3. En el mismo salón.

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SOY TU ALUMNA

Capítulo 3; En el mismo salón.

—Izen Smith—

Desde que entré como profesor a la escuela lo primero que me dijeron fue que no podía involucrarme con ninguna alumna, al ser el profesor más joven podía tener líos amorosos con alguna de ellas y podía tener problemas. Hasta el momento había seguido las reglas, pero apareció Noelia y todo se descontroló, nunca me imaginé que iba a entrar a la misma escuela donde soy profesor, se mira más grande que las demás chicas y pensé que tal vez podía estar acompañando a alguna chica por su uniforme. Pero ahora resulta que es mi alumna y que la tendré que ver durante todos los meses que haya clase.

Pensé que después de la noche que tuvimos ya no la vería más porque nunca nos dijimos nuestros nombres y justo cuando llego al salón noté que era ella la chica nueva. Vaya sorpresa la que me llevé al verla entre mis alumnos.

—¿Amor, iremos a comer? —dejo de seguir calificando los exámenes para mirar a Ashley, es mi novia hace mucho tiempo, habíamos pensado en casarnos este año y por su trabajo no pudimos en la fecha estipulada, nos tocó posponer todo—. Ya deja esos exámenes ahí, has pasado todo el día trabajando.

—Ok, vamos a comer, ¿Adónde quieres ir?

—Donde me lleves está bien.

Me arreglo con rapidez y salimos de la casa, Ashley no molesta para comer y puedo llevarla donde sea, así que iremos al restaurante que está a dos cuadras de mi departamento. Llegamos y me toma de la mano, dándome un beso en los labios, le sonrío y entramos.

Estamos buscando una mesa desocupada y detengo mi mirada en una mesa del medio donde está Noelia con tres chicos que lucen más grandes que ella, al único que conozco es a Damián, asumo que debe ser familia de ella por su enorme parecido, los otros dos no tengo idea de quiénes son, pero parece más amiga de uno de los dos chicos porque tiene sus piernas sobre ella.

—Ahí hay una mesa, amor.

Ashley me jala para que la siga, la mesa está al lado de la de Noelia. Se da cuenta de que he llegado y como si nada sigue con los chicos que está, debe estar molesta porque ofendí su orgullo diciéndole que es una niña. No es una niña, pero sí es más joven que yo, tiene dieciocho años y yo tengo veintiocho, la diferencia es grande. Todavía no puedo asimilar que tenga que ser mi alumna, no es cómodo después de todo lo que hicimos en la habitación del hotel.

—¿Conoces a alguien de esa mesa? No dejas de mirar hacia allá.

—No.

—¿Entonces qué tanto miras?

—Me pareció ver a alguien conocido.

Pedimos lo que vamos a comer y le cambio el tema de conversación, no quiero tener problemas con Ashley por algo que no vale la pena. Me concentro en escucharla, le gusta hablar de todo lo que hace y no es tan malo, tenemos una buena comunicación, aunque en ciertas cosas no es tan explícita porque piensa que no es para ella, hay tantas cosas que me gustaría hacer y para ella son de adolescentes que están enamorados y otras que piensa que son muy fuertes para hacer.

Veo que Noelia se levanta de la mesa y se va para el baño, es muy guapa esa chica, he tenido que escuchar lo que mis alumnos calenturientos dicen cuando la ven pasar, y es que se gana las miradas porque sin necesidad de coquetear es muy hermosa.

[….]

—Dos semanas después—

Le he dejado el desayuno listo a Ashley para que no tenga que hacerlo cuando despierte, ella entra más tarde a su trabajo porque es su propia jefa. Hemos pasado las últimas semanas juntos y ya parece que vive más en mi departamento que en el suyo, no me molesta porque siento que es normal que se quede, nos tenemos confianza.

Camino por los pasillos de la escuela y saludo a algunos chicos que les doy clase, entro al salón y ya están todos esperando, hoy tienen examen y saben que no me gusta que estén afuera cuando yo estoy en el salón, no he dejado pasar a ningún alumno cuando estoy en el salón y ellos siguen afuera. Les doy la hoja de las preguntas a cada uno.

—Saquen un lápiz, sacapuntas y su borrador. Tienen una hora a partir de este momento y por cada tachón en la hoja les bajaré un punto. Pueden empezar.

Veo que algunos escriben, y otros están mirando lejos como si la respuesta les fuera a caer del cielo. Ser profesor no es fácil, menos si las chicas les gusta coquetear contigo y tienes que mantener una distancia prudente para evitar malos entendidos. Ya una vez tuve un problema con una alumna y por eso me pasaron para esta escuela, no quiero que se repita.

Noelia me entrega el examen, está por regresar a su lugar y la detengo.

—¿Por qué me estás ignorando? Llevas dos semanas que únicamente me hablas para lo necesario.

—¿Qué quieres, que esté encima de ti? Eres mi profesor, estoy manteniendo mi distancia.

Se suelta y se va para su lugar.

Pasa una hora y recojo los exámenes, ya se terminó el tiempo que estipulé para todos.

—Pueden salir, espero que les vaya bien en su examen. Noelia Jiménez, te quedas un momento, por favor.

Todos salen del salón y cierro la puerta, necesito hablar con ella y que me explique por qué parece que está enojada conmigo. Su mala cara me hace ver que no tiene nada de ganas de hablar conmigo.

—¿Me vas a decir qué te pasa conmigo? Estoy tratando de tener la distancia que todos aquí tienen contigo, pero parece que eso te molesta.

—Me parece perfecto que quieras mantener tu distancia, lo que no entiendo es por qué parece que te molesta todo lo que te digo, en clases me respondes como te da la gana y todos se han dado cuenta de eso.

—¿Y por qué no me ha reportado? Puede hacerlo y así me deja de joder.

Antes de que pueda abrir la puerta la giro hacia mí dejando que quede de frente conmigo, tiene que levantar su mirada para poder verme, es alta, pero yo soy mucho más alto que ella. Me queda viendo y no está nerviosa, puedo ver lo tranquila que está en sus ojos, me gusta el verde de sus ojos.

—¿Estás celosa porque me viste con mi novia en el restaurante?

—No conozco lo que es estar celosa. Déjame salir.

—¿Quiénes son los que estaban contigo en el restaurante? ¿Alguno era tu novio?

—Es mi vida personal, eres mi profesor y no tengo por qué darte explicaciones.

Me le quedo viendo con una sonrisa, está tan roja que parece un tomate. Me acerco más hasta quedar a centímetros de sus labios.

—¿Por qué no puedo estar cerca de ti sin pensar en tu cuerpo, en tu manera de besar y en la manera en que decías mi nombre?

Trata de hablar y pongo mis dedos en sus labios.

—Vámonos de aquí.

—No —me aleja—. No me gusta que quieras coquetear conmigo, me molesta.

—¿Y por qué tienes la respiración tan acelerada?

—Por el calor.

—¿No quieres que te busque más?

—No, no quiero —se inclina para quedar cerca de mi oído—. Soy una niña para estar cerca de ti, ¿lo recuerdas?

Me alejo.

—Eso eres.

—Vete al diablo, Izen.

No soporto más mis ganas de besarla y lo hago, tengo que controlarme o vamos a terminar muy mal y metidos en problemas, porque en estos momentos puede entrar cualquier alumno y vernos. Me corresponde de la misma manera en la que la beso y la dejo contra la puerta. Estoy poniendo en riesgo mi trabajo por meterme con una de mis alumnas, pero Noelia es un riesgo que quiero correr. Muerde mi labio y se aleja de mí, tiene una sonrisa malvada en sus labios.

—¿No que querías mantener solo una relación entre profesor y alumna? Dices una cosa y cuando me besas siento que no es lo que quieres —me pasa su pulgar por mis labios—. Nadie aquí en la escuela pensaría que el profesor sexy y amargado no deja de buscarme, y que le pone los cuernos a su novia con una chica de dieciocho años. Hasta sería un buen chisme de pasillo, ¿no crees?

—Estamos teniendo una relación de profesor y alumna, solo que más avanzada —le aprieto las mejillas—. Y nadie tiene que saber lo que está pasando con nosotros, es algo que nada más debemos saber tú y yo.

—Perdóname, pero entre nosotros no está pasando nada, lo hicimos, nos gustó y ya está, no crees ideas que no son.

—Las chicas menores suelen confundir las cosas, por eso lo decía.

—No te preocupes, no soy esa clase de chicas. Qué pereza sentir algo por ti, le pones los cuernos a tu novia, por Dios.

Me tira un beso con la punta de sus dedos y sale del salón. Ella tiene muy claro lo que es no meterle corazón a las relaciones que uno sabe que no son nada serias, me lo ha dejado en claro. Noelia es bastante inteligente y, definitivamente, besa muy bien.

El ruido de mi celular me saca de mis pensamientos, miro en la pantalla y es Ashley. Le respondo y pongo el celular en altavoz para ir recogiendo mis cosas y hablando.

—Mi amor, ¿sigues en el trabajo? Quiero saber si me acompañas a comprar un vestido para ir a una cena de negocios.

—No puedo, amor, me faltan unas horas de clases todavía. ¿Por qué no le pides a alguna de tus compañeras del trabajo que vaya contigo?

—Ay, no, son unas pesadas y no es que ande relacionándome con los empleados. Te dejo para que sigas trabajando, iré sola por el vestido que quiero.

—Te cuidas, por favor.

—Gracias, te amo.

—Y yo a ti. Chao.

Colgamos al tiempo y termino de recoger mis cosas. No me gusta ir con Ashley a comprar ropa, suele ser complicada para escoger su ropa, nada le gusta y se molesta porque no encuentra lo que quiere, pero asumo que así son las chicas y aguanto sus berrinches para no estar en problemas. Así es el amor, ¿no?

—Noelia Jiménez—

La operación conquista no salió nada mal, Izen se creyó todo y hasta ahora me sigue buscando, lo he ignorado con la única intención de provocar que me busque, y funcionó. Durante las últimas semanas hacía como si nada, por un momento pensé que no me buscaría, ¡pero cayó en mi juego! Y es que dice una cosa y termina haciendo otra cuando sabe que si alguien nos ve juntos se va a meter en problemas, no quiero sonar como alguien que no le importa nada, pero me da igual si lo sacan de su trabajo, ni siquiera sé mucho de su vida como para sentirme mal si le dicen que no puede trabajar más en la escuela.

Veo que Meisy y Kaleth me están esperando, los dos están recostados a los locker, me acerco con una sonrisa.

—Sospechoso que te hayas quedado con el profesor encerrada en el salón, ¿qué pasó? Cuéntanos —Kaleth me pasa un brazo por encima de mi hombro—. No escuchamos ruidos, así que no hubo acto carnoso —me rio por lo que dice, no sé de dónde saca tantas cosas. Desvío mi mirada y Mariana nos está mirando, por su cara es obvio que está celosa porque estoy con su novia.

—Claro que no lo hicieron, todos hubiéramos escuchado sus gritos, tonto —Meisy le da un golpe en la cabeza—. ¿Qué te dijo?

—Ya sabes que los hombres son medio lentos, sin ofenderte, amigo, lo que me dijo fue que por qué lo ignoro y otras cosas, es que todo me salió tan bien. Izen es tan común como todos los demás.

—Nos reímos muchísimo el día que te hiciste la desmayada para que Izen te cargara, él preocupado y tú como buena actriz con tus ojos cerrados —Meisy choca su puño con el mío—. ¿No has pensado que tal vez te puede gustar el profesor?

—Ni lo digas, me dan cinco paros cardíacos.

Nos reímos.

—¿Y si llega a pasar?

—No pensemos en eso, chicos, no llamen la mala suerte. Iré al baño, no quiero sus malas vibras, ¡por Dios!

Los dejo solos y sigo mi camino, paso por el lado de Mariana y escucho cómo murmura cosas sin sentido, ella piensa que le quiero bajar el novio, si quisiera ya lo hubiera hecho desde que llegué. Ella debería estar enojada con Kaleth que fue el que me coqueteó, no conmigo que no tenía idea de que eran novios. Salgo del cubículo para lavarme las manos, dejo salir un largo suspiro al ver que Mariana me está mirando con sus manos puestas en la cintura

—¿Podrías dejar de coquetearle a mi novio? Pasas encima de él y es molesto verlos juntos —me seco las manos para mirarla—. Hay más chicos en la escuela, no tienes que estar de fácil con mi novio.

—¿Y por qué no le dices tú que se aleje de mí? Él fue el que me habló.

—Te habló porque te le metiste por los ojos.

—Ay, hermosa, yo no tengo que hacer nada para que tu novio se fije en mí, él solito está cayendo. Ah, tu novio besa increíble.

Claro que no me he besado con Kaleth, pero quiero molestarla para que no me siga jodiendo la vida, a mí ni siquiera me interesa su novio.

—Perra.

La escucho decirme antes de que salga.

—A mucho honor.

Qué necesidad la de esta chica en pensar que vine a quitarle a su novio, Kaleth me cae bien porque es agradable, pero ni al caso. Lo único bueno es que disfruto de ver las caras de desagrado que hace Mariana pensando en cosas que no tienen sentido. Ella sí que está fuera de sus límites normales.



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