CAPÍTULO 16

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POV DIANE 

—Nada. –dijo Max secándose las lágrimas, lista para recoger sus cosas y marcharse a la habitación cuando Alexandra apareció en nuestro campo de visión.

–¿Qué está pasando aquí? –preguntó, desconcertada, Alexandra.

No hubo respuesta.

–Diane. –La voz de Selene sonó a advertencia, pero sobre todo furia. Su ceja enarcada y sus brazos cruzados me decía que esperaba a una explicación. Al ver que no dije nada, agregó. –Por qué no nos cuentas que estaba pasando.

–Yo... –dije buscando ayuda en Max lo cual ella me negó con la cabeza implorándome con la mirada que no dijera nada. –N-nada... –dije ganándome una mala mirada por parte de ambas. 

Alexandra no muy convencida se acercó a su hermana menor y con una gran sonrisa le limpió las lágrimas de sus ojos. Por mi parte, me quedé estática en mi lugar esperando a que algo ocurriera.

–Marchaos. –ordenó Selene.

Eso no me lo esperaba.

Alexandra y Max salieron de la habitación y cuando pasé por el umbral de la puerta, Selene me impidió el paso apoyando su mano en el marco.

–Tú no. —ordenó. Desde a esta distancia podía ver las chispas llenas de rabia que emanaba de sus ojos.

<<Demasiado bueno para ser verdad>>.

Me quedé quieta sintiendo verdadero pánico cuando estampó mi cuerpo en la pared más cercana agarrándome del cuello con fuerza.

–Te juro que como le hayas hecho algo a mi hermana las pagarás muy caro. –amenazó afianzando su agarre con más fuerza.

–Yo... no... –intentaba decir algo, pero las palabras se me quedaban atascadas en la boca. –N-no es lo que parece...

–No me jodas Diana ¿Me estás diciendo que tú no has hecho que mi hermana llorase? ¡¿Me tomas por idiota?! –su agarre se intensificó y su furia incrementaba en su mirada, si es que eso pudiese darse. –ahora mismo me vas a decir que le has hecho a mi hermana si no quieres que te descuartice y lleve tus restos al buzón de tu padre.

Me hervía la sangre. Esa mujer era el mismísimo diablo y juro que se las pagaría de una manera u otra. Mis pensamientos, llenos de ira, fueron reemplazados por la impotencia, al ver que el aire no regresaba a mis pulmones.

Así que con toda la rabia e impotencia mezclada en un torrente lleno de emociones miré a los ojos color avellana que tenía delante.

–¿C-cómo... pretendes que... te... lo explique... si me estas ahogando...? —repliqué en un hilo de voz y segura al mismo tiempo. La mandíbula de Selene se tensó y por un momento pensé que me mataría. 

Estaba colmando su paciencia.

<<En nuestra defensa ella está acabando con nuestro oxígeno >>.

Mis ojos luchaban en una guerra interna con mi cerebro para que no se cerrasen. No aguantaría por mucho más.

Al parecer Selene también lo había notado ya que el agarre se detuvo y con él mi estabilidad que, sino hubiese sido por el agarre de Selene en mis brazos ya estaría de bruces contra el suelo. Di una gran bocanada de aire llenando de oxígeno mis pulmones.

–Habla antes de que cambie de opinión. –ordenó con su típico tono frío.

¿Por favor?

–Estábamos haciendo los deberes. Cuando en historia le han pedido el árbol genealógico de su familia. Me pidió que si lo podía hacer de mi familia y...

—Se te ocurrió la magnífica idea de decirle que tu madre había fallecido para que sintiera que teníais algo en común y sacarle información a costa de su dolor.

Estaba sorprendida. En primer lugar, porque supiese sobre la muerte de mí madre, y lo segundo porque pensase que usaría eso como excusa para engatusar a su hermana.

Me reí sin humor.

–Yo no soy como tú. Jamás usaría el dolor de un niño para mi causa.

–¿Crees que disfruto con dolor de los niños Diana? –preguntó, agachándose a mi altura. Soy alguien de estatura baja y Selene podría estar perfectamente en el metro setenta y cinco más los diez centímetros de tacón que usaba, su figura era realmente imponente.

–No me extrañaría nada. –dije mirando directamente a los ojos de Selene. Los cuales me miraban con furia.

–Cuida tus palabras, Diana. –amenazó acercando sus labios peligrosamente a mi oreja. –Sabes mi nombre, no mi historia. Aún no has visto el monstruo que llevo encima y te aseguro que no quieres verlo, pero como le hagas algo a mi hermana, juro que ni la imaginación del diablo será capaz de predecir la larga y tortuosa vida que te esperaría bajo mi tutela.

TATUAJES DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora