CAPÍTULO 28 TU DOCTORA ESTÁ MUERTA

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Lucia sintió vibrar su teléfono, miró el número, era desconocido, dudó en contestar, sabía que el hombre que los vigilaba, se lo contaría a Emiliano y el buscaría saber quién le estaba llamando y aunque fuera algo sin importancia armaría un escándalo.

Lo sintió vibrar dos veces más, a la cuarta contestó.

_ Si no puedes hablar di que es número equivocado. - escuchó la voz de su hija del otro lado. Estaba segura de que era ella.

_ Disculpe. - dijo. _ creo que se equivocó de número

_ Mamita, estoy bien, escapé de quienes me secuestraron, estoy muy lejos de ustedes, estoy fuera de peligro, no estoy sola, Leo me rescató. Estaré bien, en cuanto pueda me vuelvo a comunicar contigo. Te amo, también a mí papá, díselo por favor, los amo.

_ Le digo que se equivocó de número. - volvió a repetir. Ya había captado la atención de su esposo, pero también la del hombre que la vigilaba. _ no conozco a ninguna Elena. - colgó.

Fernando miró a su esposa, sabía que esa no era una simple llamada de número equivocado, la conocía bien. Quería acercarse y estar con ella, pero apenas si se movían, ese hombre no apartaba su vista de ellos.

Observó cómo tomaba su celular y hacia una llamada.

Varios minutos después entraba Emiliano como un torbellino.

_ ¿Quién te llamó? - se fue directo contra ella. _ ¡dame tu teléfono!

_ Era número equivocado. - trató de no mostrar temor. Varios hombres habían entrado detrás de él y dos de ellos ya se habían posicionado junto a Fernando, como si de verdad tuviera oportunidad de atacarlo.

_ ¡Entrégame el maldito teléfono! - vociferó.

Ella obedeció y él, sin perder tiempo marcó al número que había entrado. Timbró una... dos... tres veces y la voz de una mujer mayor contestó.

_ ¿Quién es usted? ¿por qué marcó a este número? - dijo molesto.

_ Disculpe. - dijo la anciana, no veo bien y marqué mal un número, pretendía llamar a mi nieta Elena, pero me equivoqué. Lo siento si causé problemas.

Él no dijo más y colgó. Estaba frustrado y desesperado, nada de lo que hacía había dado resultado. No quería hablar con ella, le estaba fallando estrepitosamente. Le entregó el celular y salió tan de prisa como había entrado, sus hombres salieron detrás de él y todo quedó en silencio.

Lucía miró de nuevo a su esposo, él la conocía bien, algo había pasado, sabía que ella hubiera aprovechado la presencia de Emiliano para reclamarle que no hubieran dado con su hija y exigirle que hiciera más, pero no lo hizo y ese brillo en su mirada, ella sabía algo que él no y todo tenía que ver con esa extraña llamada.

Sus miradas se cruzaron y él supo que debería estar tranquilo. Su hija estaba bien.

*****
Lucía estaba en un terrible dilema. Sabía que su hija estaba fuera de peligro, pero ahora tenía que fingir para que Emiliano no se diera cuenta, y estaba feliz de que estuviera bien, pero estaba aterrorizada, de las consecuencias de que su hija estuviera con Leo, pudiera tener, si Emiliano se daba cuenta, era capaz de asesinar a toda su familia en un arranque de rabia.

Luchó por mantenerse firme, pero le fue imposible, el llanto se apoderó de ella. Miró a su esposo al otro lado de la habitación, sus miradas se encontraron, sabía cuáles eran sus intenciones al verla llorar, pero se quedó estático en su lugar, cuando la puerta se abrió, el hombre que cuidaba de ellos salió de inmediato.

_ Aún no hay nada. - se acercó Emiliano a ella ignorando a Fernando. _ pero la encontraremos y te la traeré de regreso. Lamento mi arranque de esta mañana. - sintió las manos de ese hombre sobre sus hombros, un escalofrío de terror de apoderó de ella, pero se contuvo y logró mantenerse firme mientras sentía sus manos rodear su cuerpo en un abrazo consolador, mientras su esposo miraba impotente la escena. _ ella regresará. - escuchó de nuevo la voz de Emiliano. _ te lo juro, la traeré y castigaré a ese maldito de Federico Torres.

Luego depositó un largo beso sobre su cabeza, se apartó de ella, echó una última mirada a Fernando y salió. Ella también lo miró consternada, no tuvo tiempo de nada, porque en ese momento entró no un hombre, sino dos. Seguirían vigilados.

*****
Hacía ya cinco días de su desaparición, Emiliano Elizalde no había dormido bien, había bajado de peso y parecía varios años más viejo. Esto le había afectado más de lo que alguna vez pensó, y no era su orgullo herido por no poder solucionar algo, cuando todo lo podía. Era el haberle fallando a Daniela, el no haber sabido en dónde y cómo había estado esos días, aunque de sobra sabía que no bien y, sobre todo, no haber cumplido su promesa a Lucia de que se la regresaría viva y con bien, y lo peor de lo peor, ni siquiera muerta, porque después de aquella llamada que había recibido minutos antes, ya no había esperanza.

_ Escúchame bien y no cuelgues. - había oído una voz gruesa y autoritaria del otro lado de la línea. _ ya es inútil que busques a tu doctora, no la encontrarás porque no está en poder de Federico Torres como te lo está haciendo creer, de hecho, ella ya no está en este mundo, murió cuando atacaron a los hombres que la resguardaban.

_ ¿QUIÉN ERES? ¿QUÉ QUIERES? ¡SÉ QUE ESTÁS MINTIENDO! - había exclamado desesperado. _ ¡TÚ NO SABES NADA, SOLO QUIERES CONFUNDIRME!

- Lo sé todo. - continuó la voz al otro lado. _ la misma gente de Federico Torres los atacó, hubo muertos de los dos bandos y entre ellos, la doctora, ya sabes cómo es esto, algunos cuerpos no los encontrarán porque ya los desaparecieron, otros los dejaron a la vista para que no haya duda de que esto sucedió, investigalo con tu enemigo, sé que te complacerá informarle de la traición de su hombre de confianza, porque aún no lo sabe, dile que tanto él como su protegido Ismael están muertos y que jamás los encontrará, así como tú no encontrarás a tu doctora.

La llamada se había cortado abruptamente y él con su tecnología no había logrado que sus hombres rastrearan su origen, a pesar de que había durado más de lo necesario para hacerlo.

Las últimas palabras de ese hombre habían sido, que le enviaría pruebas de lo que decía y lo había cumplido.

Minutos después recibía en su celular una foto, era de ella, su Daniela, tirada en un charco de sangre, a su alrededor se podía apreciar que había cuando menos dos cuerpos más y el lugar, él lo conocía, no cabía duda de que ese hombre decía la verdad. Aun así, investigaría, lo haría más adelante, ahora estaba devastado. No solo por él, también por su madre, era algo que no deseaba hacer no quería ver el dolor ni el reproche en sus ojos y sobre todo por Leo cuando lo supiera, si ya lo odiaba, lo odiaría aún más y sabía que no podría soportar el desprecio de su hijo.

*****
Leo miró la obra de James asombrado. Si no supiera que era mentira y que Daniela estaba viva y a su lado, también hubiese creído que esas fotografías eran reales, compadecía a su padre, porque representarían un gran dolor para él, pero no le había dejado otra alternativa.

James era un mago de la tecnología.

EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora