SOY TU ALUMNA
Capítulo 12; Dueles.
—Noelia Jiménez—
Siendo sincera, no esperaba que Izen y Cristian se conocieran, pero resulta que sí, y que se llevan muy bien, durante estos minutos he visto cómo se abrazan y el cariño es obvio. Hay miles de personas en el mundo y precisamente se tenían que conocer ellos dos. «Estoy por pensar que el destino me odia».
Ahora entiendo cuando mi papá me decía que el mundo es tan pequeñito que es imposible que dos personas no se conozcan, que todo se va alineando de la mejor manera para poner todo en su lugar y lograr que dos desconocidos terminen siendo conocidos ante los ojos de otros.
—¿Cómo es que se conocen? Carlos no vivía en la ciudad, es extraño que se lleven tan bien ustedes dos —los interrogo—. La mala suerte me persigue.
—Izen es el mejor amigo de mi hermano, nos conocemos desde que yo soy un niño, antes de irme para el internado ya lo conocía porque iba a casa de mi hermano.
—¿Tú eres la chica guapísima que le dijo Carlos a su hermano Javier que conoció?
Miro a Carlos con una sonrisa.
—Esta misma chica hermosa fue la que me dejó bañado de mis jugos el día que estaba en el restaurante —me guiñe un ojo—. ¿Ustedes de dónde se conocen?
—Yo soy su profesor.
—Qué pequeño es el mundo, ¿no? —los dos me quedan viendo—. Tengo que dejarlos, quiero ducharme y dormir por horas para reponer energías.
—Entonces nos vemos después —Carlos me da un abrazo—. ¿Tú vienes? —se dirige a Izen.
—No, sigue tú, yo vine por unos trabajos que le di a Noelia.
«Mentiroso».
Carlos se aleja y nos quedamos solos, borro mi sonrisa para mirar con seriedad a Izen. No me gusta que haya venido a mi casa.
—Como viste que no te funcionó haberme mandado a tu amigo para que me pagara la malteada vienes a joder tú, ¿no? Me estás cansando.
—Yo no te mandé a mi amigo como dices, quiso ir a ver cómo eras, Javier es más terco que nosotros dos juntos —se acerca—. Vine para pasar el día juntos, no quiero que me digas que no. No me gusta que me estés ignorando todo el tiempo, tú no eres así, Noelia.
—Quédate lejos de mí, si te he ignorado es porque no quiero nada que me involucre contigo. ¿Entiendes lo que es «tomar distancia»? Porque si no lo entiendes te explico el término.
—¿Por qué me quieres lejos? ¿Te cansaste de mí?
—¡Porque no quiero que me sigas gustando! ¡Porque me cansé de ti, me cansé de lo que te rodea y de todo lo que tenga que ver contigo!
—No tienes que huir de lo que sientes.
Me acaricia la mejilla y le quito la mano.
—No me toques y vete.
—Tú haces todo difícil.
—Te vas a casar, yo no estaré para ti cuando tu novia te tire, porque sabes que siempre regresarás a donde ella. Llevan años juntos, Izen.
—¿Si la dejo te quedas conmigo? —inquiere sin rodeos—. Responde sin miedo.
—Si la dejas será tu problema, no me voy a quedar contigo, de verdad que no me gusta ser una opción para nadie, ni siquiera para ti.
—¡Que no eres una opción para mí! ¡Entiéndelo!
—¿Entonces qué demonios soy para ti? Necesito que me lo expliques porque no te estoy entendiendo.
Está por hablar y se enciende mi celular, veo que es mi hermano y contesto. No suele estar llamando, todo el tiempo está en sus cosas y a los dos nos gusta nuestro propio espacio.
—¿Qué quieres, Damián? Estoy ocupada.
—Tienes que venir a casa del abuelo, se puso mal y dice que quiere verte.
—¿Qué le pasó? Yo hablé con él y se veía perfecto.
—Tú solo ven, no vayas a tardar.
Guardo mi celular y empiezo a caminar para tomar un taxi, siento que se me ha hecho un nudo en la garganta, no quiero perder a mi abuelo, ha estado para mí siempre y no quiero perderlo, me aterra de solo pensar en que algo le puede pasar.
—¿Adónde vas?
Me alcanza Izen.
—Mi abuelo se puso mal, necesito ir a verlo.
—Yo te llevo, no te irás sola.
Me lleva hasta su auto. Espero que todo sea pasajero, mi abuelo estaba bien de salud, ha sido un hombre muy sano y fuerte todo este tiempo. Quiero confiar en que todo estará bien, que esto pasará y que mi abuelo me va a esperar con una gran sonrisa; esa sonrisa que hace marcar sus bonitas arrugas.
[….]
Toco varias veces el timbre de la puerta, insisto hasta que me abre una chica del servicio, no me molesto en saludar y entro corriendo a la casa, algo me dice que nada está bien, es un presentimiento que no me gusta.
—¿Dónde está mi abuelo?
Todos me miran, están mis papás, mi abuela, mi hermana y un señor que por su ropa me doy cuenta de que es el doctor. Tienen sus ojos llenos de lágrimas.
—El abuelo no resistió.
—¿Dónde está mi abuelo? —repito la pregunta con un nudo en la garganta.
Nadie me dice nada y subo corriendo las escaleras, llego a su habitación y al verlo acostado con sus ojos cerrados no puedo aguantar más las ganas de llorar y me suelto a llorar. Me acerco y dejo mi cabeza en su barriga.
—Despierta, viejo, no me hagas esta broma —lo muevo—. Abuelo…
Siento su cuerpo frío en mis manos y no puedo dejar de llorar, no puede morirse, no puede dejarme sola, mi hermano trata de consolarme y lo hago a un lado. No necesito que me tengan lástima en este momento, lo que quiero es que mi abuelo abra sus ojos y me diga que solo estaba jugando.
—¡Abuelo, despierta!
Alguien me toma con fuerza de los brazos, es mi abuela. Sus ojos tienen un brillo lleno de rabia y sufrimiento.
—No quiero que llores, yo te llamé para que vinieras y no me respondiste, así que no llores, porque si no se despidió fue por tu culpa.
Sigo llorando. Por más que quiera evitar el dolor y las ganas de llorar que tengo siento que no puedo, es una sensación extraña que ha llenado mi cuerpo entero y no quiero sentir este dolor dentro de mí. Es como si fuera más grande que yo, como si no pudiera con todo lo que estoy sintiendo en este momento que desearía que nunca hubiera pasado.
—Tú nunca lo quisiste como le decías, él murió sin despedirse de ti, te necesitaba y lo dejaste solo. Lo abandonaste.
El llanto no me deja hablar, pero me suelto de ella para ir al lado de mi abuelo.
—Por favor, perdóname, abuelito —le susurro en medio de mis lágrimas—. Perdón por haberte dejado solo, tú me necesitabas y yo no estuve para ti.
—Todo estará bien, pequeña —mi hermano me abraza, puedo escuchar su sollozo. Esto también le duele a él—. El abuelo me dijo que te dijera que te ama, que fueras feliz como te lo dijo siempre que se veían.
—Le fallé…
—Nunca le fallaste, mi abuelo siempre estuvo orgulloso de ti, hermana.
—No quiero estar sin el abuelo —sigo llorando—. No podré con esto.
—Tienes que ser valiente.
No me voy a acostumbrar a no verlo más, a no escuchar su voz en las llamadas, y a no ver su sonrisa cada vez que venía, no podré con tanto dolor, esto me duele. Mi mamá se acerca y me abraza, no había sentido su cariño en tanto tiempo, no solemos ser tan cariñosas, nos gusta nuestro espacio. Puedo escuchar cómo llora, le duele lo que ha pasado y la entiendo perfectamente.
—Ya dejen de llorar que eso no me devolverá a mi viejo, tú, Noelia, que eras su nieta lo abandonaste, y tú siendo su hija casi nunca venías a verlo, menos lo llamabas.
Me cansé de sus comentarios hirientes, ya no me voy a quedar callada.
—¡Cállate, abuela! No puedes prohibirnos que le lloremos, no sabes el dolor que estamos sintiendo en este momento —se queda mirándome con sus ojos llenos de lágrimas—. No me interesa si no me quieres aquí, porque sé que tu actitud es porque yo estoy aquí, no me iré si eso buscas, es la casa de mi abuelo, del hombre que fue como mi padre, porque incluso el mío vive más en su trabajo y no me presta atención —la encaro—. Necesito que hagas silencio, que por una vez en tu vida te tragues todo lo que sientes, me estoy controlando para no gritarte todo lo que realmente siento, pero tú estás logrando que me canse de ti y de tus comentarios estúpidos.
—Respétame, soy tu abuela.
—Respétala tú —interviene mi madre—. Noelia no tiene culpa de no haber podido despedirse de mi padre, su muerte fue tan repentina que nadie se lo esperaba. Te pido que la dejes en paz, ella se está controlando por el dolor que siente, y no necesita que le digas cosas que no tienen sentido en este momento. Respeta la memoria de mi padre.
—Eres una mala madre, por eso tu hija no tiene educación.
—Mi hija tiene más educación que todos los que estamos aquí.
—¿Pueden dejarme sola con el abuelo?
Asienten y me dejan sola. Me acerco a mi abuelo, me duele tanto saber que no lo volveré a ver, he pasado tantas cosas al lado de mi abuelo que se me hace imposible aceptar que no estará más aquí, aunque lo vea en esa cama con sus labios pálidos. La vida no puede ser tan injusta.
—Esperaba que mi celular sonara por cualquier cosa que no fuera para que me dijeran que estabas mal, lo que nunca esperé fue llegar a tu casa y verte aquí acostado sin hacerme una de tus típicas bromas, abuelo. No es justo que te hayas ido, no se vale que me hayas dejado aquí, ¿tienes idea de lo que voy a pasar sin ti? Abuelo, no me dejes sola, te necesito conmigo —acaricio su mejilla con mis dedos—. Despierta y dime qué solo querías ver mi reacción, por favor…
Entierro mi cabeza en su cuerpo y dejo salir todo el dolor que ha causado su partida, yo no quiero dejar de verlo, no quiero que se lo lleven porque nunca más lo veré, no quiero solo tener recuerdos, quiero tener mi vida junto a mi abuelo que ha sido cómo mi padre durante todos estos años.
—Noelia —levanto mi cabeza para ver a Izen, se acerca y me da un abrazo, no me interesa que me vea llorando, no puedo dejar de hacerlo cuando esto me está doliendo—. Llora, te hará bien.
—Se fue sin despedirse, no sabes cómo me duele esto.
—Tienes que ser fuerte porque no dejará de doler por un tiempo —me hace verlo—. Tu abuelo se fue sabiendo que lo amabas, se fue feliz porque compartió su vida a tu lado.
—Ya no lo volveré a ver…
—Puede que se haya ido así de repente, pero fue feliz con todos ustedes, disfrutó su vida y te cuidará de donde esté —me hace verlo a los ojos—. Tu abuelo te amará siempre, no importa lo que haya pasado, eso lo sabes.
Me alejo y me siento en la cama, tomo la mano de mi abuelo.
—Me gustaría despertar y que me digan que esto solo fue un sueño —susurro—. Quiero que me digan que hay cámaras escondidas para ver cuál era mi reacción al saber que mi abuelito había muerto —el llanto regresa, no puedo con el dolor que siento—. Hace unos días hablamos y él estaba perfecto, los últimos días que hablamos por llamada me dijo que estaba bien, entonces no entiendo por qué cambió todo de manera tan abrupta.
Se agacha para quedar cerca de mí.
—Aquí estoy para que saques lo que sientes, no me importa si me quieres lejos, porque no me iré, me necesitas y quiero hacerte sentir mejor.
—Gracias por estar aquí, no quiero estar sola.
—Siempre voy a estar para ti, nunca lo olvides.
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Soy tu alumna
RomanceNoelia es una chica que no le importa conquistar a la persona que sea para obtener lo que quiere, es decidida y para todo tiene una respuesta. Es atractiva, inteligente e imparable ante todos, ella nació para tener todo lo que desee y cuando sienta...