Corrió y se encerró en su cuarto, no era la primera vez que veía a un hombre desnudo, por supuesto, pero encontrar a Naruto saliendo de la ducha cuando fué a buscar los lentes de Marian, lo dejó petrificado. Sus pies no se movían, su vista inevitablemente fué a su entrepierna, notando su miembro semi-erecto al final de un muy trabajado abdomen. Sasuke retuvo la respiración y solo reaccionó cuando el rubio se cubrió con la toalla que tenía en la mano.
—Lo siento...— balbuceó rápidamente antes de salir huyendo.
—¡¡Marian...!!— escuchó el grito de Naruto y se cubrió el rostro.
Sus mejillas ardían y un latido conocido lo hizo mirar a sus pantalones. Negó con temor y se metió a la cama, escondiéndose bajo la frazada, como si ésta pudiera ocultar su vergüenza. Los minutos que siguieron fueron una tortura, no quería admitir que estaba excitado, que comenzaba a imaginar escenas donde podía tocar al entrenador... Recordaba sus jadeos al ejercitarse, la espalda ancha y sus manos al comer, al masajearle las piernas cuando terminaba de entrenar.
Sasuke escondió el rostro en la almohada y comenzó a bajar sus pantalones, cuando los tuvo en los tobillos, sujetó su erección y jadeó ante la sensación intensa. Nunca había tenido ese nivel de sensibilidad, la humedad ya corría por su mano y apenas había comenzado a masturbarse.
—¿Qué estoy haciendo...?— gruñó, pero simplemente ignoró su confusión y continuó.
Rojo y jadeante, se deshizo de la frazada para tener más libertad en los movimientos. Se mordió el labio, rabioso, cuando con la otra mano después de acariciar sus testículos, bajó un poco más buscando su entrada trasera.
Aceptaba que le gustaba, que Naruto lo estaba volviendo loco, que imaginarse con él encendía su cuerpo; pero estaba mal... ¿Lo estaba?
Gimió ahogado al sentir su dedo ya adentro y de inmediato comenzó a percibir el inicio de un orgasmo.
—Sasuke...— llamó Naruto desde la puerta. Su voz fué todo lo que necesitó, cayó en picada ocultando sus gemidos en la almohada y escuchando los golpes en la madera —Oye, Sasuke...— repitió.
—¿Qué...?— preguntó, intentando sonar lo más natural posible, mientras miraba su mano húmeda.
—Solo fué una confusión. No pasa nada...— dijo Naruto y él sollozó asustado —Te esperamos para cenar.
Después de recomponerse se duchó de prisa y fué al comedor. Huyó de la mirada del entrenador y se sentó a un lado, apoyando el codo en la mesa y ocultando disimuladamente su rostro con la mano. Marian estaba sentada delante, le sonrió inocente llevando los espejuelos puestos y Sasuke se puso aún más rojo.
—Que divertida película— dijo la rubia de repente y Naruto la miró.
—¿De qué hablas?— preguntó forzado.
—"Serendipity, señales de amor", por John Cusack. La ví con Saori hace unos días; muy buena, la recomiendo— contestó bajo el ceño fruncido de su hermano.
—¿Quién es Saori, no me has hablado de ella?
—Eh... un amiga. No tiene importancia— se apresuró a decir y tras dos bocados más se puso de pie —Te toca fregar, dile a Sasuke que te ayude. Adiós...— exclamó y se fué, dejando una tensión caótica en la mesa.
Ninguno de los dos dijo nada, comieron en silencio y luego cuando Naruto comenzó a fregar, Sasuke se paró a su lado para secar los platos con un paño y colocarlos en su lugar. El último que el rubio le fué a entregar, lo sostuvo fuerte, evitando que él se lo quitara de la mano. Sasuke lo miró un segundo, pero otra vez bajó la cabeza y todo rojo, apretó el paño de tela.
—Prometo cerrar la puerta con seguro la próxima vez— dijo el entrenador y tuvo que detenerlo cuando nuevamente el chico intentó huir —Oye...
—Tú tampoco eres mi tipo, para que lo sepas. No me gustan los hombres— exclamó furioso y forcejeó para soltarse. Naruto lo dejó ir y luego suspiró con cansancio.
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❄︎ ❄︎—¿Empacaste todo?— preguntó desde la puerta y Sasuke asintió.
Otra vez habían caído en la rutina de hablar solo lo indispensable. La tensión entre ellos había crecido hasta el punto de no poder mirarse a los ojos. Estaba mal ir a la competición en ese estado, pero cada vez que intentó tranquilizarlo, Sasuke huía de él o cambiaba de conversación. Al final terminó desistiendo, esperaría a que la iniciativa viniera de su parte.
—Sí, ya lo hice— respondió serio.
—Recuerda tener el pasaporte a la mano— señaló mientras Marian salía de su cuarto, toda perfumada —¿Y tú a dónde vas?
—Por ahí, a dar una vuelta— respondió con simpleza y luego se asomó para despedirse de Sasuke. Naruto negó y se fué a su habitación.
La casa sin la gemela era muy tranquila. Generalmente se ponía a ver televisión en la noche o se escuchaba el sonido de su máquina de coser. Sin ella, ninguno de los dos dejó su cuarto.
Sasuke, sentado al borde de la cama, miraba sus medallas, las cuales Naruto le había ayudado a colgar en la pared. Siempre, aunque nervioso, se había sentido seguro de sus actuaciones, pero por alguna razón ahora tenía miedo de ir a Francia. Muchas más personas lo estarían mirando, los competidores eran los más talentosos del ámbito. Se comenzó a preguntar si no había ascendido demasiado rápido, si no era mejor esperar al año siguiente y estar más preparado.
En esos momentos de introspección, siempre abrazar a Naruto lo calmaba, pero con todo lo que estaba pasando por su mente, creía que no era buena idea acercarse. Se forzó a dormir temprano, lo que provocó que a media madrugada se desvelara.
Abrazándose a sí mismo negó con resignación y salió de su cuarto. Se detuvo frente al de Naruto y colocó una mano en la puerta, indeciso a tocar, a exponerse más de lo que ya lo había hecho. Cuando notó que la luz se encendió de repente por la rendija inferior, entró en pánico y se fué, escondiéndose cobardemente detrás del sofá del salón. Escuchó como entraba al baño y después regresaba a dormir. Suspiró un poco aliviado, pero cuando se disponía a regresar a su habitación, la puerta de la entrada sonó.
Sintió tacones en el suelo de madera, par de ellos; unas risitas y siseos divertidos.
—No hagas ruido— murmuró Marian muy bajo.
—Me duele que me ocultes así— protestó otra chica.
—Ya te expliqué por qué, no te pongas triste— pidió con voz melosa.
—Eres una calculadora— rió la desconocida y Marian siseó.
—No hables alto, no quiero explicarle nada al malhumorado.
—Tu hermano necesita relajarse, disfrutar de la vida. Hagamos una cita doble, le presentaré al mío— Marian rió bajito.
—Eso no funcionará.
—¿Por qué no? Mi hermano es un excelente partido— protestó.
—No es por eso, es que Naruto está perdidamente enamorado de su patinador.
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LEGACY (Terminada)
FanfictionNaruto pensó que con el fin de su carrera llegaba el fin de su vida, pero un joven de talento sin pulir se le atravesó en el camino y éste le traerá mucho mas que motivación para continuar. Aún así, no todo es tan facil, dudas e inseguridades estorb...