Fernando miró como se llevaban a su esposa y a Jorge Elizalde en aquel helicóptero que acababa de llegar.
Tuvo que despedirse de ella y una sensación de vacío lo invadió cuando él helicóptero despegó.
Tanto el médico que venía en la aeronave, como Daniela aseguraron que se recuperaría y eso le daba fuerzas para resistir. Su principal problema había sido la pérdida de sangre y eso tenía solución, en cuanto a Jorge, su pronóstico era reservado.
Por un momento pensó que por fin serían libres, ya no había secretos que guardar, y ya no tenía sentido esconderse más, todo se sabía, pero olvidó que se trataba de los Elizalde, aquellos que no perdonaban una afrenta, y lo peor, si el chico moría, el sería su asesino y Emiliano se iría contra él de nuevo. Y volvía a empezar la pesadilla, pero ahora era peor, porque antes cuando menos sabían que Daniela estaba fuera de peligro por creer Emiliano que era su hija, sin embargo, ahora sería la hija del asesino de su hijo y su venganza seguro se dirigiría especialmente hacia ella y hacia Lucía, porque con eso le causaría más daño a él.
No había sido suficiente haber tenido que aguantarlo durante veintitantos años.
Haber tenido que soportar sus imposiciones y sus desplantes, haber tenido que resistir y no irse en contra de él, cuando delante suyo se atrevía a acercarse a Lucia y poner sus manos sobre ella y acariciar su rostro, porque era a lo más que había llegado, al menos había sido capaz de respetar la promesa que le había hecho a ella, de no volver a obligarla, mientras ella cumpliera su promesa de guardar silencio y crear un hogar ficticio para su hija.
Ahí era donde había entrado él en aquellos años.
Hacía poco que había llegado a trabajar para Emiliano Elizalde, y desde el primer momento en el que vio a Lucia se había enamorado de ella, ella no tardó en corresponderle y pronto iniciaron una relación, la mantuvieron en secreto porque tenían pensado casarse y hasta entonces lo harían público, pero no contaban con lo que se les vino después.Ella trabajaba como cocinera en el rancho de Emiliano. Cuando su esposa murió, ese hombre casi se volvió loco y en su descontrol, atacó a Lucía, él no lo supo hasta mucho tiempo después, cuando le confesó que esperaba un hijo suyo y que Emiliano creía que era de él, recordó que fue una experiencia tan amarga, el saber que sería padre junto con la mujer que amaba y enterarse de que ella había estado siendo abusada casi delante de él y no se había dado cuenta, y claro que miró los cambios en ella, en su actitud, se volvió retraida, reservada, ya no sonreía, pero los atribuyó al reciente fallecimiento de su patrona, y a sus nuevas obligaciones cuidando del hijo de ella, incluso no le pareció extraño que se le pidiera quedarse aún de noche en el rancho. Después de su confesión había estado a punto de cometer una locura, pero se contuvo, ¿que ganaría quitándole la vida a ese bastardo? Solo una terrible venganza y los únicos que pagarían serían, Lucía, su bebé, y él, muerto, así que decidió vivir para proteger a su amor y a su bebé. Ella misma le confesó los planes de Emiliano de casarla con alguien más y fue cuando ideó su plan, convenciendo a uno de sus compañeros de actuar un poco haciendo creer a Emiliano que tenían una relación, después de todo si Emiliano se decidía por su amigo, antes que por él, sabía que Lucía estaría a Salvo, el problema sería, que eligiera a alguien más, por fortuna no fue así, él le permitió escoger y por supuesto, lo eligió a él, lo demás se dio solo.
Una larga vida de fingir delante de Emiliano que se odiaban y delante de la demás gente, que se amaban, para que Emiliano se quedará tranquilo. Una vida de soportar imposiciones e intromisiones en cuanto a la educación de Daniela, y aunque ellos se esforzaron por darle todo lo necesario para su diario vivir, Emiliano siempre contribuyó para darle lo mejor, aquello que sus padres no podían, como el departamento en la ciudad en sus días de universitaria, ellos podían rentar uno más modesto en otra zona, pero él, lo hizo ahí, en donde ella estuviera segura, y claro que él quería lo mejor de lo mejor, pero cada vez, ellos le hacían ver que era inapropiado, porque ellos eran sus padres ante el mundo y no podían explicar de dónde podían darse esos lujos y excentricidades. Así que entendió y le dio todo lo que pudo sin traspasar los límites de lo razonable.
Ahora todo lo que habían soportado y lo que habían construido por tantos años estaba por venirse abajo, su futuro se veía tan incierto como en un principio.
Viviera o no Jorge, Emiliano estaba furioso con ellos y si no les había dado muerte ya, era por todo lo acontecido, pero en cuanto las cosas se calmaran, sabía que se iría, sino contra Lucía, que parecía haberla perdonado, sí contra él y él no quería huir y dejar a sus mujeres solas, pero si se quedaba a afrontar las consecuencias de sus actos, sabía que solo le esperaba la muerte, aun así apostaría por esto último, ¿de que les serviría un esposo y padre ausente? al menos muerto saciaría la sed de venganza de ese hombre y las dejaría a ellas en paz, con suerte todo terminaría ahí, después de todo, ellas no se quedaban solas, ahora tenían a Leo Elizalde, él las defendería.
Miró a la distancia y lo miró a él, Leo no había dejado de moverse, daba órdenes aquí y allá, dirigía a unos y a otros, hablaba por teléfono y hablaba con su padre, quien permanecía sentado esperando ser trasladado a algún centro médico o quizás ser llevado hasta donde estaba su hijo.
En ese momento se escuchó el rugido del motor de otro helicóptero. Un hombre entró y habló con Leo, él se volvió hacia su padre y lo ayudó a ponerse de pie, entre varios hombres lo sacaron.
_ Es hora de irnos. - se acercó Leo a él, después de regresar de llevar a su padre.
_ ¿A dónde vamos? - interrogó. No se imaginaba que sería de él después de ahora.
_ Llevaré a mi padre a recibir atención médica, y a ti con tu esposa y tu hija.
_ Gracias. - fue lo único que atinó a decir, y lo siguió. Si su hija seguía su relación con él sería muy afortunada, él era un buen hombre, y él sería afortunado, ella era una excelente mujer.
Cuando subió al helicóptero, Emiliano permanecía con los ojos cerrados y no se molestó en abrirlos, aunque sabía que él iba en la aeronave, era lo mejor no quería ocasionar un altercado ahí dentro y mucho menos en las alturas.
Leo miró la escena. Esperaba que su padre se portara civilizadamente, porque en ese momento esa era su única opción de viaje, tenían que estar cuánto antes en el hospital, en la ciudad, los informes de la salud de su hermano no eran buenos y quería estar ahí y que su padre estuviera, lo paradójico era, que con ellos llevaban a su asesino.
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EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceÉl es un reconocido líder criminal, no por voluntad propia, nació y creció en ese ambiente, un mundo lleno de violencia y maldad, sin embargo, se resiste con todas sus fuerzas a seguir en ese camino, porque en realidad nunca fue su camino. Pero como...