CAPÍTULO 29

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POV DIANE

Me tumbé en la cama disfrutando del contacto de la mullida superficie contra mi espalda. Parecía que había pasado siglos desde la última vez que me había tumbado en una cama.

No me di cuenta de que me había dormido hasta que al acomodarme mejor en la cama, sentí algo en mi cabeza. Levanté mi almohada y vi un sobre.

Fruncí el ceño.

Abrí la carta y la leí. Mi respiración se agitó, mis manos empezaron a temblar.

Estaba en shock.

Clínica de fertilización para Diana Ivanov doce a.m.

Me tapé la boca con mis manos, evitando que mis sollozos se escapasen de mi boca. Esto no podía estar pasándome. No a mí.

¿Qué había hecho para merecerme esto?

Estaban violando mis derechos sobre mi propio cuerpo y no podía hacer nada para impedirlo. Me sentía completamente inútil.

De repente mi tristeza e impotencia fueron sustituidas por una nueva sensación: el enojo. La furia.

Venganza.

<<¿Ya puedo romperle las costillas a Selene?>>.

Abrí la puerta, con la carta arrugada en mis manos. La furia se notaba en mis pasos y en mis golpes contra las puertas.

–¡¿SELENE?! –chillé buscándola.

Lo estaba viendo todo rojo.

Oí risas femeninas en la entrada. Al parecer habían salido. Me dirigí a la entrada con paso decidido y pisando con fuerza el suelo. Alexandra y Selene dejaron de hablar para mostrar su atención en mí.

–¿Se puede saber que es este jaleo, Diana? Vas a despertar a Max y mañana tiene que ir a clase. –replicó con los brazos cruzados y una ceja alzada.

–¡¿Qué es esto?! –repliqué con el mismo tono de voz que ella y con fuego saliendo de mi garganta por la ira contenida de tanto tiempo, ignorando su pregunta.

–Te dije que te recompensaría por lo de mi tío. Es tu sorpresa.

–¡¿Mi sorpresa?! –reí sin ganas. –Dirás mi pesadilla.

–¿No acababas de decir que quería ese hijo igual que tú? –cuestionó Alexandra, confundida, al igual que yo.

Miré a Selene incrédula por lo que había dicho su hermana.

–¿Eso es lo que le has dicho? –dije acercándome a ellas. –¡¿Eso es lo que te  has dicho?! ¿Qué quería un hijo?

–Dijiste que...

–Sé muy bien lo que dije Selene. –la corté –Te dije que en un futuro lejano tendría hijos, no en tres semanas y mucho menos contigo.

Hubo un silencio en el ambiente bastante tenso en el que no aparté los ojos de Selene, quien miraba al suelo. Cuando por fin despegó sus ojos de los cuadros blancos y negros del suelo, me miró y con sus ojos neutros y voz fría y calculadora dijo:

–Aún si quisiera no podría cambiarla. Esa fecha lleva puesta mucho más tiempo del que tú llevas aquí. –dijo, estremeciéndome por completo. –Bastante lo he pospuesto y necesitamos un heredero para que herede el imperio...

–Me importa entre cero y nada tú estúpida secta de asesinos, si tanto deseas tener un hijo, acuéstate con el primero que se te cruce en la calle, pero déjame a mí en paz. –dije agarrándola del cuello, haciendo toda la presión que podía ejercer.

Iba a matarla.

Aunque fuese lo último que haga.

Alexandra actúo casi al instante, inmovilizándome y tirando de mí hacia atrás, dejando un espacio entre Selene y yo.

–¡SUÉLTAME! –espeté, moviéndome entre los brazos de Alexandra me tenía inmovilizada de cintura para arriba. Vi a Selene con una sonrisa arrogante en su rostro y esa fue la gota que colmó mi vaso.

Di un salto, aún en los brazos de la rubia y pegué, con todas mis fuerzas, una patada en dirección a las costillas de Selene. Pareció que surtió efecto, ya que Alexandra no fue la única que retrocedió, sino que  Selene también lo hizo, emitiendo un quejido de dolor. Al ver que Alexandra había aminorado su agarre, aproveché para soltarme y mi puño se estampó en la cara de Selene borrándola la sonrisa arrogante de su cara. Se llevó la mano a la nariz, comprobando que, efectivamente, estaba goteando de sangre.

<< ¡Más fuerte! Que sepa lo que es meterse con un Dorian >>. chilló eufórica mi conciencia.

–Eso no va a ser nada en comparación con lo que voy a hacerte, puede que me hagas sufrir hasta el mismísimo infierno a partir de ahora, pero me aseguraré de que tú vengas conmigo. –prometí apretando el lugar exacto para acabar con la vida de alguien. –Pienso arruinarte la vida, al igual que tú hiciste con la mía, verdammte Schlampe.

Noté un golpe seco y certero en mi sien y todo se volvió negro.

TATUAJES DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora