CAPÍTULO 10

1.4K 153 0
                                    

POV DIANE

Cuando bajamos a la cocina, nos encontramos a las dos hermanas esperando. Maxine estaba tecleando en su móvil y Alexandra estaba llamando por teléfono a alguien. Vi como solo había tres sillas, y al ver mi reacción, Selene se acercó a mí.

–Tú comes conmigo. –susurró poniéndose en su sitio y con una seña me dijo que me acercase. Así lo hice. Cuando estuve en frente de ella, me agarró de los muslos tirando hacia ella, cayendo en su regazo a horcajadas. Me tensé. –Tranquila, te acostumbrarás.

Un hombre trajeado apareció con tres platos llenos de sopa, dejándolo en los respectivos sitios donde estaban sentados. Me sentí incómoda al estar en esta postura con la mirada del hombre sobre mí. Me removí en mi lugar.

Selene empezó a comer, junto a Maxine. El olor era exquisito y sentí como mi estómago se removía de hambre. 

Ya no recordaba cual fue la última vez que ingerí algo.

–¿Quieres un poco? –dijo Selene con la cuchara a centímetros de su boca. Asentí. –Pídelo.

–Por favor... —dije en un hilo de voz. Cuanto antes acabase antes comería y antes podría dormir.

–¿Por favor qué?

Esto era realmente humillante.

–¿Puedo comer un poco de sopa? –Selene asintió y pasó la cuchara por mis labios.

Sé comer sola ni que fuese un bebé, maldita sea.

Así estuve hasta que el plato estaba por la mitad. Alexandra descolgó el teléfono y soltó un suspiro de irritación.

–¿Quién era? –preguntó su hermana mayor.

–Uno de nuestros socios, Niklair. Al parecer está enfadado porque no le diste una parte razonable sobre el mercado de armas.

Su cuerpo entero se tensó de furia debajo del mío.

–Y una mierda. –replicó con fuerza, causando que se le marcaba la vena el cuello.

Esto no podría ser para nada bueno.

–Le di el diez por ciento de las ganancias en dólares, en vez de en pesos. Lo que multiplica por ocho su valor.

–Al parecer alguien está muy cómoda. –dijo Alexandra cambiando de tema, posando su mirada en mí.

–No es tan cómodo como parece. –refunfuñé intentando levantarme, consiguiendo solo una mirada amenazante por parte de Selene y un pinchazo en mis costillas.

La cena transcurrió medianamente normal. Las hermanas hablaban en Ailití. Supongo que para que no las pudiese entender. Mientras que Maxine, se encontraba jugando con el tenedor de manera aburrida, entonces entendí que las hermanas hablaban de negocios y ella no podía participar, por lo que se aburría. 

¿Nadie era capaz de preguntarle sobre el día a día de la más pequeña?

Quise hacerlo yo, pero sabía que si hablaba Selene podía tomárselo a buenas por intentar socializar con su hermana pequeña o enfadarse por interrumpir su conversación. Decidí no intervenir. Era la primera cena y aún no sabía el comportamiento de las hermanas.

Así que me sumí en una burbuja de pensamientos, en donde organizaba mis probabilidades de salir de este lugar o cómo comunicarme con alguien de la central. Pero tenía clara una cosa: tenía que ser rápida y no dar ningún paso en falso. 

–¿Diana me estás escuchando? –replicó la voz de Selene.

–Eh... No... perdón ¿Qué decías?

–Maxine tiene un trabajo que hacer para la escuela, y le he dicho que la ayudarías. ¿No es así? –dijo con tono amenazante y pellizcándome la cintura por debajo de la mesa.

–C-claro. Cuando quieras empezamos. –dije tratando de ser educada delante de las hermanas y que no se notase mi quejido de dolor por culpa del pellizco. 

Por su parte, Maxine me miró con alivio al ver que recibía ayuda.

Entrecerré mis ojos. 

Hace un momento Maxine me quería fuera de la mansión y ahora me dedicaba pequeña sonrisa, dándome a entender que se movía por sus propios intereses.

Tal vez eso me sea útil.

La cena terminó y todas nos fuimos a las habitaciones. Ahí fue que me di cuenta que mi habitación estaba al lado que la de Selene.

Genial.  

NOTA: 

No estoy de acuerdo con las prácticas que aparecen en este capítulo, es ficción y debe tomarse como tal.

TATUAJES DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora