CAPÍTULO 19 REFUGIO

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Federico Torres echaba chispas. Todos eran unos inútiles. ¿Cómo era posible, que después de dar su gran golpe, que después de por fin tener algo con que vencer a uno de sus más odiados enemigos, ahora todo se le desvaneciera entre las manos? El hombre en el que había confiado lo acababa de traicionar y lo peor, se había esfumado con la chica, y sus hombres eran incapaces de dar con él, era como si se lo hubiese tragado la tierra.

No podía creer tanta estupidez. Su principal hombre de confianza Gabriel, era uno de los mejores, nada se le escapaba y ahora, no podía dar con el traidor de Ismael, si habían tenido un enfrentamiento, ¿cómo se le había escapado? O Ismael era demasiado listo o Gabriel era un tonto, o peor aún, estaban juntos en esto y lo estaban traicionando ambos, tendría que vigilar a Gabriel más de cerca, por lo pronto ya tenía a alguien más tras Ismael. Si de algo estaba seguro era de que no saldría vivo de esta, lástima que su hermano estuviera con él, porque de no ser así, hubiese sido la carnada perfecta para hacerlo salir de dónde quiera que se encontrara, ya había perdido a uno, seguro que no quisiera perder al otro.

*****
Daniela miró aterrorizada como ese enorme hombre, que media casi los dos metros de alto, se tensaba, preparándose para el ataque, sin duda alguien se acercaba y estaba por entrar a su escondite, pero justo antes de entrar se escuchó una voz y miró como el hombre suspiraba aliviado y bajaba su arma.

Quien entró era otro hombre, casi tan alto como el primero.

_ Las malas noticias. - dijo el recién llegado. - son que ninguno de nuestros hombres quedó con vida. _ las buenas son que por el momento han dejado de buscarnos, todos se han concentrado en el rancho.

_ Eso no quiere decir que se hayan dado por vencidos. - dijo su captor. _ solo se están concentrando para planear la búsqueda más a fondo.

_ Lo sé. - dijo el otro hombre. _ deberíamos de aprovechar para alejarnos lo más posible.

_ Eso no va a poder ser. - dijo mirando hacia donde estaba el chico. _ René está herido y no me di cuenta hasta que lo vi mal, no me dijo nada. Ahora sería peligroso moverlo.

_ ¿Nos quedaremos aquí? - lo miró interrogante.

_ Yo y mi hermano sí. - dijo. _ tú eres libre de hacer lo que quieras.

_ No me iré. - dijo el hombre. _ tu siempre has estado para mí, enfrentaremos esto juntos. ¿y la chica? - dijo reparando en ella.

_ Ya pensaré que hacer. - la miró con detenimiento.

Daniela se estremeció, quizás estaba pensando en deshacerse de ella, si ahora el también huía, ella sería una carga más, a parte de su hermano y seguro que podía mejor con uno que con dos, no necesitaba ser sabia para saber a quién se llevaría.

La noche cayó, el frío era intenso. Daniela titiritaba de frío, agradeció que horas más temprano el hombre más alto por fin se había acercado a ella y ya no le había parecido tan amenazante.

_ Mi nombre es Ismael. - dijo. _ vamos a pasar un buen tiempo en este lugar. - señaló a su alrededor. _ este es un buen refugio y es lo más seguro que pudiésemos conseguir por aquí. Tenemos algunos víveres y agua para varios días, así que no moriremos, ni de hambre, ni de sed. - le había regalado una media sonrisa.

Luego más tarde le había dado dos mantas una para que se recostara sobre ella y la otra para que se la echara encima. Había sido afortunada, porque Ismael y su compañero no tenían con que cubrirse, entre los dos habían utilizado lo que quedaba para poner cómodo al chico herido y lo cubrieron para que no tuviera frío.

Ella intentó dormir, pero le era imposible, aún con la manta el frío se colaba a sus huesos.

_ Acomódate con René. - escuchó a Ismael decir a Javier su compañero. Luego se estremeció al sentir su presencia muy cerca de ella. Se alarmó al sentir que se acostaba a su lado y estuvo a punto de levantarse de un brinco, pero se contuvo, él no hizo ningún intento de atacarla.

_ Necesitamos conservar el calor. - dijo a sus espaldas. Y no hay otra forma. No puedo encender una fogata, porque nos delataría, así que solo nos queda esto.

Ella no dijo nada, pero no lo rechazó.

_ ¿Me permites abrazarte? - pidió. Te prometo que no me propasaré, y menos te haré daño.

Ella accedió, estaba asustada y él lo percibía.

_ No tienes por qué temer. - dijo tratando de infundirle calma. No soy del tipo que se aprovecha de las mujeres. Esto es solo por supervivencia. Sintió como se relajaba un poco. La verdad nada le hubiera costado quedarse él con su hermano, era lo más lógico, pero, aunque confiaba en su compañero y amigo, no quería sorpresas y menos problemas, siendo él quien estuviera al lado de la chica, estaba cien por ciento seguro de que todo estaría bien con ella, incluso, quizás pudiera conciliar el sueño, aunque fuera por unas cuantas horas. Todos lo necesitaban.

_ ¿Qué sucederá conmigo? - la escuchó preguntar con inseguridad.

_ No me desharé de ti. - si eso es lo que temes. _ estarás con nosotros hasta que lleguemos a algún lugar seguro para que te puedas marchar sin correr peligro.

Ella se quedó callada.

_ Tampoco te abandonaré a tu suerte. Buscaré la forma de que puedas contactar con alguien de tu confianza.

_ ¿Por qué lo haces? - interrogó.

_ Porque no soy un maldito, ni un asesino.

_ Pero estás con ellos. ¿acaso te tienen a la fuerza?

_ Mentiría si te dijera que me forzaron. Es simplemente que no tengo otra opción. Nací y crecí en este ambiente, mi padre trabajaba para mi jefe, cuando murió, él se hizo cargo de mí, yo era un adolescente y tenía a mi cargo a mi madre y a mis dos hermanos más pequeños, con ningún otro trabajo iba a poder con la carga, sobre todo porque yo no quería que mis hermanos siguieran con la vida de mi padre y la mía, así que me propuse darles estudios para que ellos fueran diferentes, pero él destino me jugo mal y mi madre murió, y mi jefe me permitió tenerlos cerca para poder cuidar de ellos, pero al tenerlos cerca, mi otro hermano cayó en la tentación, pronto se involucró en los asuntos de mi jefe, dejó los estudios y el resultado fue que a sus dieciocho años murió. Entonces me concentré en René, lo alejé de mí, lo envié con una tía solterona en la ciudad, pero me las arreglé para estar con él, el mayor tiempo posible, que no era mucho, por cierto, el me visitaba de vez en cuando. Para mala suerte le tocó estar aquí cuando todo esto sucedió y estás son las consecuencias. Yo le debo mucho a mi jefe, y aunque sé que es un hombre miserable y sin escrúpulos, no sería capaz de traicionarlo.

_ Según lo que entendí, fue él quien los atacó y los está buscando.

_ El que nos atacó fue Gabriel, la mano derecha de mi jefe, siempre me ha odiado, porque piensa que pronto él me hará su segundo, y no estaba equivocado, mi jefe acababa de tener una reunión conmigo, diciéndome que estaba muy contento con mi trabajo, que ya estaba cansado de Gabriel y que me daría una sorpresa, fue por eso que él me tendió está trampa, sabe que las cosas entre él y mi jefe ya no están tan bien como parecen y por supuesto tenía que hacer algo. Ahora, mi jefe cree que yo lo traicioné echándole a perder su negocio o lo que tuviera contigo, lo malo es que no entiende razones y no me va a creer, él solo cree en los hechos. Y los hechos le dicen que ataqué a su gente de confianza, que me deshice de mi propia gente y que le robé su botín, y perdón por llamarte así, pero es como él te ve, y luego me escapé.

_ Si lo ves por el lado bueno, ya no estarás sujeto a él, podrás marcharte lejos y empezar de nuevo.

_ No tengo a donde ir, que él no me localice, y lo peor es mi hermano, ahora tampoco el será libre, el no descansará hasta deshacerse de ambos, solo para castigarme a mí.

_ Debe de haber alguna forma. - insistió ella, si salimos de esta buscaremos ayuda.

El ya no dijo nada. A estas alturas dudaba salir de esta bien librado y más dudaba que alguien quisiera ayudarlo.

EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora