CAPÍTULO 44 ¿CÓMO SE SUPERA ALGO COMO ESO?

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Daniela miró a su esposo, hacía tres días que había regresado, seguían en el rancho de Santiago, por seguridad le había dicho él, pero ella ya estaba desesperada, sabía lo que había sucedido con su padre, su hermano y su madrastra, sabía que él había estado hospitalizado, aun así, lo notaba tan raro, tan distante, tan alejado de ella, ¿su principal pretexto? Su cuerpo se estaba recuperando, y ella lo entendía, pero eso no le impedía que estuviera cerca de ella, que le dijera cuánto la amaba, incluso que pudieran besarse como lo hacían antes de que él partiera.

Ahora parecía huirle, se acostaba tan entrada la noche que le era imposible esperarlo despierta y se levantaba al alba, mucho antes de que ella pudiera abrir los ojos. Todo el día estaba fuera y cuando estaba presente era cuando todos coincidían, ya no la buscaba a solas. Era imposible no darse cuenta de que la estaba evitando.

Leo miraba absorto la majestuosidad del rancho de Santiago, lo que poseía y la naturaleza que lo rodeaba, todo era hermoso y debería provocarle alegría y paz, pero su corazón estaba sombrío, aún se debatía entre, contarle él mismo a Daniela la verdad, o esperar a que su padre pudiera regresar a su rancho y que él y su madre, le hablaran de lo que en realidad sucedía.

Se estaba volviendo loco de ansiedad, no quería mentirle, ni quería hacerla sentir mal, sabía que ese no era el camino, ignorarla, pero ¿qué más podía hacer? No podía estar cerca de ella, porque anhelaba abrazarla y besarla y tenerla junto a él, y estar ahí y no hacerlo, sabía que la lastimaba, porque creía que algo no estaba bien, y acertaba, pero no era lo que ella creía, a pesar de todo, él jamás dejaría de amarla, le era imposible verla como una hermana. Simplemente no podía, y era una tortura para ambos.

_ Leo. - escuchó su dulce voz a sus espaldas.

_ ¿Qué haces aquí? - fue lo único que se le ocurrió decir. De inmediato se arrepintió. Su tono hosco provocó que sus hermosos ojos se humedecieran al instante.

_ Disculpa la interrupción. - dijo. _ es simplemente que deseaba estar un rato contigo. Pensé que estarías ocupado, pero veo que no.

El no pudo negarlo, no estaba haciendo nada, más que perderse en sus cavilaciones.

_ Me tomé un momento para descansar. - dijo y no mentía, se mataba trabajando para evadirse de su realidad, por fortuna ahí sobraba el trabajo.

_ Leo, ¿qué sucede? - se acercó a él.

Él sintió su mano sobre su espalda y se tensó de inmediato. Ella lo notó y se apartó.

Un gran sentimiento se apoderó de ella, él no hizo el intento por retenerla, entonces dio la media vuelta para regresarse, no estaría en donde no era bienvenida.

_ ¡Espera! - la detuvo tomándola por la muñeca. Luego sintió el calor de su abrazo.

_ ¡Perdóname! - dijo consternado. ¿qué estaba haciendo? Tenía que decírselo, dolería, pero al menos ella sabría el porqué de su actuar, y no estaría imaginándose miles de posibilidades que lo único que hacían era lastimarla. _ No ha sido mi intención lastimarte. - limpió sus lágrimas con ternura. Luego sin pensarlo, besó su rostro. Ella de inmediato buscó sus labios, pero él se apartó. _ ¡maldición! - exclamó con frustración, aprisionándola en un fuerte abrazo. _ No puedo... lo siento... No podré volver a expresarte mi amor. - dijo ante el desconcierto de ella.

_ No... Entiendo...

_ Te lo explicaré, pero antes quiero que tengas claro que, a pesar de todo, te amo y eso nunca cambiará.

_ Me estás asustando. - dijo mirándolo a los ojos. _ si me amas ¿por qué no puedes demostrármelo? ¿es tu padre de nuevo? ¿te está amenazando? - se abrazó a él. _ quiero que sepas que no le tengo miedo y que estoy dispuesta a todo por nuestro amor, ya no podría vivir sin ti.

_ Tendrás que hacerlo. -dijo serio. Tu y yo no volveremos a estar juntos. Esta tarde te llevaré de vuelta con tu madre y yo me iré lejos.

_ No entiendo. - volvió a repetir. _ nos amamos, podemos enfrentar lo que venga, tu padre no puede vencer nuestro amor

_ Ya lo hizo. - dijo con tristeza. _ no solo mi padre, también tú madre.

_ Vámonos a dónde sea. - suplicó, sé que ambos se oponen, pero mientras tú y yo estemos juntos, nadie nos detendrá.

_ Ya no es posible. - dijo él. - acariciando su rostro.

_ No iré con mi madre. - se reveló. Empiezo a creer que eres tú, quien no quiere, si es eso solo dímelo y no pongas pretextos, lo entenderé. Soy más fuerte de lo que parezco y créeme si hay que luchar, lucharé, pero no puedo hacerlo si eres tú el que no quiere.

_ ¡No soy yo, te lo juro! Yo daría mi vida por ti, por nuestro amor, por nuestro futuro y no me importaría luchar contra tu madre o contra mi padre, con medio mundo si tú quieres, pero esto va más allá y no sé cómo decírtelo.

_ ¡Si me vas a lastimar, dímelo! - pidió.

_ No quiero lastimarte. - la volvió a abrazar. Ella se asustó cuando lo sintió estremecerse, estaba llorando y se alarmó. Él no era de los hombres que se doblegaba ante nada, ni siquiera ante la muerte, entonces supo que de verdad se separarían, que de verdad la dejaría y que no había nada que lo detuviera.

_ Tu padre no es Dios. Podremos contra él, nuestro amor es más fuerte.

_ Esto va más allá de mi padre, aún más allá de nuestro amor. Resulta que...  él es tu padre también.

Ella lo miró sin poder comprender.

_ Somos hermanos. - dijo. _ aunque no por madre, pero sí por él. _ ¿lo comprendes? - tomó su rostro entre sus manos

_ ¡No! - se soltó de su agarre. _ no es verdad, él te está engañando. Siempre se ha interesado en mí, solo quiere separarnos.

_ ¡Si! - dijo él. _ siempre se ha interesado en ti, pero no de la forma en que todos creímos, era porque eres su hija.

_ ¡No! - volvió a decir. _ ¡no es verdad! ¡no lo acepto! - se volvió hacia él con el rostro descompuesto. _ siempre pensé mal de él, pensé que me quería de otra forma y siempre desee oírlo decir que no era así, pero ahora... si es este el precio, preferiría que dijera que se interesa en mi como mujer, porque sin importar cuánto el me amara o me deseara, yo podría tener una oportunidad contigo. - sus lágrimas surcaban por sus mejillas, enmarcadas entre las manos fuertes de él. _ ¡pero así...! - no pudo seguir, el llanto ahogó sus palabras.

_ Sé cómo te sientes. - la acunó una vez más entre sus brazos. Pegó su rostro al de ella y sus lágrimas se mezclaron, hubiese buscado sus labios, pero ahora le estaba prohibido. _ lo superaremos. - susurró sin creerlo realmente. ¿cómo se superaba algo como eso?

EL AMOR PROHIBIDO DE ESE HOMBRE QUE ME MIRA//No.1️⃣3️⃣Serie:HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora