2. Operación conquista

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SOY TU ALUMNA

Capítulo 2; Operación conquista.

—Noelia Jiménez—

No cabe duda que cuando una chica quiere conseguir algo lo logra, y por eso he nominado mi plan como operación conquista, quiero que el profesor esté a mis pies, que haga lo que yo quiera sin necesidad de negarse. Ha pasado una semana y desde entonces le he hecho miraditas al profesor, veo cómo me mira, y aunque trate de actuar como si nada sé que va a caer. No sé que vaya a salir de aquí, pero es que yo no me voy a quedar con las dudas, aclarar todo es mucho mejor. Y vaya que yo quiero aclarar todo, pero encima de mi sexy profesor.

Muevo el lápiz en medio de mis labios y miro a Izen que está dando su clase, parece tan indiferente a todos aquí, me he dado cuenta de cómo le coquetean las chicas y él parece que nada estuviera pasando, no les presta atención, mantiene una distancia que para él debe ser prudente. Todo eso lo hace más tentador, y a mí me encanta todo lo que sea tentador y prohibido.

Me cruzo de piernas y veo cómo se le va la mirada hacia mis piernas. Veamos si no cae en mi juego, quiero comprobar que no es tan decente como parece ante todos aquí, y si quiero eso es porque me consta que fuera de estas paredes es alguien muy distinto al profesor que todos conocen.

—¿Le estás coqueteando al profesor?  —Meisy me da un pequeño codazo y se ríe sin hacer ruido—. Pierdes el tiempo, chula, no le presta atención a nadie de la escuela. Lleva años aquí y nunca ha tenido nada con ningún alumna.

—Mejor todavía, así cuando cumpla mi operación conquista podré decir que conquisté al profesor que ninguna alumna pudo.

—¿Operación conquista?

—Es obvio que se lo quiere tirar, a eso le llama «operación conquista» —la voz de Kaleth nos hace mirarlo. En esta semana hemos hablado mucho, es divertido y me gusta su manera de ser, la que no está muy feliz de que hable conmigo es su novia—. ¿Sabes que será imposible que te preste atención? Sí eres muy guapa y tienes muchas cosas a tu favor, pero el profesor Izen es muy serio con todos aquí.

—¿Quieren que les pruebe que no es imposible? Los imposibles no están en mi cabeza, si quiero estar con él puedo lograrlo.

—Pero ya esto me está gustando —Meisy mueve sus hombros—. Para empezar tienes que lograr que te dé un beso hoy mismo y queremos pruebas.

—De acuerdo con ella.

—Ustedes mismos lo verán. Antes de que se termine la clase iré al baño con cualquier excusa, deben ir después y se darán cuenta de lo que haré.

Asentimos y nos acomodamos para seguir prestando atención, espero que pasen unos minutos y pido permiso para ir al baño con la excusa de que estoy mareada. Si quiero hacer esto tiene que ser rápido, en dos meses ya no estoy aquí y quiero disfrutar.

Por el tiempo que ha pasado ya se ha terminado la hora de clase, espero que el profesor se percate de que no estoy en el salón. Siguen pasando los minutos y decido salir del baño, justo cuando voy saliendo veo que el profesor viene, me devuelvo corriendo y me echo agua en la cara, dejando mis manos afirmadas en el lavado.

—¿Señorita Jiménez, se encuentra bien?

Qué seriedad, profesor.

—Sí, no te preocupes, ¿me puedes dejar sola?

—Te ves muy mal, no te voy a dejar sola, estás toda pálida.

—Yo estoy…

Dejo las palabras a medias y dejo ir mi cuerpo con la única intención de que me detenga antes de caer, antes de que mi cuerpo caiga me sostiene en sus brazos. Me hago la desmayada y puedo sentir cómo camina con mi cuerpo en sus brazos, segundos después me acuesta en una camilla y por lo poco que puedo sentir estamos en la enfermería.

—¿Qué le pasó a la chica?

Escucho una voz femenina muy coqueta.

—No sé, pidió permiso para ir al baño porque estaba mareada y cuando fui a ver por qué tardaba se desmayó en mis brazos.

—Puede que haya sido porque no desayunó o por el estrés. Iré por una pastilla para el mareo a la bodega de medicinas.

Los escucho hablar y quiero reírme por lo buena actriz que soy, empiezo abrir mis ojos y noto que Izen se me acerca, parece preocupado. Miro para todos lados como si no supiera dónde estoy.

—¿Estás bien? —me ayuda a sentarme en la camilla—. ¿Te has alimentado bien?

—Sí, debe ser que estoy bajo estrés y por eso ando así, llevo días sin dormir por las discusiones de mis padres, es horrible.

Le miento con todo el descaro posible.

—Debes descansar, ¿vale? Debo dejarte porque tengo que dar clases, pero…

—No me dejes aquí sola, por favor —tomo su mano—. No te voy a molestar, solo tienes que quedarte.

—Está bien —me sonríe. Aprovecho que se ha acercado para mirarlo a los ojos que son muy bonitos—. No es conveniente estar tan cerca.

—¿Por qué? No estamos haciendo nada malo —aprieto mis labios—. Cuando uno no quiere estar cerca de alguien es porque no le agrada o porque hay algo, y nosotros no tenemos nada.

—Tienes razón.

Nos quedamos callados, baja su mirada a mis labios y sonrío un poco sin necesidad de ser coqueta, me quedo helada al sentir sus dedos en mis labios. Ya sabía yo que tenía que caer en mis encantos.

—Quiero besarte.

Me dice.

—¿Y por qué no lo haces?

—Porque eres mi alumna.

—Sí, estás en lo cierto…

Antes de que termine de hablar estampa sus labios sobre los míos, me voy dejando llevar y dejo mis manos alrededor de su cuello. Sabía que tenía que caer. Puedo sentir su respiración acelerada y estoy igual que él, escuchamos que alguien viene y nos separamos.

—Oh, despertaste —la enfermera me da una sonrisa, me pasa una pastilla con un vaso de agua—. Te va a quitar los mareos, ¿sabes si de pronto estás embarazada? Si lo estás te recomiendo que vayas a un hospital para que te hagan el chequeo necesario.

—Estoy planificando, es imposible que lo esté —me tomo la pastilla y me bajo de la camilla—. Debo regresar al salón, lo más seguro es que las clases empezaron.

—Tienes que descansar, lo mejor es que te vayas a casa, cuando te trajo el profesor estabas inconsciente, debió ser el cansancio o la mala alimentación.

—Yo la llevaré a su casa, no te preocupes.

¡Ahí queríamos llegar!

Me ayuda a caminar hasta afuera y veo que está Meisy y Kaleth hablando, me dan una sonrisa y se acercan, los dos con cara de preocupación. Salieron mejores actores que yo, ya me pueden hacer competencia.

—¿Estás bien? No regresaste más a clases y nos quedamos preocupados —me interroga Kaleth.

—Sí, fuimos a buscarte y ya no estabas —le sigue Meisy.

—No pasa nada, estoy bi…

—No está bien, la encontré mareada en el baño. Regresen a clases, yo la iré a llevar a su casa.

Los dos le quedan mirando la cara.

—¿Usted? —dicen al tiempo.

—Sí, ¿algún problema?

—No —esta vez también hablan al unísono.

—Nos vemos mañana, chicos, estoy cansada y quiero llegar a mi casa.

Les guiño un ojo antes de seguir y veo cómo me sonríen. Después de toda mi actuación algo bueno debía sacar de todo esto.

[…]

—¿Entonces, no tienes novio porque le tienes miedo a las relaciones?

Me quedo mirando a Izen, se ha quedado conmigo porque en mi casa no están mis papás y no quiso dejarme sola. No es tan serio como se mira en la escuela, con mis compañeros sonríe muy poco y desde que está aquí lo he visto sonreír más de lo normal y hasta hace chistes que son muy buenos, otros sí son malos.

Hemos hablado de todo un poco y no es tan malo, que sea mucho más grande que yo no es impedimento para tener una buena conversación.

—No dije eso, lo que dije fue que no me gustan las relaciones porque la gente ya viene lastimada de una relación pasada y te hacen daño o siguen enamorados de su ex, y qué pereza recibir sobras.

—¿Nunca te has enamorado? Me das esa sensación de que no, no pareces alguien que le hayan roto el corazón.

—No, ¿tú sí?

—No, pero sí quiero a mi novia, estamos juntos desde la universidad.

—¿Tienes novia?

—Sí, ¿no te lo dije? —suelta una risita divertida porque sabe que no me lo había dicho—. Claro que no te lo iba a decir, es mi vida personal y tú eres mi alumna, eres una niña delante de mí para hablarte de cosas de adultos.

—¿Una niña? ¿Por qué no me dijiste eso cuando me fui contigo para el hotel? —me levanto de la silla donde estaba sentada—. Ya puedes irte, me siento mejor.

—Ok, si eso quieres.

Recoge sus cosas y sale sin decir nada, escucho cuando se cierra la puerta y asumo que se ha ido. No cabe duda que es de los hombres que pueden querer mucho, pero no estarán solo contigo, pero eso no me interesa, es un imbécil. Claramente, soy más chica que él, pero tampoco soy una niña como me ha dicho.

Me suena el celular y me doy cuenta de que es Meisy, es una videollamada, puedo notar que ha ligado la llamada para que Kaleth también esté.

—¿Qué pasó? ¿Lo hicieron? Danos todos los detalles.

—Yo que soy hombre digo que no, y si sí, no estuvo bien, tienes una cara.

—No hicimos nada de eso, me dijo que soy una niña.

Los dos se ríen.

¿Ya ustedes se conocían, Noelia? Escuchamos lo que te dijo en la enfermería antes de besarte, parecía que había pasado algo entre ustedes.

—Lo conocí cuando fui por el uniforme y luego lo volví a ver en una discoteca a la que fui con mi hermano y con sus amigos, cabe aclarar que no sabía que iba ser mi profesor —los dos dejan lo que están haciendo para mirarme—. Y si se están preguntando algo, sí, nos acostamos. ¿Ustedes sabían que tiene novia?

No, nunca habla de su vida personal con nadie —me dice Meisy—. Es muy reservado.

—Tienes una ventaja, te habla de su vida, cosa que no hace con nadie en la escuela, si sabes usar eso a tu favor lo tendrás a tus pies.

—¡Dios! Tienes razón, das ideas muy buenas, Kaleth, yo que creía que solo servías para coquetear conmigo y hacer enfadar a la simple de tu novia —me doy cuenta de que mi hermano ha llegado—. Chicos, hablamos después, ha llegado mi hermano.

Cuelgo antes de que puedan decir algo. Mi hermano se acerca para desordenar mi cabello.

—¿Amigos nuevos?

—Me agradan, son de la escuela.

—¿A quién quieres conquistar ahora? Escuché todo lo que hablaron. Ya sabes que tienes que intentar no estar en problemas, mis papás me contaron todo ya.

—A nadie, chismoso. Y no causaré problemas, dichoso tú qué vas en la universidad y no te pueden cambiar porque eres perfecto para mis papás.

—No causarás problemas porque tú eres el problema, ¿cierto?

—¿Tú qué crees, hermano?

—Eres increíble. Amo tu combinación entre maldad y nobleza.

—Yo decidí ser lo que quiera, y, créeme, nadie puede hacerme dudar de lo que soy.

—Siempre me ha encantado la seguridad que tienes en ti, por favor, no dejes que nadie te la haga perder.

—¿Sabes que eres el mejor hermano del mundo? —lo abrazo—. Soy de esta manera gracias a que siempre estuviste para mí, aunque no vivieras conmigo, y también porque el abuelo me enseñó lo mucho que valgo.

—Amas al abuelo.

—Es mi vida ese viejito precioso.

Se acerca a la nevera y saca la jarra de jugo, se sirve un vaso y se lo quito para tomármelo yo, agarra otro vaso para él y lo llena. Da un salto para quedar sentado en la encimera, si mi madre lo llega a ver le puede dar algo, ella odia que nos sentemos ahí porque piensa que es de mala educación.

—¿Por qué nunca mencionaste que Ross es gay? —repito su acción para quedar sentada a su lado—. No tenía la menor idea de que le gustan los chicos, él no parece.

—No tiene que llevar la bandera gay en la frente para que sepas que le gustan los chicos, boba. Y si no te dije nada era porque no te caían muy bien mis amigos, así que no le vi caso decírtelo.

—¿Es verdad que tiene novio? Ross es muy atractivo.

—Sí, el chico se llama Fernando. ¿Te molesta que mi amigo sea gay? Porque la mayoría de la gente piensa que un hombre heterosexual no puede tener una amistad con un hombre homosexual.

—A mí me da igual que sea tu amigo, si es gay son cosas suyas, todos podemos amar al que nos dé la gana y los demás no tienen que opinar en nada.

—De acuerdo contigo. ¿Me dirás a quién le andas coqueteando?

—No te voy a decir nada, son mis cosas.

Nos bajamos de la encimera.

—Ya entendí. Nos vemos después, tengo ganas de ir donde Molly para que no ande enojada.

—Si es que llegas a ir, la pereza vive en ti.

—Sapa.

Me da un golpe en la frente y se va corriendo, me voy detrás de él para darle un golpe yo, lo logro y me entro a mi habitación porque es capaz de regresármelo. Tenemos juegos pesados y después estamos que no aguantamos nada, pero son cosas de hermanos, y solo el que tenga hermanos mayores sabe que la guerra siempre estará, ninguno se quiere dejar del otro para seguir con el juego. Tener hermanos no es tan malo.

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