CAPITULO 17 SI SE MUERE TE MATO

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Ismael se movía de un lado para otro, todo era un desastre, además del gran lío en el que se encontraba ya, en esos momentos. Su jefe Federico Torres jamás le creería que habían sido atacados por su propia gente, menos que hubiese sido Gabriel su hombre de confianza, y aún si le explicaba no le creería, porque ahora estaba huyendo, ya no había marcha atrás, se había quedado con la chica porque sus atacantes se la habían dejado, no porque él quisiera llevársela, pero su jefe no sabía eso y para él, era una traición que se la hubiera llevado. Así que todo estaba vuelto un caos, porque, ¿qué haría con esa chica? ni siquiera sabía porque su jefe la tenía retenida, ni con que fines, pero ahora se vería perseguido por su propia gente para recuperarla y por supuesto no se la pedirían de buena manera, lo atacarían y seguro sus instrucciones eran darle muerte, y por otro lado muy seguramente la gente a la que se la habían arrebatado también la estarían buscando y cuando dieran con ella, también procuraría matarlo a él y a quien estuviera con él. Eso le recordó a su hermano, hacía rato que no lo escuchaba, habían huido tan de prisa que no se habían detenido hasta llegar a ese escondite que él tenía para casos de emergencia, ahora sabía que funcionaba bien, porque sus perseguidores habían pasado de largo sin notarlo siquiera, la prueba de fuego sería cuando pasaran de nuevo por ahí, seguramente escudriñarían con más atención, esperaba que igual que antes, pasaran de largo.

De nuevo volvió su atención a su hermano, estaba recostado de lado abrazado a sí mismo, no se movía y le pareció raro.

La chica mientras tanto estaba apartada, sentada en el piso recargada en la pared de roca, permanecía también abrazada a si misma con la cabeza oculta entre sus piernas, al entrar a ese lugar, había soltado sus ataduras, no escaparía, no podía. Solo había dos salidas, una la bloqueaba él y la otra, ella no sabía que existía, miró hacia la primera salida, esperando ver aparecer a Nick, el único hombre que le quedaba con vida de los que formaban su grupo.

Dejó de moverse y el silencio se hizo presente. Ismael no reaccionó hasta que escucho a su hermano René quejarse. De inmediato se dirigió hacia él.

Permanecía de costado y cuando lo volteo, el chico se quejó, Ismael perplejo reparó en la mancha roja que tenía en el costado, luego miró sus manos que no apartaba del lugar. Quiso apartárselas, pero no lo permitió.

_ ¡Duele mucho! - dijo con voz entrecortada.

_ ¡Estás herido! - lo miró perplejo. _ ¡porque no me lo dijiste! - exclamó desesperado.

_ Bastante tenías ya defendiéndonos. - se justificó además no me dolía y no me sentía mal. _ pero ahora duele mucho. - otro quejido salió de su boca. _ y siento que me voy a morir.

_ No te vas a morir! - exclamó asustado. Miró a su alrededor y recordó que la chica venía en una ambulancia cuando sus compañeros la secuestraron, no sabía si era enfermera, doctora o una simple paciente o familiar de alguno, pero estaba ahí y era la única a quien podía recurrir.

_ ¡Hey tú! - gritó a la chica. _ ¡Ven! - luego siguió revisando a su hermano, al parecer era la única herida que se le veía a la vista. _ ¡MALDICIÓN! ¡MUÉVETE! - se levantó furioso. ¿QUÉ ESTÁS SORDA? - llegó hasta ella tomándola del brazo y levantándola con brusquedad, luego la arrastró hasta donde René yacía, cada vez más mal. _ ¡HAZ ALGO POR ÉL! - gritó de nuevo.

Ella reaccionó.

_ No tengo equipo. - lo miró asustada.

_ ¡HAS ALGO! ¡MALDITA SEA! - sacó su arma y le apuntó desesperado.

Ella, se arrodilló ante él chico, intento apartar sus manos de la herida, pero él se resistió.

_ Necesito revisarte - trato de convencerlo, pero él no lo permitió.

_ Me voy a desangrar. - dijo con voz entre cortada, me voy a morir.

_ Déjame revisarte, soy doctora. - dijo. _ te ayudaré.

_ Ya escuchaste. - se oyó la voz de Ismael detrás de ella. No quería voltear porque les tenía pavor a las armas, lo sentía tan cerca de ella, que no sabía si podría actuar sin provocar que se molestara y disparara su arma. _ ella te curará.

Daniela sintió como el aflojó la presión de sus manos, de inmediato miró como la sangre fluía en abundancia.

_ ¡Si se muere te mato! - sintió el arma pegada a su cabeza. _ pero no tuvo tiempo de asustarse más, con sus manos volvió a apretar la herida, mientras él chico se desvanecía. _ necesito encontrar mi bolso. - dijo. Había recordado que durante el secuestro siempre había cargado una mochila en donde llevaba su propio equipo y material básico para una emergencia, no recordaba que nadie se lo hubiese quitado, porque todo había sido tan rápido, el secuestro, el traslado que duró horas, durante las cuales no les permitieron moverse siquiera, luego cuando liberaron a sus compañeros y a ella la entregaron a ese hombre que ahora la tenía y un corto tiempo después, el ataque, del cual habían huido hasta encontrarse ahí, la verdad no recordaba en qué momento se había deshecho de su bolso que lo traía a la espalda o si se lo habían quitado, probablemente estuviera en algún lugar de esa caverna, deseaba que así fuera, porque de lo contrario ese chico no sobreviviría, y ella tampoco por lo visto.

No paso mucho tiempo cuando el hombre puso a su lado el bolso, entonces ella se concentró, por fortuna traía lo que necesitaba, y el hombre que antes le apuntaba con su arma, se convirtió en un eficiente ayudante. Sin vacilar hizo todo lo que ella le dijo y entre los dos lograron estabilizar al chico.

_ La herida lo ha hecho perder mucha sangre, es lo que lo tiene delicado, por fortuna la bala no daño ningún órgano importante, si tienen el suficiente cuidado con él, se recuperara.

Ella miró como él rostro duro de ese hombre se transformaba en un rictus de desesperanza, ¿cómo podía decirle a alguien como él, en un ambiente como el suyo, en una situación como la que estaban viviendo que se mejoraría si lo cuidaban bien? ¿cómo podrían cuidarlo bien?

Pensó que el hombre se volvería furioso de nuevo contra ella, pero para su sorpresa la ayudó a incorporarse.

_ Lo cuidaré. - dijo. _ lamento como la traté, discúlpeme, me volví loco al pensar que podía perderlo, es mi hermano pequeño, está estudiando y no merece pasar por esto, lo lamento. - bajó la mirada. _ nunca me perdonaría si algo le pasara. Ya perdimos a otro de nuestros hermanos. No soportaría perderlo a él.

Ella no dijo nada, ni él esperó respuesta, simplemente se apartó y se quedó quieto, sumido en sus pensamientos. Ella también se acomodó a un lado del joven herido.

Habían pasado solo unos minutos cuando escucharon ruido.

Cuando ella intentó ubicar a su captor, lo vio parado ya en la entrada de la puerta apuntando su arma hacia afuera, quien quiera que se acercaba no tendría oportunidad.

EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora