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Observaba el afiche en la pared frente de su cama. Naruto Namikaze en uno de sus últimos años como competidor, con un traje rojo y dorado brillante, que se había robado todas las miradas del público. Sasuke apretó el puño sobre su abdomen desnudo, la imagen de ese maldito tatuaje no se iba, y había hecho crecer en él el desconcierto y una rabia interna y desconocida.

Negó y se obligó a apartar la vista para mirar ahora a Sakura, parada frente a la pequeña encimera, solo vestida en ropa interior.

—Éstas hamburguesas están deliciosas, ¿dónde las compraste?— preguntó con la boca llena.

—Marian las compró a un lado de la carretera— respondió sin ganas.

—¿Marian?

—Es la hermana de Naruto— se acomodó, colocando las manos debajo de su cabeza.

—Pensé que habían ido solo ustedes dos al viaje. No me dijiste que había una mujer— rechistó, dando otra mordida.

—¿Qué importancia tiene? Es mayor que yo, además, no me fijaría en ella de esa manera— Sasuke rodó los ojos ante el ceño fruncido de su novia —Deja los celos, es una buena mujer y le tengo aprecio, solo eso.

—Espero... Ahora que empiezas a ganar medallas, seguro te rodearán las chicas— dijo con sarcasmo.

Sasuke bufó y sus ojos fueron nuevamente al afiche.

—Termina ya y ven a la cama— exclamó.

—¿Otra vez?— preguntó ella en tono sugerente —¿Por qué la desesperación? Me quedaré hasta mañana si quieres.

—Solo apresúrate— murmuró con molestia.

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—Oye, ya basta...— exclamó Lee, sujetando las pesas y quitándoselas —No es bueno excederse y llevas par de semanas abusando.

—Necesito buen rendimiento— justificó, mientras secaba su rostro sudado con una toalla.

—No ganas nada con agotar tus músculos y después tener que reposar por haberte lesionado. Todo a su tiempo— Sasuke gruñó internamente —Estás demasiado estresado— señaló.

—No acabo de clavar el maldito cuádruple— arrojó la toalla sobre el banquillo.

—¿Y qué te dice Naruto?

—¿Qué me va a decir? "Todo a su tiempo", al igual que tú. Pero no quiero que empiece a pesar que estaba equivocado en aceptarme— suspiró, recordando el último encuentro con el entrenador la noche anterior; su actitud había comenzado a hacerse un poco distante.

—Te aseguro que no pasará. Lo conozco desde niño, si él quiere que llegues a la cima, luchará por eso hasta el final. Nunca se rinde... Quizás esa es la razón por la que me choca tanto su indecisión.

—¿Indecisión?— inquirió.

—Debería haber empezado la rehabilitación hace unos meses, pero no ha querido.

—Pensaba que él ya no podía volver a patinar— murmuró sorprendido.

—No podrá, tuvo una fractura expuesta y un desprendimiento patelar; fué horrible. De todas formas puede trabajar para dejar de cojear y así abandonar la muleta— explicó.

—¿Por qué no lo hace?

—Él sabrá...— resopló —Ve a darte una ducha y baja con Gaara, le avisaré que vas— ordenó serio.

El pelirrojo tenía fama de ser un gran rehabilitador y masajista, pero era la primera vez que Sasuke disfrutaba de una sesión. Con solo su trasero cubierto con una toalla, esperaba a que Gaara terminara de colocar música relajante. Vió sus pies descansos pasar de un lado a otro por el hueco de la camilla, y luego sintió sus manos cálidas sobre los hombros.

—¡Estás hecho una piedra, muchacho! ¿Por qué tanto estrés?— preguntó sorprendido, comenzando a deshacer las contracturas en sus trapecios.

—No lo sé— balbuceó —El entrenamiento...

—Que raro, normalmente el cuerpo disfruta si algo le gusta.Te gusta patinar, ¿no?

—Lo adoro— suspiró.

—¿Y por qué tu aura está turbia? Confundida...

—¿Mi aura?— preguntó burlón.

—No me digas que eres de los que se burlan de la espiritualidad— dijo en tono divertido.

—No creo en esas cosas.

—Oh, el karma te dará fuerte en la cabeza— regañó, haciéndolo sisear al apretar un punto doloroso.

—Cuando la energía me enseñe a clavar un cuádruple cada vez que lo haga, entonces lo creeré.

—Tú eres quien pone las barreras, a veces es mejor dejar de pensar en lo que es y lo que será, y simplemente seguir la corriente. El universo conoce tu lugar, si te dejas llevar, sabrá donde ubicarte— habló Gaara con voz dulce.

—¿Y qué pasa si... si yo no puedo aceptar el lugar que me está mostrando? Si quiero elegir otro...

—Mmh, simplemente no elijas ninguno. Todo llegará a su tiempo— Sasuke resopló.

—Todo el mundo me dice eso últimamente.

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—¡¿Qué estás haciendo?! ¡Céntrate! ¡¿Dónde carajos tienes la cabeza?!— gritaba Naruto, severo.

Sasuke, en medio de la pista y aguantando sus rodillas, respiraba agitado y con molestia.

—¡No puedo llegar a la altura que quieres!— gritó, sorprendiendo incluso a Sakura, quien levantó la vista de su celular.

—Aumenta la velocidad, dobla más la rodilla y salta ¡No es un maldito rompecabezas!— regañó y luego gruñó dando un golpe fuerte en la baranda. Sasuke lo vió apretar el puente de su nariz con los dedos y luego le pidió con un gesto que se acercara. Cuando Naruto levantó la vista y notó el semblante molesto de su pupilo, negó con cansancio —¿Qué es lo te ocurre?

—No me ocurre nada— respondió después de chasquear la lengua.

—Estás aquí y no estás, hace semanas que intentas lograr un salto que pensé que dominarías hace rato. Ni siquiera has escogido la canción para el programa libre.

—Estoy indeciso con eso. No me gusta ninguna lo suficiente.

—Entonces busca otras— señaló —Solo te las dí como una guía— al ver que no lo miraba a la cara, Naruto tomó su barbilla y lo obligó a levantar la cabeza —¿Ésto es lo quieres?

—Sí... sí— murmuró apenado —Estoy cansado, eso es todo.

—¿Quieres terminar por hoy?

—No, seguimos. Trataré de hacerlo bien ésta vez— contestó y se alejó de él.

Nunca se habían quedado hasta tan tarde, Sasuke no escuchaba razones, solo seguía entrenando y entrenando; intentando lograr su primer cuádruple, uno que incluso había hecho antes de que Naruto fuese su entrenador. Eso aumentaba su frustración, y junto a la rigurosa rutina que llevaba hacía semanas, su cuerpo llegó al límite. Saltó otra vez con todas sus fuerzas, pero al aterrizar cayó rodando por el hielo y no se volvió a levantar.

Naruto abrió los ojos como platos y tuvo el impulso de ir a por él después de gritar su nombre y ver que no reaccionaba, pero el hielo lo detuvo. Eso que antes le había permitido ser más rápido y ágil que todos, ahora era una barrera infranqueable; entonces Sakura pasó a su lado corriendo y llegó hasta Sasuke, todo lo rápido que el hielo le permitió.

—¡Llama a una ambulancia! ¡Está inconsciente!— gritó, sujetándo su cabeza y colocándolo sobre sus muslos.

LEGACY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora