Leo recordaba a Lucía siempre atenta a lo que le sucediera a él, aún cuando ya no viviera en la casa de su padre, y en especial se las arreglaba para evitar que Anabel su madrastra, le hiciera daño, a ella le debía en gran manera el haber salido ileso de sus garras durante su niñez y alguna que otra vez durante su juventud.
_ ¡Tu no te metas maldita criada! - había escuchado a su madrastra gritar mientras él asustado se escondía detrás de Lucia. _ ¿sabes que si yo quiero puedo poner a Emiliano en tu contra e incluso puedo hacer que te mande matar?
_ No me importa si me manda matar, pero a Leo no le vas a hacer daño mientras yo viva. -
la había escuchado responder._ ¿Crees que te va a creer a ti antes que a mí, que soy su esposa? - la había mirado con desdén y burla.
_ Yo no tengo ningún inconveniente en averiguar a quien le cree. Solo se que si te vuelvo a ver maltratando a Leo o acosandolo, Emiliano lo sabrá.
_ Si por mí fuera lo mataría. - había gritado enfurecida. _ pero quién se lo dirá. ¿él? ¿o tú? - se había burlado de nuevo.
_ No. - había dicho ella con calma. _ no se lo dirá ni él, ni yo, pero sí va a ver y escuchar lo que acabas de decir. Le mostró su celular y reprodujo el vídeo que acaban de tomar con discreción.
Nunca olvidaría la forma en la que cambió el rostro de esa mujer, su rostro pálido y conmocionado no tenían precio. Y lo más importante su actitud hacia él cambió, nunca más lo agredió públicamente y él no fue tan tonto, de quedarse a solas con ella, por ningún motivo.
Así que, ¿cómo olvidar lo que le debía? quizás por eso era que él también cuidaba de su hija, para devolverle en cierta manera lo que ella había hecho por él.
*****
Anabel Elizalde tomó valor y se adentró al territorio de Federico Torres, se la estaba jugando, porque él era el peor enemigo de su esposo y estaba segura de que su propuesta le sería muy útil, pero también se arriesgaba a qué a través de ella quisiera vengarse de Emiliano Elizalde y si se lo proponía bien podía no salir con vida de ese lugar.Cómo supuso apenas había avanzado unos cuantos metros en su camioneta, cuando ya estaba siendo detenida por un grupo de hombres fuertemente armados.
_ Vengo en son de paz. - dijo aparentando calma. _ llévenme con su jefe.
_ Tú no estás para dar órdenes. - vociferó uno de los hombres abriendo la puerta de su lado con brusquedad para sacarla, pero otro hombre lo detuvo de inmediato.
_ ¡Lárgate de aquí! - ordenó con autoridad. _ ¡yo me encargo! Eres la mujer de Emiliano Elizalde. Aseguró más que preguntó.
Ella solo asintió. Lo miró apartarse y hablar por teléfono. Después de unos minutos regresó.
_ Mi Jefe te espera, - dijo. _ pero tendrás que dejar tu camioneta aquí y venir con nosotros. - ella no opuso resistencia bajó de inmediato y se iba a dirigir hacia las camionetas de ellos. _ un momento. - la detuvo. _ primero tendremos que revisarte y también tu bolso.
_ ¡No lo permitiré! - exclamó indignada,
_ De aquí no pasas si no te revisamos. - dijo tajante.
_ Me quejaré con Federico. - dijo como si lo conociera de años y fuera su mejor amigo.
_ Puedes hacer lo que quieras. - la miró con displicencia. _ pero de aquí no pasas. Además. - dijo con burla. _ fue él, quien lo ordenó.
No dijo más y se sometió al manoseo que esos hombres hacían de ella, pero todo valía con tal de que ese hombre la recibiera. Sabía que estando delante de él conseguiría lo que quisiera, usaría todos sus encantos, y si conseguirlo implicaba tener que someterse a sus deseos y caprichos lo haría, después de todo no era feo, ni estaba viejo, cualquier sacrificio con él valía la pena, estaba segura de que incluso lo disfrutaría.
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EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceÉl es un reconocido líder criminal, no por voluntad propia, nació y creció en ese ambiente, un mundo lleno de violencia y maldad, sin embargo, se resiste con todas sus fuerzas a seguir en ese camino, porque en realidad nunca fue su camino. Pero como...