20. ¿Me hiciste brujería?

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SOY TU ALUMNA

Capítulo 20; ¿Me hiciste brujería?

—Noelia Jiménez—

Esos momentos de la vida donde queremos sacar la mano y darle un puñetazo a la persona que está frente a nosotros, y es que no podemos mentirnos, hay quienes hacen méritos para sacarnos de las casillas por más calmados que estemos. Suelo tener paciencia hasta cierto límite, aunque no soporto que vengan a hacerme sentir mal, y puede que no me afecte porque sé lo que soy, pero no permito que me humillen porque me sé defender. Ashley ha venido a mi casa a tratar de insultarme y siento que se está ganando que yo la tome del cabello y la arrastre cómo se lo merece por mentirosa.

No puede venir a mi casa a culparme de haber dañado su relación, yo no obligué a Izen para que estuviera conmigo, y mucho menos sabía que ella existía cuando lo conocí, los dos quedamos en no hablar de nuestra vida, y por eso él no la mencionó y yo tampoco pregunté nada. Aparte, ella no es ninguna santa, que quiera hacerse la víctima ya es otra cosa, porque bastante hipócrita sí es.

—¿Podrías dejar de venir a mi casa? Qué pereza me das, Ashley —giro los ojos con fastidio, se está ganando sus puñetazos—. Ya quítate esa máscara de chica buena, es aburridora.

—¿Vas a dejar a Izen? Tú eres una entrometida que llegó a dañar mi vida —me señala con su dedo índice—. Tú eres una basura que apareció para joder todo lo bueno que nosotros teníamos

—¿Puedes irte? No tienes nada que hacer en mi casa, yo no soy culpable de que Izen y tú hayan terminado su relación —le digo ya cansada porque estoy perdiendo la paciencia y ella no ha dejado de hablar cosas sin sentido—. Y yo no jodí nada, tú desde hace mucho le mentías a Izen, así que no te hagas la víctima.

—Quiero que te alejes —me dice con firmeza—. Puedes buscar a alguien más, sabes que te vas a aburrir porque eres la menor de la relación, las chicas como tú solo buscan diversión.

—Ya acepta que Izen no te ama, que lo que sentía por ti se acabó, y puedes hacer lo que sea, no voy a caer en tu juego porque sé que estás aquí solo para que yo me salga de mis límites e ir corriendo donde Izen a decirle que yo te golpeé.

Puedo notar en su manera de mirarme que está enojada y que no le caigo bien, y es que eso me da igual, yo no vivo para caerle bien a los demás.

—Mi madre siempre me decía que las tipejas como tú pueden acabar con la felicidad de otros, y que después de sentir que ya no son felices en un lado se van. Tú, Noelia, eres una de esas chicas, no sabes lo que quieres, pero te encanta sentir que le gustas a todos los chicos por simple vanidad.

—Tu madre estaba hablando de ti cuando te dijo eso —estiro mis labios en una ancha sonrisa—. No quería ser tan desagradable contigo, pero me tocará porque estás haciendo buenos méritos —me acerco a ella—. No quiero que vuelvas a joderme la vida o le cuento a Izen que tú dejaste a Javier por ir detrás de él y que ese chico de la oficina con el que te vio lo tenías desde hace mucho, porque sí, él me contó todo lo que vio cuando te fue a buscar.

—Eres una perra.

—Pero una con pedigree, en cambio, mírate tú, aquí rogando para que me aleje del chico que dices amar para quedarte con él. Eres tan absurda.

—Te voy a destruir, te haré pedazos por meterte en mi vida, y te juro que haré de tu existencia un infierno.

Asiento con mi cabeza y me le acerco. —Me encanta que te muestres como eres realmente, pero ¿sabes? Haré que ese infierno que quieres crear para mí arda junto contigo. Tú solita te vas a destruir en tu propio juego.

Paso por su lado y sigo mi camino hasta mi auto, me cansé de Ashley, ella está segura de que por ser más joven me dejaré decir de todo, pero se equivocó, si ella quiere jugar yo voy a jugar al paso que quiera. No le permito a nadie que me trate como un pedazo de trapo sucio, menos a una aparecida con inseguridades sobre lo que es. No la soporto, y si quiere hacer de mi vida un caos, yo haré de la suya un infierno sin salida, haré que conozca lo que es sentirse miserable.

He llegado a la escuela, vine por mis papeles porque la directora no me los ha mandado y los necesito para poder irme, también porque hoy es mi último día de clases. Ya hablé con Izen sobre nosotros porque no será fácil estar lejos, pero está de acuerdo conmigo que no debo retener lo que quiero por amor, estaremos en contacto y podrá ir a verme los fines de semana que no tenga tan ocupados. La distancia no tiene que ser un impedimento para querer seguir con lo que ahora sí tenemos.

Saludo a la secretaria de la directora y me deja entrar sin poner problemas, esas son las ventajas de ganarse a la gente, toco la puerta de la directora y me pide que pase, me hace señas para que me siente y espere, está hablando por celular.

—Discúlpame por hacerte esperar, pero estaba en una llamada importante. ¿Entonces, sí dejarás la  escuela? —habla mientras busca en los archivos—. Guardaba la esperanza de que te arrepintieras, mi hija no ha dejado de llorar porque te vas, Meisy no había tenido amigas aquí en la escuela, pero parece que contigo fue diferente.

—Sí señora, me voy. Meisy sabe que vendré a visitarla y que ella puede ir a visitarme también, seguiremos siendo amigas.

Me pasa mis papeles después de haberlos sacado de los archivos.

—Ahí están todos los papeles que necesitas, ya sabes que si te arrepientes te vamos a recibir con el mismo cariño —se levanta para darme un abrazo—. Te cuidas, y espero que sigas siendo tan buena estudiante como lo fuiste en este tiempo que nos acompañaste.

—Gracias, señora directora.

Me termino de despedir y salgo para ir a la última clase que tengo hoy, antes de llegar al salón veo a Izen recostado en mi locker, lo rodeo con mis brazos y me sonríe, baja su cabeza para que bese su frente porque no alcanzo y después me da un beso él a mí. No hay nadie en los pasillos, así que no verán nuestras muestras de cariño.

—Qué guapa estás —me rodea con sus brazos—. Te falta una hora de clases, ¿te espero y nos vamos juntos? Ya mis papás se fueron esta mañana, así que no debo llegar a tiempo al departamento.

—Amor, no me vas a esperar una hora, seguro tienes otras cosas que hacer.

—Es que quiero que vayamos a tu casa.

Muerdo mi labio y le doy una sonrisa coqueta.

—No vamos a tener sexo, así que no me hagas esa carita porque sabes que no me aguanto y tendremos que hacerlo aquí —giro los ojos y se ríe—. Quiero ir hablar con tus papás, Noelia.

—¿Hablar de qué?

—De nosotros.

Suelto una carcajada inconscientemente.

—¿Estás loco? Mis papás no van a decir nada si andamos, no es necesario que vayas a mi casa a poner la cara, por Dios, Izen.

Ni siquiera sé si mis papás no estarán de acuerdo, y me da igual si lo están o no, es mi vida y puedo elegir lo que quiero.

—Quiero hacer las cosas bien por ti, Noelia, te vas a ir mañana y quiero que ellos sepan que andamos, porque sí tenemos algo, ¿no?

—Claro que sí.

—Entonces iremos juntos para hablar con ellos —resoplo y me da un pequeño empujón que le devuelvo—. Estaré en la biblioteca, me buscas cuando salgas.

—Ok, nos vemos ahí. Te quiero.

Le digo para seguir mi camino.

—Noelia —me detengo a unos pasos de él cuando escucho que me llama—. Te amo.

—Es imposible no amarme cuando te fui a buscar para que no te casaras —le guiño un ojo y se ríe—. Yo también te amo, «profesor».

Le tiro un beso con mi mano y él hace lo mismo, sigo mi camino, ya mis amigos están en el salón y la profesora que nos toca no ha llegado, así que nos quedamos hablando. Escucharlos hablar me hace entender que los voy a extrañar, ellos han sido buenos amigos todo este tiempo y les he tomado un gran cariño, y vaya que es difícil que yo le tenga cariño a las personas.

—¿Y esa cara? Te noto extraña —Meisy habla en voz baja para que nada más escuche yo—. ¿Te pasó algo que yo no sepa?

—Izen quiere hablar con mis papás sobre nuestra relación.

—¿Y eso te parece malo? Para mí es perfecto, ahora los chicos no piensan en eso, en cambio, Izen quiere hacer las cosas bien.

—Es que siento que es ridículo, nadie ha ido a decirle a mis papás que quiere tener algo conmigo, yo no dejaba porque me parecía una acción sin sentido.

—Más bien te da pena que Izen hable con tus papás, pero es natural, no le quites la idea. Te quiere, es normal que quiera hacer las cosas bien para que tus papás no piensen mal.

—Creo que tienes razón.

—¿Crees? No, reina, la cosa aquí es que yo tengo la razón. ¿Me contarás todo lo que pase? No puedo estar falla de información.

—Te contaré absolutamente todo.

—Amo el chisme.

—Tu vivir es ser chismosa.

[….]

Nunca me he sentido incómoda para hablar con mis papás, las veces que hablábamos les decía las cosas sin titubeos, no me gustaba dar vueltas porque de igual manera en algún momento los temas «incómodos» tenían que salir en ciertas conversación. El problema ahora es que estoy nerviosa al tener a mis papás frente a mí mirando a Izen con cara de querer saber hasta cuándo y dónde lo hicimos, esto sí que me da nervios porque no sé cómo van a reaccionar.

Puedo sentir los nervios de Izen, y no es para menos, creo que nunca había estado en esta situación con una chica menor que él y sus padres de frente preguntando mil cosas con la mirada. ¡Ayudaaaa!

—¿Para qué querías hablar con nosotros? Mi hija nos dijo que era importante, nos tocó dejar nuestros trabajos sin terminar por venir —mi padre cruza sus piernas—. ¿Estás aquí para hablar de mi hija, verdad? —vuelve a preguntar.

—Papá, una pregunta a la vez, por favor.

—Estoy aquí porque quiero hacer las cosas como tienen que ser; estoy enamorado de su hija, y quiero tener una relación libre con ella, que ustedes estén de acuerdo para que no piensen que estoy jugando con Noelia, porque esas no son mis intenciones —mis papás prestan atención a lo que dice Izen—. Lo primero que deben estar pensando es que soy un enfermo por querer estar con una chica de dieciocho años cuando yo soy mayor que ella por varios años, pero la edad no es algo que impida amar.

—Necesito que me respondas lo que voy a preguntar; ¿Estás aquí porque mi hija te lo pidió o porque tú quisiste venir?

Lo interroga mi madre.

—Estoy aquí porque quiero, nadie me dijo que debía venir.

—Bien, te diré lo que pienso —esta vez mi mamá se acomoda en el mueble en el que está sentada—. No me convence que alguien mayor que mi hija quiera tener una relación con ella, obviamente tú tienes experiencias en muchas cosas que ella ni siquiera ha experimentado, y no es una mentira que a los hombres guapos así como tú le gustan las chicas más jóvenes para hacer con ella lo que les plazca, porque eres guapo, y lo sabes. Noelia no es una muñeca de trapo que tendrás por un corto periodo de tiempo y luego desecharás.

Quiero hablar y mi madre levanta la mano para que me calle porque va a seguir hablando.

—Pero independientemente de que yo piense que no va a durar mucho lo de ustedes, no puedo estar en total desacuerdo acerca de lo que pasa con ustedes, en este momento parece que tú eres su felicidad, y me gusta respetar sus decisiones, aunque yo no esté tan convencida.

—Mamá, yo no soy un juego para Izen, yo me sé dar mi lugar y nunca voy a estar con alguien que no me sepa valorar, yo sé que no empezamos una relación como tenía que ser, pero nosotros no tenemos culpa de nada, solo dejamos que todo pasara y ya, no hay que ponerle tantas trabas a la vida.

—Si a ti te da igual que Izen sea mayor que tú, entonces, pueden tener su relación, ya eres grande, hija, te vas a equivocar como todos, pero también vas a aprender y vas crecer como persona —mi papá me mira y después a Izen—. Te voy a dar mi confianza, aunque mi esposa no esté de acuerdo, si me fallas te olvidas de que vas a tener otra oportunidad para recuperar mi confianza, ¿estamos?

—No le voy a fallar ni a usted ni a Noelia —Izen pone su mano sobre la mía—. Gracias por darme su confianza.

—La mía te costará ganártela —vuelve hablar mi madre con una cara seria—. ¿Qué harás cuando tú quieras tener un hijo y Noelia no? Porque tú eres más grande y querrás conformar tu familia, en cambio, mi hija es más chica y no querrá irse contigo, no va querer responsabilidades porque debe seguir estudiando.

—No quiero tener hijos, y Noelia tampoco, en eso estamos de acuerdo los dos. Y si un día le pido que se venga a vivir conmigo no tiene que dejar de estudiar, yo sé perfectamente que tiene que prepararse.

—¿Puedo dar mi humilde opinión de hermano mayor? —volteamos hacia las escaleras de donde viene bajando mi hermano, obvio que estaba escuchando lo que estábamos hablando. Me da un abrazo y con Izen choca su puño.

—Tu «humilde opinión» siempre tiene veneno, pero te daré el voto de confianza para que hables.

Mi papá le da una señal para que hable.

—Mi hermana es la chica más espectacular y cool que conozco, y no lo digo solo porque la quiero, sino porque me lo ha demostrado, tal vez para ustedes sigue siendo una niña porque no han estado gran parte de su vida por estar de viaje, pero ya Noelia creció, y merece que la quieran. Puede que Izen no sea lo que ustedes esperaban, pero no se trata del prototipo de hombre perfecto que quieren para ella, se trata de su felicidad —miro a mi hermano hablar, nunca había dicho cosas tan bonitas—. Dejen que sea feliz, lo merece por todo lo que ha pasado, entre eso la muerte del abuelo que le sigue doliendo.

—Es que ellos pueden tener una relación, independientemente de que nosotros no estemos muy convencidos, Noelia sabe lo que hace, nadie la está obligando a nada —le aclara mi papá—. Lo único es que deben tener responsabilidad y deben ser sinceros, a veces la diferencia de edad sí pesa, aunque muchos no lo acepten.

—Yo sé que la diferencia de edad es su principal excusa para no aceptarme, pero le voy a demostrar que eso es lo de menos, estoy enamorado de Noelia y eso es todo —Izen me abraza—. Si estoy aquí es porque quería dejar todo en claro, y parece que todo está dicho.

—Haz hecho muy bien en venir, eso habla muy bien de ti —mi papá le da la mano y la toma—. Tengo una pistola calibre 40.

—Papá, vas a asustar a Izen —mi hermano se ríe por la broma que ha hecho mi padre.

—Ya todo está claro, pero ahora les quiero decir que no quiero que se metan en mi relación, no digo que no voy a aceptar sus consejos porque son mis papás, pero vamos a seguir en nuestro espacio como hasta ahora —les doy una sonrisa—. Creo que debo darles las gracias por no sacar a Izen y por haberlo escuchado, estaba nerviosa.

Izen se despide de mis papás y de mi hermano, lo acompaño hasta la puerta para despedirme, nos quedamos viendo la cara y de la nada soltamos una carcajada, hay que estar locos para enfrentar a mis papás con todo lo que dijeron, no es que me iba a alejar de él si ellos lo pedían, pero sus respuestas fueron tan versátiles que casi quedamos sin palabras. Me abraza sin motivo alguno y quedo contra su pecho, me gusta el olor de su perfume.

—¿Sabías que tus papás sirven de jueces? Vaya que saben preguntar y sacarte las respuestas. Estaba que me hacía en el pantalón, te lo juro.

—Así son ellos, pero verás que te los vas a ganar cuando tengan tiempo de compartir, claro, si saben que tú y yo ya lo hicimos te van a sacar a patadas.

—Tú abusaste de mí —bromea y nos reímos—. ¿Qué harás en la noche? Quiero estar contigo antes de que te vayas, no sé, que hagamos algo juntos.

—Pasas por mí entonces.

No aparta la mirada.

—Cada vez que te veo me pregunto en qué momento te llegué a querer tanto, en qué momento te metiste tanto en mis pensamientos que no puedo estar un minuto sin pensar en ti —me quedo callada por lo que dice—. Estás sanando algo que tú no rompiste.

—Y yo me pregunto cómo demonios le hiciste para gustarme tanto, ¿no me hiciste brujería?

Lo señalo con una cara divertida.

—Joder, me descubriste —se cubre la cara con las manos—. Me tocó hacerte brujería para que cayeras.

—No te preocupes, yo te di agua de calzón, así que estamos a mano.

Seguimos bromeando durante unos minutos, creo que ninguno de los dos es normal, o él está más loco que yo o yo estoy más loca, pero nadie sale ileso. No estaba convencida de que hablara con mis papás, pero después de ver todo lo que se dijeron me di cuenta de que fue una buena idea, no quiero que me hagan preguntas, pero me dio la sensación de que mi madre ya sabía ciertas cosas; cosas que yo no le conté.

Entro a la casa y mi hermano está sentado en los escalones de la escalera, bueno, acostado, la pereza se lo gana a niveles sorprendentes. Me siento a su lado.

—Gracias por lo que le dijiste a mis papás, ha sido un gran gesto de tu parte.

—¿Crees que fue gratis, hermanita preciosa? —se acomoda y me hace un baile de cejas de arriba hacia abajo—. Bueno, quise ayudar, pero también fue para que hables con Molly, está enojada y me mandó a volar.

—¿Qué le hiciste?

—Me ofende tu pregunta —se pone la mano en la frente y echa su cabeza hacia atrás de manera dramática—. ¡Oh, Dios, qué hice para merecer una hermana que confía en todos menos en mí! ¡Llévame que no soy capaz de soportarlo!

Suelto una risotada y le doy un golpe en su cabeza.

—No seas payaso, ya dime qué le hiciste, si está enojada es porque tuvo que pasar algo.

—Una chica en la universidad le dijo que nos besamos.

—¿Y es verdad?

—Sí, pero no fue nada, estaba borracho en una fiesta que hicieron los de mi facultad.

—Para ti no es nada, pero a Molly le duele lo que haces, dijiste que ibas a cambiar porque la quieres y ya hiciste una tontería.

—Pero me estoy portando bien, lo de ese beso fue hace mucho.

—No importa el tiempo, sino lo que hiciste —me levanto y lo miro desde arriba—. Perdón, pero yo siendo Molly hace mucho que te hubiera mandado al demonio, no te voy a ayudar, mira cómo arreglas todo.

—Por favor, habla con ella.

—No haré eso, no la voy a convencer porque tú le fallaste, no seas tan cabrón, Damián.

—Me caías mejor cuando no se llevaban tan bien como ahora. Mala hermana.

—Qué pesar, pero me da igual, bobo. Y sabes que tienes a la mejor hermana, tú mismo me lo has dicho.

Le tiro un beso y me saca el dedo, así que le sonrío. No pienso ayudarlo porque siempre que haga algo como esa estupidez querrá que yo ponga la cara por él, y no haré tal cosa. Puede que antes pensara que Molly merecía que mi hermano le hiciera cosas como estar con otras chicas, pero ahora no, Molly lo quiere y es una buena chica, aparte, me cae mejor.

«Ojalá entendieras que Molly sí vale la pena y que te ama, hermano».

Agarro mi celular y le marco a Molly, espero unos minutos que me responda, hasta que lo hace.

Si llamas para abogar por tu hermano te digo que no me dejaré convencer, me cansé de que sea tan tonto y piense que puede jugar conmigo cuando él quiera.

—¿Te calmas? No estoy llamando para defenderlo, sí me pidió que lo ayudara, pero le dije que no porque él mismo debe arreglar todo contigo —me tiro en la cama—. ¿Cómo estás?

—Pues mal, me siento enojada con Damián, sabe que lo quiero y no valora eso, me estoy cansando, y de verdad si no me he alejado del todo es porque lo quiero, pero ya no sé qué pensar —noto en su voz que está triste—. ¿Cómo se le ocurre besarse con una chica que se supone que era mi amiga?

«Bueno, pero esa parte de que era amiga de Molly no me lo dijo».

—No seas tan blanda con mi hermano, hazlo sufrir y que vea lo mucho que vales. Es que tú también, él te hace ojitos y ahí vas tú de pendeja a caer.

—No te llevo la contraria porque tienes razón. Solo que esta vez no he respondido sus llamadas, ni sus mensajes, me siento enojada y dolida por lo que hizo, ¡es un puto imbécil!

—Lo es, eso no está en duda. Oye, hablamos otro día, me voy a arreglar porque saldré con Izen y no quiero que cuando venga deba esperarme.

—Vale, gracias por llamar para saber de mí. Ah, usan protección porque no queremos niños corriendo por todos lados.

No evito reír por lo que dice. —No me digas eso, soy capaz de llevarme la caja de preservativos.

—No es mala idea, evitar es vivir.

Antes no tuve la oportunidad de conocerme con Molly, podíamos estar en el mismo lugar y únicamente nos hablábamos para ver quién perdía la paciencia primero, y pensaba que no merecía a mi hermano, pero ahora pienso que es mi hermano el que no merece a Molly, la he conocido un poco más y es una chica increíble, ella haría cualquier cosa por Damián y él no valora eso, la quiere, pero no es capaz de dejar todo lo malo atrás para querer a Molly como se lo merece.

Es hora de arreglarme, siempre tardo mucho tiempo y si ahora no me meto a ducharme cuando venga Izen le tocará esperar. Hoy quiero verme bonita, quiero sentirme bien conmigo misma y espero lograr mi objetivo. Vamos a ver con qué nos sale Izen hoy, me gusta que no siempre estemos haciendo lo mismo y, definitivamente, me gusta que lo nuestro no sea monótono.


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