CAPÍTULO 52 RECUERDOS DEL PASADO

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Emiliano estaba perdido, la ira lo cegaba, no concebía lo que esa mujer a la que había amado tanto, lo hubiese traicionado de la peor manera posible. Sí, había empezado mal, si, se había aprovechado de ella, pero llegó a amarla tanto, que se convirtió en una obsesión, tanto, que con ella, a veces se olvidaba de quién era, y hacia concesiones que a nadie más le hacía. Un día le había jurado respetarla y a pesar de que se moría por estar con ella y tenerla como su mujer, le había cumplido, porque desde el momento en el que la casó con Fernando, él mantuvo su palabra, a pesar de que, si le daba la gana, podía romper esa promesa cuando quisiera, porque él no era de ninguna manera un hombre respetable, mucho menos un hombre de palabra.

Y enterarse ahora, de que después de todo lo que hizo en todo esos años por ella y de que se esforzó por no lastimarla, o hacerlo lo menos posible, ella se hubiese burlado de él y lo estuviera dejando como un completo idiota, lo dejaba fuera de sí, tan fuera de sí, que estaba a punto de jalar del gatillo y que de no ser, porque en ese momento irrumpió su hijo Jorge como solo él solía hacerlo, con altanería y prepotencia, ella ya estuviera muerta y lo peor era, que eso lo dejó helado, no podía creer que hubiera estado a punto de arrebatarle de verdad la vida, ¿cómo? si la amaba.

Aterrado bajó su arma para encontrarse con la mirada inquisitiva de su hijo y con el rostro angustiado de aquel maldito que le había arrebatado a la mujer que era suya y que él amaba.

Fernando tenía las manos atadas al frente, y él hubiese disparado en su contra de una vez, pero estaba tan consternado, porque estuvo a nada de quitarle la vida a ella, que por una vez en su vida, le asustó su propia incensatez, su intransigencia, su carácter explosivo y prepotente, incapaz de ver y darse cuenta de los alcances que sus actos irreflexivos podían tener.

_ ¡No te detengas! - dijo Jorge a su padre, desde la puerta. _ después de ella, sigue este traidor. - empujó a Fernando hacia el interior.

Emiliano reaccionó. - la miró a ella y miró a su alrededor, era como si hubiese despertado de un trance, como si hubiera sido otro hombre y ahora volvía a ser él, el hombre que amaba a aquella mujer y que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por ella, aún a dar la vida, cuánto más a dejarla vivir.

_ ¡No la lastimen! - se empezó a alejar de su lado.

_ ¡No puedes dejarla ir! - lo detuvo Jorge con incredulidad, al ver a su padre titubear. _ ¡estos dos merecen un escarmiento. Supe lo que te hicieron!

_ ¡A aquél me lo reservo! - dijo refiriéndose a Fernando. _ pero a ella no la toquen.

_ ¡Te tiene en sus manos! - gritó furioso al ver a su padre doblegado ante ella. _ ¡no puedes ser débil, no puede salirse con la suya!

_ ¡DIJE QUE NO! - gritó.

_ ¡Entonces lo hago yo! - sacó con rapidez su arma. Miró a su padre. Estaba decidido, apuntó dispuesto a disparar.

Esta vez ella aterrada, se cubrió con sus manos. Emiliano no se esperaba esa reacción de su hijo, solo escuchó sus últimas palabras y no pudo hacer nada, porque ya estaba a unos pasos retirado de ella.

_ ¡Luego me lo agradecerás! - dijo Jorge mientras jalaba del gatillo.

Varios gritos se escucharon a la vez, antes de desatarse el caos.

*****
Lucia sintió el impacto, pero no sintió dolor, quizás por la adrenalina que ya fluía por su cuerpo, escuchó gritos e insultos, pero no fue capaz de abrir sus ojos, una pesadez empezó a apoderarse de ella, dentro del cúmulo de voces que se escuchaban, solo dos llegaban claras a ella, ambas cargadas de angustia, la de Emiliano Elizalde diciéndole que no lo dejara y la de su esposo, que se escuchaba a la distancia, gritando desesperado, rogando que lo dejaran acercarse.

Poco a poco prevaleció la de Emiliano y sus sentidos se fueron embotando hasta no ser consciente de, en donde estaba, ni con quién.

Le pareció que regresaba al pasado. A la época en la que Leonor de Elizalde aún estaba con vida, cuando aún luchaba contra su enfermedad y confiaba en ella.

Cuando aquella noche poco antes de morir, le pidió su último favor.

_ Por favor cuida de mi familia
- le había dicho. Emiliano se volverá loco sin mí y mi hijo necesita quien lo cuide y lo ame. Tu eres muy parecida a mí, he visto que eres a la única persona, a la que mi esposo no le grita, y quizás sea a la única, a la que le permita acercarse a mi hijo

Y ella había cumplido su última voluntad, pero ¿a qué precio? Desde antes de su muerte se quedó en la casa, cuidando de ella en sus últimos días y de Leo. Le pareció regresar a esa noche, en la que Emiliano abatido por la pena de estar perdiendo a su esposa, porque los médicos le habían dicho que era cuestión días, quizas de horas, entró a su recámara, había bebido, pero eso no le impidió tomarla a la fuerza, luego su esposa murió y a partir de ahí no la dejó marcharse, la retuvo bajo amenazas de muerte, y la situación se repitió durante varios meses más, de vez en vez la obligaba a estar con él hasta que ella le confesó que estaba embarazada.

Ese hecho lo hizo recapacitar, no por él, que no le importaban los escándalos, si no por su hijo, porque no quería que, aparte de perder a su madre, tuviera que soportar más adelante que lo señalaran por ser el hijo de un abusador, así que llegó a un acuerdo con ella.

_ Te voy a dejar en paz. - le había dicho, pero tú eres mía y no permitiré que estés con nadie más, te vas a casar, será una boda arreglada, tengo tres candidatos, son mis empleados y harán lo que yo les diga. Así que lo único que puedo hacer por ti es dejar que escojas con cuál te casas

Él le había dicho que a dos de ellos no les gustaban las mujeres y que al otro lo tenía tan controlado que haría lo que él dijera y jamás se atrevería a propasarse con ella.

Para su gran sorpresa uno de ellos era Fernando, quien se había enterado de lo que ese hombre planeaba hacer, por boca de ella misma y había dejado correr el rumor de que estaba en una relación con uno de sus compañeros, lo había hecho tan discretamente para que el rumor no trascendiera fuera del rancho, pero sí que llegara a oídos de Emiliano Elizalde, de sobra sabía lo que sucedería. Y así fue, Emiliano arregló todo, pagó mucho dinero para alejar de él a su supuesta pareja y poder concretar su plan de casarlo con ella, cuando ella lo escogió a él.

Pensó que su engaño no duraría mucho, pero pasaron los años y ambos se las ingeniaron para llevar una doble vida, en donde le daban a Emiliano una cara de peleas y odio entre ambos y otra al mundo, comportándose como un matrimonio normal, haciendo creer a Emiliano que solo fingían para que la gente no hablara. El único testigo de su amor real era su hija que dentro de las cuatro paredes de su casa podía ver lo que en realidad ellos eran.

Lo que él nunca supo, fue que, desde que Fernando llegara a trabajar a ese lugar y se vieran por primera vez, se había dado tal conección entre ambos, que fue imposible ignorarse y sobre todo no enamorarse uno del otro, y que antes de que él los obligara a casarse, ellos ya tenían una relación sólida, tan sólida que incluso, ya tenían planes de matrimonio, y que el bebé que ella esperaba había sido concebido, antes de que él la atacara. Por supuesto él no sospechó, porque para él, había nacido antes de tiempo.

Durante veintitantos años lograron mantener su mentira, pero ese día había llegado a su fin y tal y como lo temieron durante todo ese tiempo, también sus vidas llegaban a su fin, su único consuelo era que al parecer su hija quedaba fuera de su venganza y quizás por fin ella y Leo pudieran ser felices. Lo demás ya no importaba, como ya no importaba el dolor y la pesadez que en esos momentos sentía.

EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora