25. Broma pesada.

95 15 1
                                    

SOY TU ALUMNA

Capítulo 25; Broma pesada.

—Noelia Jiménez—

Inhalo el aire fresco que acaricia mi cara, el día está hermoso, no está haciendo mucho sol y el aroma del lugar es tranquilizante. Quise escapar este fin de semana para no tener a Izen encima insistiendo con estar juntos, siento que en algún momento dejaré que me convenza, y es que parece tan irresistible ante mis ojos y ante mi cuerpo que lo desea. No quiero que mis ganas de estar a su lado me terminen traicionando, luego no querré soltarlo y veré cómo se destruye su vida por mi egoísmo.

Ha sido difícil controlar mis sentimientos, no había pasado por esto antes y ahora me doy cuenta de que es una sensación horrible y que cuesta mucho alejarse de la persona que queremos, aun sabiendo que es lo que se debe hacer.

—¿Pensando en mí?

Dejo de jugar con el agua para mirar a Javier, él fue quien me trajo a su casa que está a unas horas de la ciudad, me ha dicho que la compró para venir cuando necesite estar solo. No le ha contado a Izen que estamos juntos, y se lo agradezco, no quiero que venga a buscarme porque ahora sí que me dejo llevar de lo que me hace sentir.

—Me daría un derrame cerebral si te pienso, y también me da pereza pensar en ti, eso se deja para otras.

Se le escapa una risita burlesca.

—Eres más cruel que yo —mira para todos lados como si buscara el momento exacto para hacerme preguntas que deben de estar rondando en su cabeza—. ¿Te sientes bien aquí en mi casa o te aburriste y quieres regresar a la tuya?

—Estoy bien aquí, todavía no quiero regresar a mi casa.

—¿Es por Izen o por algo que no me has platicado?

—No quiero que me busque más, no ha dejado de insistir —resoplo con algo de molestia—. Siento que Izen no entiende que no podemos estar juntos, le he dicho que no me busque más, que no me llame, pero él sigue insistiendo con que debemos estar juntos, es como si no se fuera a dar por vencido. A veces creo que por tratar de recuperarme no se da cuenta de mi dolor, porque no es fácil para mí tener que mantenerlo lejos.

—No es fácil para Izen aceptar que no quieres estar con él, y lo entiendo, le debe doler. Debe estar muy enamorado de ti para haber dejado a Ashley plantada en la iglesia.

—Lo entiendes porque es tu amigo.

—No, lo entiendo porque al verte sonreír es como un montón de estrellas brillando, y cuando estás cerca el resto de cosas no tienen mucho sentido —centro mi mirada en sus ojos—. Todo eso es lo que debe sentir Izen al tenerte con él, tú le haces bien.

—Hablas de mí como si te gustara.

—¿A quién no le gustarías, Noelia? Pero eres la chica de mi mejor amigo.

—No soy la chica de nadie, no soy un objeto para tener dueño.

—Ok, ya entendí. Tú quieres a Izen, eres un infinito desastre, pero él te ayuda a moldearte, y tú a él.

—Izen es único.

—¡Ay! «Izen es único», qué traga tan maluca la que tienes —aprovecha mi descuido para tirarme agua en la cara—. ¡Báñate!

—¡No, me estás mojando toda!

—¡Puerca, báñate!

—¡Ya verás!

Agarro agua en mis manos y se la tiro encima, le saco la lengua y me voy corriendo para que no me eche agua otra vez, lo veo que busca una botella y la llena de agua, empieza a correr detrás de mí y empiezo a gritar para que no me moje, por más que le digo que no lo haga me echa la botella de agua en la cabeza, le quito lo que le ha quedado y se la tiro encima, trata de quitarme la botella y lo evito a toda costa. Le meto el pie para que se caiga y me lleva con él, caigo a su lado, soltamos una carcajada y le mando un golpe por lo que ha hecho.

—Ahora me tocará lavarme el cabello y ducharme otra vez por tu culpa.

—A mí también y no me estoy quejando. ¿Y si nos duchamos juntos? Ahorraríamos agua, hay que cuidar el medio ambiente.

Suelta una risita tonta.

—No, gracias, me gusta gastar agua.

—Tú te lo pierdes.

Me levanto.

