16. ¡A disfrutar!

140 23 1
                                    

SOY TU ALUMNA

Capítulo 16; ¡A disfrutar!

—Noelia Jiménez—

Es imposible que detengamos nuestros sentimientos, es imposible que nosotros seamos quienes le digamos al corazón; detente, no quiero sentir nada por esta persona. Creo que si pudiéramos hacer eso hubiéramos menos personas con el corazón roto, menos personas sin estabilidad y menos personas tratando de buscar una salida porque no quieren sentir amor, por miedo, tal vez, pero hay quienes solo no queremos sentir nada por nadie, porque nos jode sentirnos débiles y frágiles en un mundo tan caótico donde todos creamos estúpidos estereotipos que al final del camino son basura.

Somos humanos; nos equivocamos, nos enamoramos de personas que no merecen nuestro amor, lloramos sin saber el motivo y quisiéramos dejar todo eso que nos llena de miedo y ser nosotros mismos, pero en nuestro interior pensamos que no podremos porque ya nos hemos creado una idea de lo que somos, cuando en realidad somos algo muy diferente a lo que creemos. 

Los miedos son tan reales como nosotros lo permitamos, y creo que he permitido de más ese miedo de sentir más cosas por Izen, hoy me di cuenta de que me gusta mucho más de lo que yo admito, lo quiero, y me va a doler que se case con una chica que no lo merece, que puede amarlo, pero no lo suficiente para ser sincera con él. Ella no lo merece.

Hoy tengo que admitir que estoy enamorada de Izen, que me gusta cada cosa de él de la misma manera que me irrita. Ahora me siento enojada por su actitud tan machista de hace un rato, yo no soy de él, soy tan libre como yo desee y puedo besar a quien quiera, nunca me he dejado controlar por nadie y nunca dejaré que lo hagan. Verlo con Ashley me está matando, ella no deja de besarlo cada vez que están juntos y él parece feliz a su lado, los dos se ven tan bien juntos que me dan celos.

Ojalá nos hubiéramos conocido en otras circunstancias y no cuando él tiene pareja y yo no estoy dispuesta a amar de manera libre porque no soy fans de las relaciones porque siempre sale alguien herido o los dos se terminan odiando de manera tan brusca que se rompen los corazones. Yo no quiero que eso pase entre Izen y yo, no quiero odiarlo si llega a hacerme daño.

Ashley no lo merece, no es la buena chica que le hace creer a Izen y a todos, si lo quisiera como dice le dijera que le mintió cuando se metió con él, porque es claro que no sabe que fue novia de Javier antes de andar con él. Yo no le he dicho nada porque siento que no es algo que deba decirle yo, sino Ashley que vive en una mentira tratando de que todos crean que es la chica tierna que parece.

—¿Estás así de triste por Izen? —me seco las lágrimas al ver que Carlos ha entrado, no quiero que me vea llorando—. Me di cuenta de que pasa algo con ustedes por cómo se miran, y ahora que estás aquí llorando lo confirmo.

—No estoy así por Izen.

—¿Por qué me mientes? No hay necesidad, una cosa es que me gustes y otra muy diferente es que no me dé cuenta de lo que pasa —me sonríe de manera tierna—. A veces cuando nos enamoramos sufrimos y de ahí aprendemos.

—No quiero quererlo, se casará en unos días —le confieso—. Desde que empecé ese maldito juego absurdo con Izen pensé que no me iba a enamorar, y ahora mírame cómo una tonta llorando por él.

—Hay juegos que nos consumen, Noelia —acaricia mi cabello—. Puede que se te pase lo que sientes cuando ya no lo veas más, tú dijiste que también en unos días te hacen traspaso de escuela, ya no tendrás que verlo.

—Puede que tengas razón —le sonrío—. Ya basta de llorar, estoy aquí para disfrutar, no para llorarle a un tonto.

—¡Así se habla! Iré a vestirme, tú deberías de hacer lo mismo porque los chicos están casi listos para ir a la discoteca y nos pueden dejar.

—Estás en lo cierto.

Me da un rápido abrazo y se va con su típica sonrisa. Trato de olvidar mis pensamientos y me meto a darme una larga ducha de largos minutos, salgo para arreglarme y me hago un maquillaje tipo light feminine, me gusta cuando me lo hago porque no es nada exagerado. Me pongo una falda en cuero de color negro, un top crop de encajes en el mismo color y unos botines que al igual que mi ropa son negros, mi cabello lo dejo en una coleta alta que no deja ni un solo mechón por fuera. Me encanta cómo he quedado, me veo muy guapa.

Me aplico perfume, tomo mi pequeña cartera con todo lo necesario y salgo de la habitación, me encuentro de frente con Javier que me mira de pies a cabeza con una sonrisa muy marcada, le doy un golpe en el hombro para que deje de verme y se ríe. Me fijo que él viene vestido de blanco.

—Qué guapa estás, chica —es lo primero que dice y empezamos a caminar—. Me encanta cómo te queda esa ropa, se te marca más tu cuerpo.

—Tú estás pasable —me mira con seriedad y cuando suelto una risita él hace lo mismo—. Mentiras, también luces muy bien —me detiene—. No quiero verte triste si miras a Izen con Ashley, noté cómo los veías y no es justo para ti que estés mal, disfruta y olvida todo.

—Voy a disfrutar contigo toda la noche.

—Entonces, vamos a bailar hasta que ya no podamos con nuestros pies.

—Hasta que nos vengamos.

Pone su puño para que lo choque y cuando estoy por hacerlo lo quita y me da un beso en la frente, lo empujo y se ríe. Llegamos donde están todos esperando por nosotros, hay que tomar taxi, así que nos dividimos en grupos, por alguna razón me ha tocado en el mismo taxi donde está Izen con Ashley, lo peor es que no hay una silla desocupada.

—Sube, te sientas en mis piernas —me ofrece Javier y yo levanto mi ceja—. No te voy a hacer nada que no quieras.

—Por mí puedes hacer lo que tú quieras —me subo y me siento en sus piernas, el señor del taxi se pone en marcha después de que le pasamos la dirección.

—No te vayas a estar moviendo porque no me hago responsable de lo que puedas sentir.

Le doy otro golpe para que se quede callado. Javier es tan imprudente, mucho más que yo, y mira que eso es difícil.

—¿Ya te decidiste por Javier o por Carlos? Con los dos te ves muy bien, y como parece que tú no pierdes el tiempo —miro a Ashley al escuchar lo que me dice—. Debe ser difícil para ti elegir.

—No, ya quedamos de hacer un trío, si te quieres unir solo nos avisas —no evito reír al ver la cara de asco que hace—. Así se te pasa lo mojigata y aprendes lo que es disfrutar.

—Estoy de acuerdo con Noelia, nos llamas al 018000jódete para más información.

Javier y yo nos seguimos riendo.

—No pareces tener mucha experiencia para hablar de esa manera.

—Le puedes preguntar a tu futuro esposo y ya me avisas qué te dice —se pone roja y yo solo la miro—. Si le preguntas tendrás una mejor respuesta y no sacarás conclusiones por ti solita.

Hace su cara a un lado y no sigue hablando, me hace hablar y después está enojada.

—Me encantan tus respuestas tan llenas de veneno y maldad —me susurra Javier para que solo escuche yo—. Te felicito.

Le guiño un ojo y ya no le presto más atención.

Llegamos a la discoteca, nos dan unas pulseras rojas antes de entrar y buscamos a los chicos, todos están animados bailando y el lugar está repleto, no hay nadie sentado, hay luces leed por todo el lugar, y la música se escucha tan alta que es difícil escuchar lo que dice la otra persona. No me siento, me voy por algo de tomar y empiezo a bailar al son de la música que suene, cierro mis ojos dejando que la música me consuma, siento unas manos que me rodean y sigo bailando, puedo sentir el perfume de Carlos, me giro para mirarlo y sus ojos buscan los míos. Tiene unos ojos tan bonitos.

Me atrae hacia él para seguir bailando y yo lo rodeo con mis brazos para quedar más cerca y seguir bailando, estoy aquí para pasarla bien. Pasan los minutos y Javier es el que me jala para que baile con él, baila muy bien, me gusta cómo se mueve. Hace que lo mire y se acerca a mí.

—Bailas tan bien —me susurra—. ¿Te mueves bien para todo?

—Estás hablando con doble sentido, pero sí, todo lo hago así como ahora —sigo bailando—. Tú bailas bien.

—Y no te imaginas lo bien que hago otras cosas.

—¿Cómo cuáles?

—Dejaré que lo averigües.

Cambian la canción y seguimos al ritmo de todos, ya ha pasado más de una hora y solo nos hemos detenido para ir por algo de tomar, bailo sola y Molly se me tira encima para bailar, me burlo porque ella no es tan buena para tomar y ya puedo ver en sus ojos que ha tomado más de una copa.

—Te veo muy feliz con Javier.

—Hoy me cae bien, el resto del tiempo lo odio.

—Siento que quiere besarte, y si no lo hace es por respeto a Izen que es su amigo.

—A Izen que le den —la abrazo—. Tu primo tiene su vida, no puede meterse en la de nadie más, Javier y yo somos grandes, podemos disfrutar sin compromiso.

—Guapa, no hables de esa manera porque me estás dejando ver lo mucho que te afecta ver a Izen y a Ashley juntos.

Le hago un gesto de desinterés y me uno a las chicas que están bailando como locas, las mezclas de las canciones que hacen me encantan, esto es una locura. Empezamos a brincar al ritmo de la música y es increíble todo esto, me gusta el ambiente tan espectacular que se siente. No debería estar aquí, pero le prometí a mi abuelo que está en el cielo que seguiría mi vida, que sería feliz, pero que nunca lo iba a olvidar porque es el mejor abuelo que ha podido existir en el planeta tierra.

La música se detiene y se escucha el escándalo de todos, arriba de una tarima está un chico que luce mayor que todos nosotros.

—Ha llegado la hora que más me gusta de la noche, ¡los retos y penitencias! —grita logrando que todos hagamos ruido—. Quiero aquí mismo a cuatro personas; dos hombres y dos mujeres —algunos empiezan a subir y los detienen—. Ojo, dije cuatro personas, pero yo soy quien los escogerá. En la entrada le dieron una pulsera de color rojo, es igual a esta —muestra la suya—. El que mueva de manera rápida su pulsera y le dé un color azul debe saber que es el escogido para cumplir el reto de los shot y el barril. Todos deben saber que solo se le dará setenta dólares a la persona ganadora, esa persona debe compartir con quien le haya ayudado en el reto. ¡A mover sus manillas!

Las empezamos a mover en el aire y se mira el cambio de luces en el lugar, mi manilla cambia de color, la de Izen, Javier y Ashley también se han puesto de color azul. Se dan cuenta de que somos nosotros los que tenemos la manilla de otro color y nos hacen subir a la tarima.

—Sobra decir que van en equipo de dos. En la mesa de allá —señala una mesa repleta de bebidas— hay cinco shot de diferentes sabores, deben tomarlos y dejar los vasos de pie, si logran hacerlo deben pasar directo al barril que está bajo la mesa y empezar a tomar hasta donde aguanten, les aclaro que ellos tienen unos números donde veremos quién quedó más abajo y así poder dar el dinero que hemos ofrecido.

Me quedo con Javier para hacer equipo, Izen se queda con Ashley. Esperamos que el silbato suene y Ashley y yo corremos a la mesa donde empezamos a tomar los shot con rapidez para dejar los vasos de pie, Ashley logra ponerlos todos y se tira debajo de la mesa para tomar el barril, el último vaso se queda de pie y yo hago lo mismo que ella, Javier es quien tiene la palanca del barril para que pueda tomar y la de Ashley la tiene Izen.

Se puede escuchar cómo nos animan a seguir tomando, la gente no deja de gritar y parece que el barril es interminable, pienso que voy a perder, pero después de unos minutos Ashley se despega del barril y se rinde porque no puede seguir. Sigo tomando y cuando suena la campana me levanto y me le tiro encima a Javier porque los dos hemos ganado.

—¡Ganadoreeeeeees!

Grita de manera exagerada el chico en la tarima, nos pasan el dinero y nosotros bajamos, me siento mareada y creo que tirar todo este alcohol que hay en mí me hará bien. Me voy al baño después de avisarle a los chicos, llego y me encuentro a Izen sosteniendo el cabello de su novia para que no se vomite, se da cuenta de que he llegado y hace como si nada hubiera pasado. Ahora el que está enojado es él y no yo, veamos hasta cuándo le dura ese estúpido enojo.

Le guiño un ojo y aparta la cara, entro a un cubículo, hago mi cabello a un lado y empiezo a vomitar todo el alcohol que he tomado, me siento realmente mareada. Abren el cubículo y es Carlos, me agarra el cabello y yo sigo vomitando, salimos y me enjuago la boca y la cara, ya me empiezo a sentir mejor.

—¿Ya te sientes menos mareada? —me arregla el cabello y me seca la cara de manera cuidadosa para no quitarme el maquillaje—. Mi hermano venía a ver cómo estabas y lo jalaron a bailar, me dijo que viniera yo para que te cuidara.

Dejo mi cabeza en su hombro. —Me siento mejor, ya boté todo el alcohol que me quería matar.

Me queda mirando con sus pequeños ojos y sonríe de manera tierna, me quita la liga negra que tengo en mi muñeca y me ata el cabello, queda cerca de mí y baja su mirada a mis labios. Deja un beso en mi mejilla.

—Salgamos de aquí, necesitas tomar aire.

—Lo que quiero es seguir bailando.

Me jala de la mano y salimos del baño dejando a Izen con Ashley que sigue mareada todavía por lo que noté. Llegamos donde están todos y empezamos a bailar, hay que aceptar que baila muy bien, estamos bailando y de repente siento que alguien más baila detrás de mí, son las chicas, les sonrío y sigo bailando.

No me había divertido hace mucho porque todo lo que estaba pasando con mi abuelo me tenía mal, pero tengo que aprender a vivir con ese dolor que nunca se irá. Las mezclas de las canciones que hacen son increíbles y me encanta que estemos todos aquí, dije que venía a divertirme y no he fallado en nada, no quiero estar pendiente de nadie.

Estoy por sentarme a descansar los pies y Javier me toma del brazo.

—Dijimos que íbamos a bailar hasta que nos fuéramos, y esa canción que está sonando me encanta.

Empieza a bailar solo, me pega a él y empiezo a bailar. Está sonando una canción que se llama «si tú me besas» de Víctor Manuelle, es una salsa que tiene un ritmo que contagia a cualquiera.

—¡Bésame despacio y no se te ocurra dejar libre ningún beso, ni ningún espacio. Con ese cuerpazo dame el privilegio de viajar hacia el espacio, dale la bienvenida a mis manos, juro no recorrerte en vano. Estoy deseando que en esta ciudad se vaya la luz y la enciendas tú! —cantamos una estrofa de la canción con todas las ganas del mundo, esta canción es de las que se sienten y se bailan con todas las ganas. Seguimos cantando con todas las ganas del mundo y no nos importa que nos miren, todos los que están aquí tienen que disfrutar.

—¿Por qué no te agrado si tenemos hasta los mismos gustos musicales? —damos una vuelta bailando—. Hacemos buen equipo.

—Justo esta noche me estás empezando a caer bien.

Nos reímos y seguimos bailando sin problema alguno. Siguen cambiando las canciones hasta que se llega un momento que detienen una canción para que todos los que estamos en la discoteca la sigamos, las luces hacen ver todo más emocionante. Se puede escuchar cómo todos están animados, nos piden sacar los celulares para prender la linterna y denominan el resto de música como la hora loca, todos empezamos a brincar y a cantar cada canción que ponen. Los chicos se han subido a una mesa para bailar y nosotras les hacemos barra para que se animen.

Ross baila mejor que todos ellos, y es que ahora sí confirmo que es gay, ha venido con su novio que también baila increíble, hace un rato estuvimos hablando y es agradable, su nombre es Fernando, y es un rubio divino. Me voy a la barra por un trago, espero que lo preparen y me siento.

—¿Qué intentas hacer? —miro a mi lado que se ha sentado Izen—. Llevas horas bailando con mis amigos y les estás coqueteando a los dos, ¿si sabes que son hermanos? No es lindo que les llegue a gustar la misma chica.

—Estoy disfrutando de la noche —le digo sin necesidad de discutir—. No es mi culpa que tú estés pendiente de mí y por eso no disfrutas nada —me inclino para que sus labios queden cerca de los míos—. Estás celoso, lástima que solo seas mi profesor, y fuera de la escuela no tengo que hacer lo que tú quieras.

—Lo que quiero ahora es besarte y recorrer tu cuerpo —intenta besarme y con mis manos en su pecho lo alejo—. ¿Ahora no puedo besarte?

—Te recuerdo que me mandaste al demonio, no puedes venir aquí a besarme como si nada —bajo mi mirada por su cuerpo—. Te tendrás que quedar con las ganas de tenerme, ahí tienes a tu novia, ándale con ella.

—Eres el mismo infierno hecho persona.

—Y por esa razón estás tan loco por mí que dejarías todo lo que tienes aquí.

Me entregan el trago y me alejo de Izen, si me dijo que no íbamos a estar juntos no puede venir solo a besarme y a irse como si nada, está loco. Yo sabía que su rabia no le iba a durar mucho tiempo, y es que yo no hice nada para que viniera hacia mí, él solito no soportó verme feliz y por eso se acercó para joderme la noche, pero es un privilegio que no haya conseguido nada de eso.

Hoy quiero mandar todo al mismísimo infierno y seguir disfrutando, ya es de madrugada y en unas horas nos iremos, pero mientras sigo bailando y disfrutando de cada momento que pasamos aquí.

[….]

Ya han cerrado la discoteca, como no quisimos regresar a casa nos hemos venido para la playa caminando, no estaba tan cerca, pero con un par de tragos uno se anima a todo. Izen no ha dejado de verme desde que llegamos y su novia no ha dejado de hacer mala cara.

Estamos sentados en la orilla del mar, está haciendo bastante brisa y hace frío.

—Vamos a meternos —le digo a los chicos—. El que no se meta lo mojaré cuando se descuide.

—Yo sí me voy a meter para bajar los tragos —masculla Fernando (el novio de Ross) moviendo sus hombros—. Nadie se irá seco de aquí.

—Yo no me voy a meter —dice Ashley—. El agua se ve muy fría.

—Oh, guapa, sí que lo harás.

Jose nos mira con una sonrisa cómplice y nos levantamos, tomamos de los brazos y de las piernas a Ashley que grita como loca para que no la tiremos al agua, contamos hasta diez y la lanzamos, nosotros detrás de ella para que nadie nos tire agua. Sí está muy fría.

—Esta agua puede reconstruir mi himen, ¡está helada! —chilla Mariana—. El que no se le baje lo borracho ya no se le pasará nunca, esta agua está helada.

—Kaleth te destruyó ese himen hace años y no creo que el agua por más fría que esté te lo reconstruya —nos reímos de lo que dice Meisy que ha pasado junto a Jose toda la noche y ahora.

—¡Buena esa! —Damián choca su puño con ella—. Aquí nadie es normal, me encanta eso.

—¿No les da pena ser tan descontrolados delante de Izen? Después de todo, él sigue siendo su profesor.

—Claro que sigue siendo nuestro profesor, Ashley, pero te recuerdo que estamos fuera de la escuela, podemos ser como nosotros queramos —habla Kaleth—. Aparte, ya sabemos que aquí podemos ser nosotros mismos con él, ya en la escuela es otra cosa.

—¡Aquí no hay profesores para nadie! —Molly mueve sus hombros y se da un trago—. Ya, Ash, ni siquiera Izen nos dice que nos comportemos.

—¡Vamos a seguir bañándonos! ¡A disfrutar!

Nos volvemos a sumergir en el agua y empezamos a molestar. Este momento me gusta, la estamos pasando bien y nos estamos divirtiendo. Nos bañamos y entre risas cantamos las canciones que se nos ocurran, somos un caos juntos, y espero que sigamos siendo un caos, pero que no nos separemos. Estos chicos me agradan.

De todos los que están aquí la única que no debería estar es Ashley, no me incomoda que esté, pero es molesto que a todo le saque un pero y que nada le parezca. A todo le ha sacado algo malo, por eso le doy respuestas que la ponen a pensar y que sé que le molestan, por lo menos yo no pienso dejar que me dañe la vida, aquí la de las inseguridades es ella, no yo. Yo estoy aquí para disfrutar, no para dejar que me jodan la vida, eso lo tengo muy claro.

Soy tu alumna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora