CAPÍTULO 33

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POV DIANE

La mañana siguiente, me había despertado de muy mal humor, ya que mi alarma no fue el reloj de la mesilla de noche de Selene, sino que fueron las náuseas.

Aún seguía enfadada con Selene así que le dije que se fuera. Al parecer no me hizo mucho caso, ya que cuando salí ella estaba sentada en la cama, esperándome. No tenía ganas de verla, ni que me viese en este estado de vulnerabilidad.

Si quería jugar yo también lo haría.

No desayuné, ya que los vómitos me quitaron el apetito y me fui al salón a hacer lo único que se podía hacer en esta maldita casa. Leer.

Selene se sentó en la mesa con unos papeles y se dispuso a hacer lo que tenía que hacer con ellos, mientras que yo leía. Algunas veces, pude divisar como Selene me observaba de reojo desde su escritorio y fingía estar mirando papeles y digo fingía, ya que no había movido ningún documento en toda la mañana.

Por mi parte también era así, ya que me dedicaba a pasar de página de vez en cuando, aunque mi único propósito era ver lo que hacía mi acompañante. Llevábamos toda la mañana en este juego, evitando la mirada de la otra, fingiendo estar en otra cosa, pero cuando pensábamos que la otra estaba en lo suyo volvíamos a mirar, cruzándonos de por medio.

Selene corrió la silla hasta mi lado y de reojo pude ver cómo me analizaba con el ceño fruncido.

<<Esto es muy incómodo>>.

–¿No tienes trabajo? –inquirí tajante, esperando a que volviese con lo suyo y que no se notase mi incomodidad al tenerla tan cerca.

–Ni te lo imaginas. –dijo pellizcándose el puente de la nariz y revolviéndose el pelo.

Tragué seco.

Hormonas relax.

–Pero no puedo concentrarme si tengo a cierta señorita sentada a mi lado luciendo tan sexy cuando está enfadada. –agregó.

–Ya te dije que no estoy enfadada. –mentí pasando de página.

Era obvio que seguía enfadada y Selene lo sabía. Me miró sabiendo que mentía y resopló de frustración. Era adorable verla tan preocupada por arreglar las cosas, pero eso no haría que se lo pusiese fácil. No más.

Espera, ¿desde cuándo usaba la palabra adorable para describir a Selene?

<<Te parece adorable porque está poniendo pucheros y ojos de corderito>>.

–Puedo irme, si quieres. –dije cerrando el libro, dispuesta a irme.

–No quiero que te vayas. Quiero que me perdones.

Dijo volviendo a darme una mirada con ojos de corderito y en sus ojeras se podía ver su cansancio e impotencia. Suspiré. Vencida.

–Haberlo pensado antes de secuestrarme, matarme de hambre durante dos semanas y violar mis derechos sobre mi propio cuerpo. –dije.

–No podía retrasarlo más.

–Pudiste habérmelo preguntado.

–Hubieses dicho que no.

–Al menos sabrías mi opinión. –respondí cortante.

No estaba de humor para absolutamente nada y mucho menos para peleas que no llegaban a ninguna parte.

Así que decidí levantarme en busca de salir de allí. Un lugar lleno de excusas baratas.

Estaba cruzando por la puerta cuando la voz de Selene me detuvo.

–Sé –hizo una breve pausa, como si buscase las palabras adecuadas. –sé que he hecho un montón de cosas imperdonables y que tu enfado es justificable, pero no tenía elección. Mi tío no piensa heredarme nada si no tengo un heredero varón y realmente necesito su apoyo para realizar mi plan...

–¿Y tenías que arruinar mi vida para saciar tu hambre de poder? –sollocé, no aguantaba más las lágrimas.

Malditas hormonas del embarazo.

<<Esto con nuestras hormonas normales no pasaba>>.

–Diane, yo no quería empezar así. –afirmó, aunque se me asemejó más a una súplica que a una afirmación.

–¿Y cómo querías empezar, eh? ¿Invitándome al baile de graduación o el de fin de curso? –ironicé cruzándome de brazos.

Selene tragó en seco para posar la vista en el suelo.

– Pensé en invitarte a u trago en el Last Day on Earth, charlar, bailar y luego acompañarte a casa. Al día siguiente, pasarme por tu casa y llevarte hasta Nueva York, concretamente Central Park , tomarnos un perrito caliente y darnos el primer beso viendo el atardecer y a partir de ahí empezar a salir, —soltó y eso sí que no me lo esperaba. —pero capturaste a una de mis espías y mi plan necesitaba un tiempo del que no disponía y actué por impulso. 

Mi garganta se secó de repente, no sabía qué decir.

–Aunque aún me queda la posibilidad de regalarte unas vacaciones en una playa caribeña. –murmuró mirando sus manos y no supe si lo decía en broma o en serio. Dio los últimos pasos que quedaban entre nosotras. No me moví. Mi cuerpo entero estaba helado.

–Me importas, mi Sladkaya Diana. –cogió mi nuca con una mano y pegó su frente contra la mía. –Más de lo que debería y pienso demostrártelo.     

TATUAJES DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora