi al tocar sus labios, al ver la mirada severa de Sasuke sobre él.

—¿Qué pasa?— repitió con sarcasmo —¿No recuerdas nada?

—Ah...— exclamó —Perdón por eso, estaba un poco borracho y no estoy acostumbrado a que me reclamen lo que hago o dejo de hacer.

—No te estaba reclamando...— balbuceó, pero decidió callarse al darse cuenta de que sí lo había hecho —Es que saliste y ni siquiera me invitaste, no soy un niño.

—Lo sé, pero no te lo tomes a mal, solo lo hice porque es mejor para tí concéntrarte solamente en la competencia— señaló.

—Pues no pasó eso precisamente— murmuró para sí mismo.

—Solo fuimos al bar del hotel y conversamos de los viejos tiempos— explicó Naruto.

—No me interesa— bufó y se puso de pie, tomando su mochila con los patines de la silla contigua —Vamos ya, quiero entrenar.

Naruto lo miró y luego sonrió un poco entes de seguirlo.

Muchos de los patinadores y patinadoras que estaban en la pista los había visto por televisión alguna vez, a otros no, pero Sasuke no se sentía intimidado. Comenzó a realizar sesiones al azar de sus rutinas y varias combinaciones de saltos. Se daba cuenta de que era prácticamente el centro de atención, pero había alguien que no lo observaba como era su costumbre. Ahí estaba ese Nara de nuevo distrayendo a Naruto.

Cuando el rubio soltó una carcajada, Sasuke gruñó molesto y de la nada hizo un cuádruple, logrando que él lo mirara. Levantó una de sus cejas rubias y el chico se acercó a beber un poco de agua.

—Evita llamar demasiado la atención, pensarán que estás presumiendo— rió.

—Como si me importara— rechistó.

—Que mal carácter tiene, en serio deberías plantearte buscarte otro patinador. Las ofertas te deben llover— fué el comentario de Shikamaru —Tal vez quieras ser el mío, anda...

—¿No eres demasiado viejo?— inquirió Sasuke y se dirigió a la salida, ignorando el llamado de Naruto.

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—Ni siquiera hiciste estiramientos— reclamó el entrenador al entrar tras el pelinegro a la habitación.

—Seguro Shikamaru sí los hace, ve a ayudarlo— exclamó furioso, pero al notar el semblante inexpresivo de Naruto, gruñó con impotencia y se sentó en el colchón.

—Pensé que eras más fuerte mentalmente ¿No te das cuenta de que solo te provoca?— preguntó, sentándose frente a él. Sasuke bajó la cabeza y Naruto lo vió apretar las sábanas con sus puños —¿Crees que te voy a dejar? Sasuke...— llamó. El chico solo encogió sus rodillas y las abrazó, escondiendo su rostro.

—No sé lo que me pasa— confesó conmocionado.

Naruto cerró lo ojos y suspiró, definitivamente Sasuke estaba celoso, y de él... La alegría de saberlo lo hizo sonreír, pero no era momento de hablar del tema. Debía hacer que el chico se sintiera seguro.

—¿Quieres un abrazo?— preguntó, Sasuke lo miró por entre los mechones de su cabello y después se lanzó a sus brazos, haciéndolo caer de espaldas a la cama.

Era un posición muy íntima, solo una probada de eso que había deseado tanto, pero por ahora era más que suficiente. Él se sentía ligero y delgado, con un aroma dulce a pesar de estar un poco sudado, y Naruto solo cerró los ojos y suspiró, decidido a disfrutar cada segundo de ese contacto, sin hacer mención de que los corazones de ambos golpeaban fuerte.

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—Solo hazlo igual que siempre— aconsejó, ya en la pista.

—Los saltos, ¿no debería añadir ninguno?— preguntó nervioso, mirando al rededor.

—No, son más que suficientes— dijo el entrenador y sujetó sus hombros.

—Te haré orgulloso— murmuró Sasuke, juntando sus frentes.

—Ya lo estoy... Ahora muéstrales por qué te elegí.

Marian había hecho un enorme y colorido cartel que colocó en la sala de estar, detrás de una mesa llena de comida para celebrar la victoria de Sasuke. Los había recibido en el aeropuerto llorando de alegría y besó la medalla de oro de joven, haciéndolo reir avergonzado.

Sasuke, sorprendiendo a todo el mundo, ganó el primer lugar con amplio margen, y todavía no podía creer que hubiera pasado. Todo se sentía como un sueño.

—La prensa está como loca— exclamó la rubia. Horita los tenemos aquí en la puerta.

—Espero que no— suspiró Sasuke, ya había lidiado con una multitud de periodistas en el evento.

—Te acostumbras— añadió Naruto, empinándose una lata de cerveza.

—Ay, ya habló el señor popular— se burló Marian y los tres rieron.

Las dos semanas siguientes fueron de rutina, Sasuke había sido asignado al Trophée Eric Bompard, en Francia, y Naruto había intensificado su entrenamiento muchísimo. Añadió saltos a sus dos rutinas e incluso más pasos a las secuencias, pues mientras más se acercara a la final, más difícil resultaría llegar al medallero.

Él no se quejó, dió su máximo esfuerzo en cada ejercicio, pero terminaba tan agotado que a veces caía rendido en la cama sin siquiera tomar un baño.

De ese abrazo cómplice en el cuarto de hotel, no se mencionó nada, pero estaba ahí, en su mente; y había comenzado a mirar a Naruto de una forma más carnal cuando esté en ocasiones se ejercitaba en el porche de atrás, haciendo estiramientos o elevaciones en una barra colocada en el marco de la puerta de su habitación.

—Sasuke, has aumentado masa muscular en las piernas— observó Marian, mientras se probaba los trajes de sus rutinas, alistándolos para el segundo evento —Tendré que arreglar el pantalón para que no te apriete mucho al saltar— miró al rededor buscando una pluma para apuntar ese detalle en su libreta y después de encontrarla preguntó; —¿No has visto mis lentes?

—¿Usas lentes?— indagó confundido.

—Sí, para leer... ¿Dónde estarán?— protestó buscando debajo de unos retazos de tela —Ah, rayos... los dejé en el lavamanos— rió —Ve a buscarlos por mí, ¿sí?

—Está bien— dijo Sasuke y descalzo, solo vestido con el pantalón de su traje, salió del taller.

Sonrió ladina haciendo girar la pluma entre sus dedos y segundos después escuchó un portazo.

—¡¡Marian...!!— el grito de Naruto proveniente del baño la hizo reír a carcajadas.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora