Todo había sido tan efímero tan irreal, Leo no estaba acostumbrado a la felicidad, que cuando llegó duró tan poco. Aquella mañana que se levantó como todas, hacía ya unos meses, lleno de vida, de vitalidad, de pronto se vino abajo, había empezado con una simple llamada de su padre, la noche anterior.
_ Leo - había hablado en tono seco. _ necesito que vengas al rancho.
_ No puedo. - dijo, no tenía a nada a que ir, las cosas iban bien, la administración de todo lo que su padre tenía estaba bien. Tenía un buen equipo de trabajo, Oscar iba y venía facilitándole las cosas y controlando lo que se tuviera que controlar, era él, quien le informaba cuando era necesaria su presencia y era cuando se presentaba en el rancho.
_ ¡Te necesito aquí, ya! - ordenó tajante. _ ¡y no quiero más excusas tontas! - luego colgó.
En otras ocasiones le había pedido que regresara. Él se había negado y lo había dejado por la paz, pero esa noche se escuchaba diferente y más esa mañana que volvió a marcar.
_ ¡Veo que no vas a obedecer! - escuchó su voz furiosa. _ ¡no sé qué demonios es lo que estás haciendo que me impide rastrearte, pero nada me impedirá traerte de vuelta, te quiero aquí, si para este mediodía no estás a mi lado te atendrás a las consecuencias!
Leo supo que algo sucedía, ni siquiera le había dado los buenos días, no importaba cuan enojado estuviera con él, su padre siempre le deseaba buen día. Eso lo alertó, pero de ninguna forma lo preparó para lo que se le venía.
Durante el transcurso de la mañana dudó, ¿qué podía hacer en su contra? Antes lo tenía atado a sus deseos a través de las amenazas a Daniela, pero ahora ella estaba a su lado y estaba a salvo. Decidió ignorarlo una vez más, sin embargo, algo le decía que las cosas no estaban bien.
Y lo supo ese mediodía, cuando recibió una imagen en su celular, junto con un mensaje amenazador.
"Te dije que te haría venir sí o sí" decía la nota, "tienes hasta esta noche para que arregles lo que sea que te retiene allá y si no estás aquí mañana en la mañana, lo siguiente que estarás haciendo será enterrando a tu amigo.
Leo no la pensó dos veces ordenó preparar el viaje en su helicóptero, no necesitaba esperar hasta la mañana siguiente.
_ Amor. Surgió algo y tengo que ausentarme por unos días. - se despidió de su esposa. No quería preocuparla. _ te prometo que regresaré.
_ No me gusta que te vayas. - lo rodeó con sus brazos. _ cada vez que te despides de mí me parece que no volverás.
_ Recuerda que pase lo que pase, siempre estaré para ti, te lo prometo. - la besó con pasión contenida. _ nunca olvides que te amo. - la abrazó de nuevo. No se lo quiso decir, pero presentía que era una despedida, sin embargo, se obligó a pensar positivamente, su padre no tenía forma de haber averiguado la verdad sobre ellos seguro se trataba de otra cosa.
*****
_ ¿ACASO ME LO PENSABAS DECIR ALGÚN DÍA? - se abalanzó sobre él cuando lo tuvo enfrente ya en el rancho.Leo salió de su aturdimiento después del derechazo que su padre le había asestado en la quijada.
_ ¿Qué te pasa? - se puso a la defensiva.
_ ¿QUE ME PASA? - gritó. _ ¿TE ATREVES A PREGUNTARME QUE ME PASA? - lo miró con furia. De inmediato hecho a todos fuera y a él lo condujo hacia su despacho.
_ ¡ME ENGAÑASTE! - lo arrinconó contra la pared al nada más entrar y cerrar la puerta tras de sí. _ ¡TE BURLASTE DE MI! - gritó. _ ¡DE TU PROPIO PADRE!
_ Basta! - se soltó de él. - no quiero pelear contigo.
_ ¿NO? PUES YO SÍ. - gritó. _ ¡DIME QUÉ ES ESTO! - sacó una foto de entre unas carpetas y la aventó sobre el escritorio.
Leo se quedó helado.
_ ¡Dime qué no eres tú, dime qué no es ella! - lo miró con resentimiento. _ ¡DÍMELO! ¡CARAJO! - se apartó de él, para luego enfrentarlo de nuevo. _ me dejaste muriendo de dolor, mientras tú te paseabas con ella, con la única mujer que tenías prohibida. Tenías a todas, podías escoger a cualquiera, menos a ella.
_ ¡Tú me orillaste a hacerlo! - lo enfrentó Leo. _ no tenías porqué entrometerte entre nosotros, ella ni siquiera tenía edad para ti y no te amaba, pero a mí sí y yo a ella, ahora es demasiado tarde, porque ella está conmigo.
Leo sintió el puño de su padre estrellarse en su rostro.
_ ¡NO SABES LO QUE HAS HECHO ESTÚPIDO! - gritó de nuevo. ¿PERO SABES QUE? YA NADA IMPORTA, YA LA PERDÍ UNA VEZ, YA LA LLORÉ, YA LAMENTÉ SU MUERTE, ASÍ QUE AHORA HARÉ LO QUE DEBÍ HABER HECHO DESDE EL PRINCIPIO, AHORA DIME EN DONDE LA TIENES.
_ ¡Jamás te lo diré! ¿no entiendes que la amo?
_ ¡ELLA NO ES PARA TI!
_ ¿Y para ti sí? - Leo sintió otro puño estrellarse de nuevo en su rostro.
_ Jamás pelearía con uno de mis hijos por una mujer, pero por ella sí, no la puedes tener y yo me encargaré de eso.
Leo vio la decisión en el rostro de su padre. La muerte estaba gravada en su dura expresión.
_ ¡No te la entregaré! - dijo firme y menos para que le arrebates la vida.
_ ¡Lo harás! - dijo saliendo para decirle algo a uno de sus hombres.
Momentos después entraron dos trayendo consigo a Óscar.
_ ¿Esto te parece suficiente persuasión? - lo confrontó. _ Es tu protegido o ella.
_ ¿Cómo te atreviste? - gritó, viendo la condición en la que lo habían dejado. _ déjalo en paz, prometiste no volver a meterte con él.
_ ¡Es él o ella! - insistió sin inmutarse.
_ ¡No escogeré, no me obligarás a ello!
_ ¿No? - dijo asintiendo con la cabeza.
Leo miró impotente como uno de sus hombres disparaba sin contemplaciones a la pierna de Óscar.
Miró su rostro contraerse de dolor, pero con su mirada le decía que no se rindiera. El dudó.
_ ¡No la entregaré en tus manos! - se mantuvo firme. Su padre volvió a asentir y el hombre volvió a disparar sobre Oscar que lo miró casi desfallecido. Esos hombres se habían enseñado ya con él, en ese momento supo que había hecho bien en salir de inmediato, porque mientras más tardara él en llegar, más tiempo hubiesen tenido para desquitarse con su amigo, sin embargo, ¿de qué le servía estar presente, si le estaban haciendo daño frente a él y no podía hacer nada al respecto? Su gran dilema ahora era, escoger entre la vida de él o la de ella, y no estaba dispuesto a perder a ninguno de los dos.
_ Peor para tu amigo. - dijo su padre poniéndose al lado de Óscar. _ no importa cuánto te resistas daré con ella, pero este la pagará. - sacó su arma. _ por última vez dime en donde está. - lo miró desafiante.
Leo no contestó miró a Oscar, quien estaba a punto de desfallecer, aun así, logró transmitirle su decisión, daría su vida por él, no tenía por qué doblegarse a los caprichos de su padre. Porqué nunca se lo quitaría de encima.
Óscar le sostuvo la mirada, ya en otra ocasión le había dicho que daría la vida por él y eso estaba haciendo justo ahora. Siempre le decía que todo lo que había logrado hacer y lo que hiciera después de que él lo rescató de la muerte, eran horas extras para él y que se las debía solo a él, así que no temía morir.
_ Tú lo quisiste - escuchó decir a su padre, y como si de una película en cámara lenta se tratara lo miró quitar el seguro a su arma, levantarla, apuntar y antes de poner el dedo en el gatillo y mirarlo. _ ¡esto va por ti! - dijo. Luego apuntó a la cabeza de Oscar y se concentró en disparar. Leo gritó cuando su dedo jalo del gatillo, luego Oscar se desvaneció.
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EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceÉl es un reconocido líder criminal, no por voluntad propia, nació y creció en ese ambiente, un mundo lleno de violencia y maldad, sin embargo, se resiste con todas sus fuerzas a seguir en ese camino, porque en realidad nunca fue su camino. Pero como...