21. ¿Y si nos alejamos?

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SOY TU ALUMNA

Capítulo 21; ¿Y si nos alejamos?

—Izen Smith—

—Dos meses después—

Sabía que cuando Noelia se fuera iba a ser difícil no verla todos los días como estaba acostumbrado, pero no podía retener sus sueños, no me gusta ser egoísta. Han pasado dos meses desde que se fue y hablamos todos los días por la mañana y en la noche, quedamos en eso porque ella debe estudiar y yo debo trabajar, ninguno podía descuidar sus obligaciones.

No he ido a verla al departamento donde se queda, no es que no quiera, simplemente he estado con mil cosas de la escuela que no me han permitido ir donde ella. Quedamos en que iría el otro mes a visitarla para estar juntos, quiero ir antes para pasar más días a su lado y no estar corriendo porque me espera mi trabajo.

Los chicos no han dejado de extrañarla, en especial Carlos que siente cosas por Noelia, él mismo me dijo que la quería, pero que ella ha sido sincera y le dijo que solo es su amigo, y que no pasará nada entre ellos. Los chicos sí han ido a verla, lo sé porque me hicieron videollamada para que yo viera dónde estaban. Sentí envidia por ellos que podían estar al lado de Noelia, mientras yo estaba lleno de trabajo.

Estoy en la sala de mi departamento con Javier que vino a molestar porque según él no tenía nada que hacer, tocan el timbre y le digo que abra la puerta mientras yo hago palomitas de maíz en el microondas.

—¡Izen, te buscan aquí en la puerta!

Saco el tazón de palomitas y me asomo para ver quién es, me sorprende ver que es el chico que estaba con Ashley cuando me fui a disculpar con ella, ni siquiera me he molestado en preguntarle su nombre.

—¿Quién es ese? —me susurra Javier—. Nunca lo había visto, ¿es tu amigo?

—¿Recuerdas que te platiqué sobre lo que pasó con Ashley? —asiente— Bueno, él es el chico con el que estaba.

—Oh, pero ahora son amigos muy íntimos.

—No te hagas el chistosito ahora.

Ignoro su risa y le pido a el chico que pase, Javier se ha ido para la cocina, y es claro que va a escuchar todo lo que vamos hablar, así es él.

—Perdón por venir sin avisar, pero no es que tenga tu número para llamarte y decirte que venía como si fuéramos grandes amigos.

—Siéntate, y no te preocupes, me imagino que si estás aquí lo que vas a decir es importante para ti —los dos nos sentamos—. ¿Necesitas algo?

—En realidad, estoy aquí porque quería saber si sabías algo de Ashley, hace semanas que no sé nada de ella, no ha ido a la oficina. Debes estar pensando que soy un tonto por venir aquí a preguntar por Ashley cuando me trató tan mal la vez que nos encontraste juntos.

—Ha venido durante los últimos dos meses a pedirme que vuelva con ella y a gritarme una cantidad de cosas que prefiero no contarte —asiente a lo que le digo—. No deberías de estar tan pendiente de ella, te dejó en claro que no te quiere, y justo porque sabe que estarás para cuando te busque es que hace lo que quiera contigo.

—He intentado no buscarla, pero no puedo, yo me enamoré y es complicado sacarla de mi corazón. ¿Puedes llamarme si sabes algo? Te puedo pasar mi número, claro, si no es mucho pedir.

—No te preocupes, yo te aviso —le paso mi celular para que anote su número—. ¿Cómo te llamas? Es para guardar el número con tu nombre.

—Freddy —me dice su nombre y desvía su mirada, sigo su mirada y veo que se ha fijado en la foto que está en la mesa, soy yo con Noelia, nos tomamos la foto en el parque y quise tenerla, ella se llevó otra de las fotos—. ¿Quién es la chica que sale contigo en la foto?

—Ah, es Noelia, mi novia. ¿La conoces?

—Mmm, no del todo, hace un tiempo se acercó a mí en el parque, yo estaba mal porque Ashley se iba a casar —me dice con tranquilidad—. Me pareció una chica muy sabia, y muy bonita.

—Espera, ¿Noelia sabía que tú andabas con Ashley?

—No sé, no creo, ella tenía ropa de deporte el día que se me acercó, supongo que iba pasando y me vio mal, le habrá dado curiosidad verme llorando.

—¿Ashley nunca te habló de ella?

—No, me enteré de que se había metido conmigo porque sentía que tenías algo con alguien unas semanas después, pero nunca mencionó el nombre de la chica o cómo era, por eso no sabía que la del parque era tu novia y la chica que según Ashley le destruyó la vida.

—Noelia no le destruyó la vida a nadie.

—Lo sé, Ashley solo hablaba por lo herida que estaba, y ahora que siente que te perdió lo más seguro es que quiera hacerte la vida un desastre.

—Ya lo está haciendo.

—Era de esperarse.

Freddy se termina por ir y me deja con mil dudas en la cabeza, no entiendo que está pasando. Noelia me engañó, no me dijo nada cuando le conté lo que pasó con Ashley, ¿por qué se habrá quedado callada? No es común en ella ocultarme las cosas, en estos meses ha sido muy sincera conmigo, no tiene caso que me haya mentido.

«¿Puedes llamarme si sabes algo? Te puedo pasar mi número, claro, si no es mucho pedir» —un burlesco Javier aparece en mi campo de visión repitiendo las palabras de Freddy—. ¡Ay, no inventes! No puedes hacerte amigo de ese chico, ¡es un perdedor!

—Algo dentro de mí me decía que estabas escuchando lo que estábamos hablando, y mira, no me falló ese pálpito. Y claro que no soy amigo de Freddy, pero tengo compasión de él, está sufriendo por alguien que no siente nada por él. Se enamoró de Ashley sin saber que solo era un juego en su vida.

—Tú no lo mandaste a que se fijara en Ashley, él solito se metió en su lío, ahora que sea hombre y se aguante —se tira en el mueble y se mete un puñado de palomitas en la boca—. Cambiemos de tema, ¿cómo está eso de que conoce a la ocurrente de Noelia? ¿Será que ella sabía que tú ex andaba con ese chico que vino?

—No tienes corazón, no sé cómo me puedes caer bien —le quito el tazón de las palomitas de maíz—. Algo me dice que Noelia se enteró mucho antes que yo, pero ¿por qué no me dijo nada? Nos tenemos confianza.

—No te iba a decir que tu exprometida te estaba teniendo de cornudo, por Dios, amigo, piensa un poco. Noelia pensó que ibas a sufrir, quiso evitar que te pusieras mal, esa debe ser la razón por la que no te dijo nada.

—¿Crees que por esa razón fue que me buscó antes de que me casara? Ella siempre me dejó en claro que no haría nada para detenerme, y justo el día de la boda se apareció para pedirme que no me casara.

—Puede ser, ella es muy inteligente y hasta sexy.

—¿Podrías dejar de decir que mi novia es sexy? No me gusta.

—Qué delicado, tampoco es que me la vaya a coger si digo que está buena o que es sexy.

—Ganas no te faltan —empieza a reírse y le mando un cojín de los que tengo cerca.

—¡Ya, Izen! Necesitas ayuda psiquiátrica.

—Bájale dos rayitas a tu coqueteo con Noelia, y ya vete, necesito dormir.

—Soy tu mejor amigo y me tratas tan mal.

—Sin dramas, Javier, pareces un puberto. ¿Te vas? Por favor.

—Ya, luego no me llores.

—Vete, Javier.

—Dios, este chico es tan cruel.

Así es Javier, dramático cuando quiere, es que solo le falta que haga una novela para que saque todo el drama que lleva dentro, ¡sería un exitazo! De eso no tengo dudas. Ahora que estoy solo no dejo de pensar en lo que dijo Freddy, tal parece que conoce a Noelia y ella sabiendo todo lo que pasó se quedó callada. Creo que debo hablar con ella, no quiero ocultarle lo que está pasando y también quiero saber por qué no me dijo nada, por qué se quedó callada en estos meses.

Noelia tuvo la oportunidad de decirme que sabía lo que estaba pasando con Ashley y Freddy, aunque también no era algo fácil de decir, puede que haya querido evitar un problema más grande. Lo más lógico es que le pregunte sin rodeos si ella tenía idea de lo que estaba pasando, no quiero que en nuestra relación empiecen las mentiras y los secretos, eso puede arruinar todo lo que tenemos ahora, y no estoy dispuesto a arruinar mi estabilidad al lado de Noelia.

[….]

Miro la hora en el celular que ha empezado a sonar, son las tres de la mañana, leo el nombre en la pantalla y respondo apenas veo que es Noelia.

—Izen.

—¿Estás bien, Noelia? ¿Qué te pasó? —me siento en la cama—. Amor, ¿qué tienes?

—¿Podrías quedarte conmigo en la llamada? No he tenido una semana muy buena, pero hoy fue un día pésimo —su voz se escucha triste—. Quiero dormir, pero no puedo, perdón por llamarte tan tarde, seguro estabas dormido y…

—Hey, no pasa nada, tú puedes llamarme a la hora que quieras. ¿Qué pasó hoy? ¿Por qué no me dijiste que la estabas pasando mal en Milán?

—No quiero hablar de lo que pasó, solo quiero sentirte cerca de mí.

—Como quieras está bien, pero sabes que puedes hablar conmigo lo que tú quieras, no solo estoy para pasarla bien, también estoy para cuando pasen cosas malas.

—Yo lo sé, Izen, y me gusta que sea así, me haces bien.

—Duerme un poco, mi amor, me quedaré aquí en línea por si necesitas algo.

—Gracias, te amo.

—No es nada, para eso somos novios. Te amo también.

—Eso de novios te sonó muy lindo y tierno.

—Pues eso somos, eres mi novia y yo tu novio —escucho su risita—. Duerme, yo te cuidaré.

—Gracias.

Nos quedamos callados y minutos después escucho su pesada respiración, debió pasar algo que le afectó mucho para que me llamara tan tarde, Noelia no es de estar molestando. No cuelgo porque le he dicho que me quedaré a cuidarla, se escuchaba tan triste que siento la necesidad de estar cerca de ella, de ir a verla y saber cómo está. Se supone que está en Milán, que está en la escuela que quería, y a pesar de eso no se escuchaba nada feliz. «Qué habrá pasado».

[….]

—Bueno, chicos, la clase se ha terminado, para mañana quiero en mi escritorio sus trabajos sobre la economía del país, por favor, hagan un buen trabajo, no voy a aceptar trabajos mediocres. Ya pueden salir, menos usted, señorita Meisy.

Mi clase ya se ha terminado, ya en dos horas podré regresar a mi departamento para seguir calificando ciertos trabajos. Los alumnos salen y Meisy se acerca con una sonrisa.

—Voy a suponer que me acabas de llamar «señorita Meisy» porque estaban mis compañeros. Detesto la formalidad —es lo primero que me dice y se sienta en el escritorio con toda la confianza del mundo—. ¿De qué quieres hablar? ¿Me falta alguna nota contigo o es otra cosa?

—¿Sabes que está pasando con Noelia? Me llamó esta madrugada y su voz estaba triste —frunce el ceño al escucharme—. Si tú sabes lo que le está pasando necesito que me lo digas, por favor.

—Hemos hablado desde que se fue, se escuchaba animada los primeros días, pero después noté su cambio, le pregunté qué le pasaba y solo me dio excusas para no decirme nada. Yo estaba por preguntarte si tú tenías idea de algo.

—¿Estás segura de que no sabes que le pasa? La sentí muy extraña, ella no es así. Si no me quieres decir lo que pasa por ser su amiga te aseguro que no le diré nada, solo necesito saber qué tiene, yo le pregunté y no quiso decirme.

—Si lo supiera te lo dijera, pero de verdad Noelia no me ha dicho nada. Estoy pensando en ir a verla, el día que fui con los chicos ella estaba un poco extraña al comienzo, después fue que se le pasó y ya actuó normal.

—Si llegas a enterarte de algo me dices. Ojalá que no le esté pasando nada malo.

—¿Tú la quieres? —me pregunta muy sonriente—. Hablas de mi amiga y te brillan los ojos, cuando ella estaba aquí que la mirabas parecía que no existiera nadie más.

—Esa chica es una barbaridad para decir las cosas, pero sí la quiero muchísimo, se supo ganar mi atención en tiempo récord, y no tuvo necesidad de hacer nada, apareció y ya, se ganó todo.

—Te lo supo hacer —bromea y se ríe.

—Meisy, te recuerdo que estamos en la escuela —se me escapa una risita—. Ya puedes irte con tus amigos, si Noelia te cuenta algo me dices, te lo voy agradecer.

—Ok, quedamos en contacto.

Termino de recoger mis cosas y me voy para la biblioteca, no tengo que ir a la cafetería porque comí hace un rato y no tengo hambre, ya comeré cualquier cosa cuando llegue a mi departamento.

[….]

Han pasado las horas, le estuve marcando a Noelia y no me respondió, la línea aparecía ocupada, espero que esté mejor, no me gusta escuchar su voz tan triste, ella siempre tiene actitud, eso es lo que me gusta. Estoy por subirme al auto y me alcanzan algunas estudiantes para preguntar cosas sobre la clase, me parece que es una excusa para tener tema de conversación, se nota que no tienen idea de lo que hablan. Le doy la explicación que piden y me subo en el auto para irme, prendo el estéreo y me pongo en marcha.

Llego al departamento y afuera está Jose y Ross, los saludo, aunque se me haga extraño que estén aquí, nos llevamos bien, pero no suelen venir.

—Tardas horas en esa escuela, llevamos mucho tiempo aquí afuera esperando, ya me duele el trasero por estar sentado —habla Ross mientras yo abro la puerta y entramos—. Guau, me encanta la decoración de tu departamento, ¿quién la hizo?

—Ashley cuando éramos novios —saco unas cervezas y les paso una—. Tiene buenos gustos, eso no se puede negar.

—Algo bueno debía tener, pero no estamos aquí para hablar de ella, sino para invitarte a mi cumpleaños, lo voy a festejar y quiero que tú vayas —Jose se da un trago—. No puedes faltar, es este sábado, no darás clases, así que no tienes excusas.

—Debes ir, ya quedamos con los chicos y ellos también irán, obvio mi novio también quedó de ir.

—Iré, le preguntaré a Noelia si puede venir para ir juntos a la fiesta.

—No creo que venga, Damián nos contó que en su nueva escuela no le está yendo muy bien, parece que se lleva muy mal con un profesor, sabemos que ella no se deja decir de nadie y el profesor es intenso, bueno, eso fue lo que dijo Damián. Tú debes saber la verdad de todo, eres su novio —Jose me queda viendo y comprende que no sabía nada—. Acabo de meter las de caminar y el cuerpo completo, no sabías nada, ¿cierto?

—No tenía idea de nada, estuve hablando con ella y estaba rara, le pregunté qué pasaba y me dijo que no quería hablar del tema. ¿Y cómo por qué un profesor no le va a agradar Noelia?

—No sabemos eso, según lo que le platicó a su hermano es porque no la soporta y desde que llegó la trae de su mandadera, el problema es que no se llevan bien —Ross resopla como si estuviera cansado—. ¿No le gustará Noelia? Ella es guapísima, es inteligente, una combinación que le encantaría a cualquier profesor, tú lo sabes, Izen, te gustó siendo tu alumna.

No puede ser que Noelia la esté pasando mal y no me haya dicho nada, si las cosas están pasando como dicen los chicos entonces todo está mal, que se haya ido no fue la mejor decisión. Los chicos se terminan por ir y yo agarro mi celular para llamar a Noelia, espero que responda varios minutos y no lo hace, debe estar ocupada o no quiere hablar.

La única opción que tengo es comprar un huelo e ir a verla, pero no quiero que sienta que estoy invadiendo su espacio, antes de irse me dejó en claro que no por ser novios debía invadir su espacio personal, y es que me he dado cuenta de que por más que comparta con todos le gusta su propio espacio, le gusta estar sola en ocasiones.

Mañana iré a verla, no me importa si piensa que estoy rompiendo las reglas, no puedo dejarla sola ahora, ni siquiera tengo certeza de lo que está pasando y no quiero que le pase nada malo. Noelia es una chica muy bonita y cualquier hombre puede fijarse en ella con intenciones malas, no soportaría que le pase algo, no me lo perdonaría. Debo ir donde ella, me da igual pasar horas en un avión solo por verla y decirle que todo estará bien y que si no quiere estar en Milán puede venirse y seguir en la escuela como antes.

—No puedo dejarte ahora que puedes estar necesitando un abrazo o una sonrisa, quedamos en hacer las cosas bien y justo por eso iré donde ti —hablo para mí solo—. Mañana te volveré a ver en persona después de dos meses.

Oigo el timbre y salgo a mirar quién es, me encuentro con Ashley frente a mí, tiene su ropa mojada, igual que su cabello, debe ser porque empezó a llover, sus ojos están rojos y sus labios tiemblan. Se mira mal, es la primera vez que la veo en este estado.

—Ashley.

—¿Puedo pasar? Por favor.

Lo dudo por unos segundos, pero tampoco tengo corazón para dejarla afuera, me hago a un lado para que pase.

—Estás toda mojada, te voy a traer algo para que te seques, espérame aquí —voy a mi habitación y empiezo a buscar una toalla para que se seque, me giro para llevársela y está frente a mí, muy cerca para mi gusto—. No puedes entrar a mi habitación, no me gusta —le doy la toalla—. Sécate, te espero afuera.

—¿Por qué ya no me quieres, Izen? De verdad necesito que me digas cuánto me amas, me hace falta que me mires con esa sonrisa tan coqueta que tienes, que me beses como antes —aparto la mirada y me toma de la cara para que la mire—. Dime que me amas que yo lo necesito, necesito escuchar de tu boca que me amas.

Le quito las manos de mi cara. —Yo no te amo, Ashley, no voy a decir algo que no siento. Te dejaré sola para que te seques.

—¿Me olvidaste tan rápido? ¿Qué hay en ella que no tenga yo? Dime y trato de tenerlo para que me mires como a ella.

—Te quiero porque tuvimos una historia juntos, eso nadie lo cambiará, pero ya no es como antes, yo dejé de amarte hace mucho. Y no tienes que hacer nada para gustarme, si ahora me gusta Noelia es porque me gusta su manera de ser, me gusta ella y es de verdad, no la voy a dejar para irme contigo.

Veo que bajan un par de lágrimas por sus mejillas.

—Ella me robó tu amor.

—Ella no te robó nada, solo me hizo sentir vivo —pongo mis manos en sus hombros—. No ruegues amor porque no es justo para ti, aprende a quererte un poco más, aprende a ser feliz.

—No soy feliz sin ti. ¿Por qué ella y no yo?

—Porque la vida es más emocionante cuando no se puede, pero cuando lo logras descubres una persona que te encanta, que mueve todo en ti, y eso fue lo que logró Noelia, me conquistó con su sonrisa.

—Nunca hablaste de mí de esa manera.

—Ya deja de hacerte daño, Ashley, no te cuestiones tanto.

Trata de besarme y la alejo.

—Deja que lo haga, por favor, solo esta vez.

—No le voy a fallar a Noelia, así que te secas y te vas, si estás aquí solo es para meterme ideas y seguir sufriendo sabiendo que no voy a estar contigo.

—¿Qué te asegura que ella no está con algún chico en su nueva escuela? Se metió contigo sin conocerte, eso no habla muy bien de ella.

—Confío en Noelia, no tengo que estar encima para saber todo lo que hace o con quién habla. Somos novios, pero cada uno tiene su propia vida, los espacios se respetan.

La dejo sola para que se seque, no le voy a fallar a Noelia cuando me ha dado su confianza, Ashley está mal si piensa que voy a caer en su juego, ya no confío en ella después de escuchar cómo le habló a Freddy cuando los encontré juntos en el baño. No puedo creerle nada cuando yo mismo escuché y vi su forma tan despreciable de ser, eso nunca lo esperé de ella, y vaya que mi madre tuvo razón todo este tiempo acerca de lo que pensaba de Ashley.

[….]

El avión aterrizó hace unos minutos y voy en el taxi para el departamento donde se está quedando Noelia, tengo su dirección porque ella misma me la dio antes de irse porque quería visitarla. Lo primero que he notado es que está viviendo en una zona muy lujosa, los departamentos son enormes y las casas que están cerca tienen jardines muy grandes.

No me aguanté las ganas de venir, algo dentro de mí me dice que Noelia no está bien, que algo está pasando y le está afectando, no me importa si Noelia se enoja porque llegaré a su departamento sin avisar, los dos habíamos quedado en algo, pero es que no puedo dejarla sola. La distancia que tenemos no ha hecho que perdamos comunicación, pero sí es un impedimento para que sea sincera conmigo y me cuente qué está pasando con ella y por qué está tan triste. Si estoy aquí es para saber de una buena vez qué está pasando en la vida de Noelia, no quiero que me oculte las cosas, quiero estar a su lado y que sienta que la estoy apoyando

Toco el timbre y espero que abran, pasan unos minutos y de repente una chica de ojos verdes esmeraldas me abre la puerta, no tiene ese brillo tan bonito que me gusta y su habitual sonrisa no está, sus ojeras es todo lo que se puede notar en su rostro. Las cosas no están bien con ella, ya no tengo dudas.

—Izen —susurra con su voz entrecortada, me da un abrazo que me hace tambalear—. Te he extrañado tanto.

—Amor —beso su cabeza y cuando se aparta le doy un beso en los labios—. Yo también te he extrañado mucho, por eso estoy aquí.

—Ven, entra —pasamos al departamento y tiene todo ordenado, en una mesa hay unos libros y unos cuadernos, parece que estaba estudiando. Me siento en un sofá en forma de L que tiene, es cómodo, se sienta en mis piernas—. No sabía que ibas a venir, pero me encanta verte.

—¿Cómo no iba a venir si noté tu tristeza? Estoy aquí porque necesito saber qué está pasando contigo, y no me vayas a decir que nada porque no te voy a creer —su cara se pone roja y baja la mirada—. Mírame, Noelia, necesito que seas sincera —levanta la mirada y ya tiene los ojos llenos de lágrimas—. ¿Qué está pasando? Puedes contarme lo que quieras, confía en mí.

—Que mi sueño de venirme a estudiar lejos de mi ciudad se ha convertido en una mugre pesadilla, me pintaba todo tan diferente, pero llego aquí y nada es como yo esperaba —se pone de pie y comienza a caminar de un lado a otro mientras juega con sus manos—. La escuela es horrible, te juro que quiero hacer mis maletas e irme para mi casa y seguir estudiando en la escuela que estaba, pero no quiero que mis papás empiecen a decir que solo vine por un capricho que no sirvió de nada, no quiero llegar derrotada.

—¿Qué pasó para que estés tan alterada y para no querer seguir en la escuela? Tú decías que era tu sueño venirte a Milán y entrar en la escuela donde estás yendo —la tomo de las manos para que se calme, está muy alterada—. No quiero que te sientas presionada, pero necesito que me digas lo que está pasando, tú no eres la clase de chica que cambia de pensar de un día para otro, tú siempre sabes lo que quieres.

—Desde que entré a la escuela uno de mis profesores me ha estado acosando, como no le presté atención me está haciendo perder todos los exámenes y ha puesto a todo el salón en mi contra con falsas mentiras. Le conté al director lo que estaba pasando y me dijo que si el profesor me decía todo lo que le dije era porque yo lo estaba provocando, no hizo nada por ayudarme.

—¿Ese hombre te ha tocado?

—No, yo trato de no quedarme sola con él, pero busca cualquier momento para acariciar mis manos. Me ha dicho que si no me acuesto con él hará que repruebe el año. Sabes que nunca me ha importado lo que dicen o piensan de mí porque yo sé lo que soy, pero es horrible que mis compañeros me hagan el feo, que los chicos se quieran pasar porque por culpa del profesor piensan que soy una ofrecida —seco sus lágrimas, está mal emocionalmente—. Cuando te llamé era porque me sentía mal, había entregado un trabajo que tardé dos días haciendo y cuando me lo devolvió el profesor estaba tachado en rojo porque según él todo estaba mal.

Ahora entiendo por qué estaba tan mal cuando hablamos, ha pasado muchas cosas en estos dos meses que lleva fuera de la ciudad.

—No puedes quedarte aquí, Noelia, yo sé que tu sueño era este, pero no puedo dejarte aquí con un hombre que hará hasta lo imposible porque aceptes estar con él —la abrazo—. Mañana te regresas conmigo a la ciudad, no te dejaré aquí

—No… quiero regresar, me voy a sentir como una perdedora —está llorando—. Vine aquí tan feliz por todo lo que creí que iba a lograr que es injusto que tenga que irme tan derrotada, no quiero regresar con las manos vacías.

—Escúchame bien —hago que me mire—. Te vas a regresar conmigo y que te valga lo que te digan los demás, tal vez no era el momento de venirse y por esa razón te ha salido todo mal. Yo no puedo permitir que un hombre te haga daño.

—¿No te vas a desilusionar de mí?

—Nunca. Lo que sí haré es ir mañana a la escuela esa donde estudias y partirle la cara a ese profesor que te ha fastidiado desde que llegaste.

Dejo un beso en sus labios y me queda viendo.

—Gracias por venir y por entenderme, no te dije nada antes porque me daba pena que pensaras que no sirvo para nada.

—No podía dejar sola a la chica que más quiero —le sonrío—. Siempre vas a contar conmigo, así que si un día me necesitas solo me llamas e iré a buscarte.

—¿Crees que me acepten de nuevo en la escuela? Hace dos meses que me vine, han dado muchas clases, ¿y mis amigos que pensarán?

—Yo hablo con la directora y me encargo de ayudarte en todo lo que tengas atrasado. Y tus amigos estarán felices de que regreses, más Meisy que no deja de hablar de ti y que muere porque regreses.

—Voy a regresar siendo una auténtica perdedora.

—Para mí siempre serás una ganadora. Ahora no se pudo, pero te aseguro que después sí, y ya no habrá nadie que se quiera propasar contigo.

—Dejé todo en mi ciudad por venir a estudiar, ¿y para qué? Para solo durar dos meses porque no aguanté nada. Qué coraje me da todo esto, y estar mal es un asco, te juro que si no hubieras venido no sabría qué hacer —deja un beso en la punta de mi nariz—. Gracias por venir aquí, por llevarte tantas horas en el avión por venir a verme, no sabes lo mucho que valoro todo eso.

—Estás en el momento perfecto para cagarla, para hacerte preguntas sin sentido que solo tú puedes responder, estás en el momento perfecto para darte cuenta de lo que no te gusta y de lo que sí te gusta, estás en el momento exacto para cagarla y continuar, para cambiar de opinión y para cambiar el rumbo de las cosas. ¿Sabes a qué me refiero con todo lo que digo? Que estás en tus mejores años, así que te puede dar exactamente igual si los demás piensan que fracasaste; tú la cagaste, pero corregiste el error, ellos la cagaron, pero se quedaron estancados, por eso piensan que todo debe ser por igual.

—Parece que mi yo del futuro se va a reír tanto de mí por las cosas que me pasan, pero seguro me va a agradecer por no haberme rendido, porque aunque he caído sé que voy a salir adelante, tal vez no fue mi momento venir aquí, pero iré a un lugar donde me esperan mis amigos y donde estarás tú que has estado pendiente de mí todo este tiempo.

—Esta sí es mi chica, y quiero que no te rindas.

—Quiero que estés cuando yo cumpla todo lo que quiero.

—Te prometo que te veré así sea por un pequeño hueco, y espero ver la sonrisa tan hermosa que tienes, esa sonrisa que me ha gustado desde que nos conocimos.

—¿Y si nos alejamos?

—Las personas se alejan, pero las promesas no, y yo cumpliré las mías.

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