—Más bien el que se lo pierde eres tú, es que tenerme en su ducha es un privilegio —me agacho con rapidez y tomo tierra en mi mano, se la tiro encima y me voy corriendo—. ¡Eso es por haberme tirado agua, pendejo!

Le grito desde la puerta de la entrada y camino con rapidez para entrar a la habitación, si me quedo por los pasillos es capaz de hacerme lo mismo, Javier es muy vengativo. Me miro en el espejo y estoy toda mojada, yo que me había planchado mi cabello ayer y me había quedado muy bien. Me saco toda la ropa y me entro al baño, el agua sobre mi piel se siente cálida, me saco el jabón y salgo envuelta en una toalla para buscar ropa que ponerme. Escojo un short azul de jeans, una blusa de tirantes roja y mis chancletas, mi cabello me lo dejo suelto porque está mojado, debo esperar que se seque para poder hacerme una coleta.

Miro mi celular en la cama, tiene la pantalla encendida, es mi madre que me está llamando, esto tiene que ser un milagro. Respondo.

—Madre.

—Hija, ¿cómo estás?

—Mejor que cuando me vine. ¿Ha ido Izen a buscarme? —le pregunto en voz baja.

—Sí, le he dicho que sí sé dónde estás, pero que no podía decirle porque era la primera vez que me confiabas algo. ¿No has pensado en arreglar las cosas? Se veía preocupado por lo que está pasando con ustedes.

—Fuiste la primera en ponerte a la defensiva cuando Izen les dijo lo que teníamos, mamá, así que ahora no me hagas esa clase de preguntas, te conté lo que pasó, si regreso con él lo pueden sacar de la escuela.

—Porque no conocía muy bien sus intenciones, por eso no estaba de acuerdo. ¿Es por alguien más que no quieres regresar con él? Si es así debes decirle, es entendible que te guste un chico de tu edad.

—No hay nadie más, yo quiero a Izen. Mejor hablamos cuando llegue, odio tu intensidad, mamá.

Le cuelgo para no escuchar más lo que dice. Era la primera en discutir porque estaba saliendo con alguien mayor y que es mi profesor, pero ahora hasta aboga por él para que yo regrese a su lado. No cabe duda que Izen se ha empezado a ganar a mis papás, es que ha hecho méritos con ellos para echárselos al bolsillo.

—Noelia, he pedido comida, ¿quieres? Pedí suficiente para comer los dos —la voz de Javier me hace reaccionar, le abro la puerta—. ¿Vienes a comer o temes que me cobre lo que me hiciste con la tierra?

—Sí quiero, muero de hambre. Y no tienes nada que cobrarte, tú empezaste y yo terminé, fin del problema.

—Si supieras que amo la venganza.

—Y yo soy la venganza en persona.

Le guiño un ojo y lo hago a un lado para ir a ver lo que ha pedido, yo sí tengo hambre, sería capaz de comerme una vaca entera, bueno, no, pero sí tengo mucha hambre. En la mesa hay unos jugos y dos hamburguesas con papitas, por lo menos son de carne, las de pollo no me gustan mucho, nos sentamos y Javier empieza a comer, le doy un mordisco a mi hamburguesa y siento un sabor raro, pero no digo nada, le doy otro mordisco y confirmo que el muy estúpido le ha echado picante a mi hamburguesa, escupo todo y me pego en el jugo, pero termino peor al sentir el sabor del agua revuelto con pasta dental.

—¿Te ha gustado tu hamburguesa y tu jugo? Eso es por la tierra que me has tirado —Javier se ríe y se acomoda para seguir comiendo

Salgo corriendo a lavarme los dientes, me ha jugado una broma pesada por lo que le hice. Termino por vomitar y me cepillo muy bien los dientes y la lengua, todavía me pica la boca. Me miro en el espejo y tengo la cara roja, debe ser por el picante, es que sí estaba muy fuerte.

—¿Sabes que me acabas de declarar la guerra? —le digo a Javier que está en la puerta del baño con una sonrisa de oreja a oreja—. Me las vas a pagar y no quiero que te enojes porque te la voy a devolver peor.

—En este momento estoy manejando lo que es la tranquilidad —pone sus manos al estilo yoga—. Om, om —hace como si estuviera meditando y le tiro agua de la pluma para que se vaya, puedo escuchar su risa.

—¡Me las pagarás, estúpido!

—¡Perdóname la vida!

—¡Que te la perdone tu abuela!

Claro que me las voy a cobrar, no me voy a quedar con esta espinita que ha dejado en mí. Ya verá Javier con quien se ha metido, debo pensar en lo que le haré, y la que va a reírse seré yo. Voy a esperar unos días a que se le olvide lo que ha hecho, y en ese preciso momento que lo haya olvidado voy a aprovechar para jugarle una broma mucho más pesada que la que él me hizo a mí.

[….]

—Especial Javier—

Le miro la cara a Noelia que se está comiendo una hamburguesa; esta no tiene picante. Decidí hacerle una broma y por eso pedí tres hamburguesas, la que tendría picante que yo le eché y la otra la guardé, se puso roja cuando la probó y al tomar del agua sus ojos se hicieron grandes. Me debe estar odiando, no dudo por ningún minuto que querrá hacerme algo peor, ella no parece ser de las chicas que se quedan con nada.

—¿Estás enojada conmigo por la bromita que te hice? —me siento a su lado y niega con su cabeza—. ¿Segura? Si lo estás me lo puedes decir, o sea, me dará igual, pero tendré la certeza de que estás enojada.

—No tengo porqué enojarme, estoy comiendo muy tranquila —habla con la boca llena y sí parece tranquila, pero no me convence—. ¿Tienes miedo de que te haga algo?

—Si ese «algo» es en la cama, pues no tendría miedo —bromeo y me da un golpe en el brazo—. Qué delicada eres.

—Y tú qué tonto eres, nunca dejas de bromear con esas cosas.

—¿Cómo sabes que estoy bromeando?

—Porque no serías capaz de traicionar a Izen.

Se limpia las manos con una servilleta y me la tira encima.

—Voy a descansar, no vayas a molestar.

—Nunca te molesto, ¿o si?

—Eres intenso, lo sabes.

No dice nada más y se pierde de mi vista. Cuando vi a Noelia la primera vez pensé que podría tenerla, pero al saber que era la chica que le gustaba a Izen borré esa idea de mi cabeza, lo menos que quiero es perder nuestra amistad, y sé que está en riesgo porque no le conté lo que pasó con Ashley años atrás, la única que lo sabe es Noelia y ella no ha dicho nada tampoco.

Sé que Noelia le gusta a mi hermano, él desde que la conoció quedó encantado con ella, pensé que estaban saliendo porque estaban juntos todo el tiempo, pero no, solo son amigos. No puedo fallarle a mi hermano, y buscar algo con Noelia sería causar problemas entre nosotros, nos llevamos bien y no necesito más problemas en mi vida. A veces están esos amores que no son para nosotros, pero que nos gusta verlos felices con alguien que aman.

Puede que en unos meses decida regresar a Argentina, así que no pretendo buscar algo serio en este momento, lo menos que quiero es enamorarme y tener que irme. Eso sí que no me gustaría en ningún sentido de la palabra.

—Noelia Jiménez—

A veces por más tiempo que pase necesitamos tener conversaciones que han quedado pendientes, puede que no sean muy importantes para nosotros, pero para otros sí, y es por eso que invité a desayunar a Carlos para hablar. Hace un tiempo sentía que él pensaba que iban a pasar cosas entre nosotros, pasábamos juntos todo el tiempo, y cualquiera se puede confundir. Decidí que era el momento de aclarar todo, nos llevamos bien y no hemos tenido problemas, pero no está de más hablar sobre lo que no pasó, no me gusta acumular tantas cosas porque después ya no tendrían sentido.

—Estoy aquí porque quieres hablar sobre lo que nunca pasó con nosotros, ¿no es así? —toma un pedazo de piña en su boca y comienza a disfrutarla—. Esa carita la conozco.

—Siento que sabes brujería y por esa razón adivinas todo cuando te digo que tenemos que hablar —dejo mi mano sobre la suya—. Hace unos meses cuando pasábamos juntos siento que tú pensabas que íbamos a tener algo, y yo después empecé andar con Izen, de verdad, lamento haberte hecho pensar que íbamos a tener una relación, esa no fue mi intención. Si te hice sentir mal te pido disculpas, y sé que debí decirte todo esto hace meses, pero no sabía cómo hacerlo.

—Sí creí que íbamos a estar juntos, estaba seguro de que íbamos a ser novios, pero tú nunca me hiciste sentir que iba a ser así, yo confundí las cosas. Nunca me hiciste entender nada diferente que no fuera ser amigos, no hablabas de Izen, pero era obvio que lo querías, por eso sabía que tú no eras para mí —pone sus codos en la mesa y se acerca a mi rostro—. Me encantas desde que me hiciste tirarme los jugos encima y querías lavarme la camisa, así que no pienses que me has dado motivos para que eso pasara, solo te vi y me gustaste, eso fue todo.

—¿No estás molesto porque dejé pasar tanto tiempo para hablar sobre esto? Si tienes que decirme algo debes hacerlo ahora, después no te lo voy a permitir.

—¿Estar molesto contigo? ¡Nunca! Tú no me has hecho nada, solo me haces feliz, eres mi amiga, y aun así me haces tan feliz, estás llenando esos huecos que había en mí, porque me sentía tan perdido antes de que tú aparecieras en mi vida.

—Y pensar que terminamos siendo amigos por un momento de torpeza que tuve. Tú me caes muy bien, quiero que seas mi amigo toda la vida.

Me da un beso en la mejilla. —Ojalá todos fueran como tú; sinceros y sin miedo a decir lo que sienten. Dejaste pasar tiempo, pero aquí estás siendo sincera conmigo.

—No hay nadie más como yo —se ríe al ver que muevo mis hombros—. ¿Todo está bien con nosotros?

—Nunca hemos estado mal —agarra una servilleta y con delicadeza me la pasa por la mejilla—. Te dejé un sucio de la fruta cuando te besé —asiento a lo que me dice—. ¿Y cómo vas con Izen? ¿Ya regresaron?

—No vamos a hablar de Izen, por favor, es lo que menos quiero en este momento.

Asiente con su cabeza y terminamos de desayunar. Me gusta que hayamos aclarado todo, ahora estaré más tranquila y no tengo nada pendiente. Nos despedimos y cada quien se va a su auto, decidí que cuando regresara a la ciudad lo primero que haría sería hablar con Carlos y ya lo he hecho, no me quería quedar con nada. Ahora me gustaría hablar con mis amigas, pero todavía siguen de vacaciones, el único que sé regresó fue Carlos porque su hermano lo necesitaba, los demás sí siguen disfrutando de sus vacaciones; vacaciones que yo no tuve.

[….]

—Días después

Se puede decir que hoy puedo salir de la escuela, cumplí con las condiciones que me puso la directora, junto con el grupo de apoyo hice todo lo que me faltaba por haberme ido a Milán. Los trabajos están terminados y en dos días que regresen los profesores podré entregarlos como quedé con la directora que ha estado pendiente de cada movimiento que hago, parece que no vive su vida por estar pendiente de la mía, ella piensa que voy a faltar a mi palabra y que voy a regresar con Izen. «Ganas no me faltan, pero no se puede».

Recojo mis libros y salgo del salón, antes le dejo el examen a la maestra en la mesa, se la han pasado haciéndome todos los exámenes que no hice en los últimos meses, a veces sentía que no podía con tantos trabajos, exposiciones y con estudiar para los exámenes, pero mi hermano y Molly me ayudaron. Creí que no iban a regresar más, ella tardó semanas en darle otra oportunidad, siento que si mi hermano vuelve a lastimarla ya no será lo mismo y ella por más que le duela no va a regresar con él. Mi hermano necesita un escarmiento que lo haga entender que el amor no se trata de cogerse a todo el mundo.

Noto que se me ha soltado el cordón del zapato y me agacho para atarlo, lo menos que quiero es caerme y llegar a mi casa llena de raspones y golpes.

—¿Será que la princesa deja que su bella amiga la lleve en su carruaje? —alzo la mirada y Meisy está en su auto con una sonrisa.

—¿Aceptas? —Mariana se asoma desde los asientos de atrás.

—¡Meisy, Mariana! —las abrazo cuando salen del auto. Según yo venían en tres días y ahora ya están aquí—. ¿Por qué no me dijeron que venían hoy? Las he extrañado, ustedes disfrutando y yo haciendo de todo en la escuela.

—Ya queríamos verte y decidimos regresar —Meisy me pega a su cuerpo para abrazarme ella a mí esta vez—. Tu amiga ya regresó, así que no me llores. Te extrañé muchísimo.

—¿Y cómo la has pasado? Me imagino que has disfrutado de estas semanas con Izen, espero que hayan usado protección porque ahora no queremos niños —bromea Mariana con una risita. En estas semanas no les he contado nada de lo que pasó con la directora, sentía que no debía hacerlo porque ellas estaban disfrutando para yo molestar—. ¿Qué pasó? Es obvio que las cosas no están bien.

—Ashley y otros chicos de la escuela le dijeron a la directora que Izen y yo teníamos una relación, la directora amenazó con dejar a Izen sin trabajo y con quitarle la licencia de trabajo, porque ya saben que si ella dice algo lo primero que le quitarán a Izen sería la licencia de profesor. Me tocó terminar con él para no hacer más grande el problema.

—Maldita Ashley. ¿Mi mamá te ha pedido que dejes a Izen? Si quieres yo puedo hablar con ella, tú debes estar mal con todo esto. ¿Por qué no nos llamaste a decírnoslo?

—No, Meisy, no quiero que te metas en problemas, y si no les dije nada fue porque no tenía caso hacerlo, ya lo que pasó pasó.

—¿Qué dijo Izen de todo lo que sucedió? Es que si yo hubiera estado aquí te juro que dejo sin nariz a la mosca muerta de Ashley.

Me interroga Mariana.

—No ha dejado de buscarme, dice que estoy en un error, que nosotros debemos seguir con lo nuestro. Todo lo que ha pasado ha sido un caos, chicas.

—Ay, amiga, tú pasando por tantos problemas y nosotras de mala amiga lejos de aquí —murmura Mariana—. Nos hubieras pedido que viniéramos.

—Es cierto, debiste decirnos todo para venir y estar contigo, te hubiéramos apoyado.

—Ya, chicas, no importa. ¿Vamos por un café?

—¿Café? Lo que necesitamos es tomar un par de cervezas para matar las penas —hablan al tiempo todas dos.

Acepto ir con ellas a donde me quieran llevar. Ya me hacían falta, me alegra que hayan venido y que podamos hablar de cualquier tema, con ellas me siento muy cómoda y me ayudan a entender un poco mejor todo lo que está pasando. Meisy y Mariana se han convertido en mis amigas, y a las dos les he tomado mucho cariño, ellas se lo han sabido ganar, y aunque nada es perfecto en las amistades, yo sé que es normal, todos tenemos diferencias que se hacen pequeñas ante el cariño de cada una.

Entramos a un pequeño bar donde nos ha traído Meisy, no hay mucha gente y la música no está tan alta, se puede hablar sin necesidad de levantar la voz. Pedimos un par de cervezas y nos acomodamos en los sofás que hay.

—¿De verdad piensas dejarle el camino libre a Ashley para que esté con Izen? No es justo contigo que debas estar lejos de la persona que quieres —Mariana se da un trago de su cerveza—. Es que solo nos fuimos unos días y todo se dañó.

—Esa chica ya tiene bien merecido que la busque y le enseñe que con mi amiga nadie se mete, y tú sabes que me controlé por mucho tiempo, pero se acabó, si la veo no me detengas, la dejaré sin dientes.

—No tienes que ponerte a su nivel, Meisy, eso es lo que ella quiere, que hagamos algo para quedar como la víctima ante Izen —me pego en la cerveza—. ¿Creen que fue una tontería haber dejado a Izen?

—¡Una tontería enorme...!

Hablan las dos al tiempo.

—No debiste alejarte, Izen te adora. Búscalo y arregla todo con él, no dejes que nada dañe lo que ustedes construyeron. Su relación no empezó de la mejor manera, pero ustedes no eligieron conocerse cuando él tenía novia, pero eso no es una excusa para que ahora no puedan estar juntos, y las reglas de la escuela que te valgan madre.

No tengo argumentos para discutirle a Meisy lo que dice, y es que me está haciendo dudar de la decisión que tomé, Ashley buscaba que no estuviera con Izen, y lo logró, porque yo no dudé un instante en dejar a Izen para no ver afectado su futuro, y es que me ganó el miedo de joderle la vida. ¿Será que lo mejor fue terminar con Izen o me equivoqué? No tengo respuestas a mis preguntas, y esto ya no me está gustando.

Soy tu alumna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora